“Esa es la política colombiana”

Habiendo culminado el proceso electoral regional, cabe felicitar a los ganadores y desearles mucho éxito en sus respectivas actividades.

La verdad es que en la mayoría de los departamentos y municipios del país, incluida la capital de la República, los nuevos gobernantes y los representantes del pueblo, tienen una tarea difícil en diferentes campos y por distintos motivos, y en el momento de su posesión asumirán enormes compromisos. Sus electores, sus opositores y partidarios, los órganos de control, las veedurías ciudadanas, las redes sociales y los medios de comunicación estarán pendientes de lo que ocurra; de lo que hagan; de lo que dejen de hacer; de sus promesas de campaña -para ver en qué medida las cumplen-, y hasta de sus comportamientos públicos y privados.

Hoy, tras las elecciones, todo es alegría en las toldas de los triunfadores, e imaginamos que hay tristeza, análisis y cavilaciones en los comandos de las campañas derrotadas. Pero los primeros están obligados a pensar qué van a hacer y a planificar con cuidado cuáles serán los principales y más urgentes asuntos a cargo de la administración y de los cuerpos colegiados. Los segundos tienen que examinar las causas por las cuales no contaron con el apoyo popular, y deben plantear las estrategias políticas del inmediato futuro, con miras a recobrar la confianza de quienes no sufragaron por ellos.

Sin ser aguafiestas, la dicha pasa pronto. Porque vienen los afanes propios de sus funciones, y las exigencias a las que serán sometidos, inclusive con crueldad y sin darles tiempo. Casi desde el primer día de ejercicio de los cargos -o incluso desde antes- viene la vigilancia, la verificación, y lo más grave para el interés público: las muchas facturas que les pasarán quienes de una u otra forma les ayudaron a ser elegidos, o las de quienes dicen haber votado por ellos, aunque no lo hayan hecho. Supongo que ya se iniciaron colas y romerías en casas y oficinas; las llamadas a los teléfonos fijos y a los celulares, con el pretexto de felicitar al gran líder o a la valiente mujer que lograron vencer a sus contrincantes, pero -eso sí- con la cuenta de lo que cada uno estima que se le adeuda. Esa es la política colombiana. Saludos con facturas.

Ojalá esos pagos no se hagan mediante la corrupción, el saqueo al tesoro público, los contratos indebidos o los nombramientos inmerecidos. Estamos atentos.

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