Esquina azul

Y así pasan las cosas

¿Por qué negociamos con los terroristas? Porque no pudimos vencerlos. A pesar de que el camino de la victoria había sido trazado por Pastrana y Uribe, después de más de 80 años de violencia primó la cultura del diálogo con el terror. Respetable, sí, pero no obstante que mi generación así lo heredó de unas más viejas, cobardes, incoherentes y pusilánimes, nunca estuve de acuerdo con ella.

¿Qué sucedió? Que un poco más de la mitad de la sociedad eligió a un gobierno que en nombre del Estado pero en representación de tan sólo la mitad de la nación, refundó la patria porque para eso están las Constituciones Políticas, para fundar o refundar Estados.

¿Cómo lo hicieron? Instalaron la mesa de negociación sobre las siguientes bases: 1. Igualdad política y jurídica entre las partes, esto es, sin vencedores ni vencidos; 2. Las Farc dejaban las armas a contraprestación de una sustitución Constitucional que incluyera:

a. Sustitución de la Carta Política de 1991 mediante la añadidura, vía “acuerdo especial internacional” y “como bloque de constitucionalidad” de todos los acuerdos de la Habana, los cuales, -por ostentar esa naturaleza-, se tornan inmodificables, pétreos y jerárquicamente superiores. (ver art. 4 AL)

b. Sustitución del poder constituyente primario o soberano por los plenipotenciarios de La Habana quienes sin legitimidad para el efecto y sin siquiera una asamblea constituyente reformaron la Constitución del 91 con la complicidad del Congreso Nacional.

c. Desconocimiento del ordenamiento jurídico occidental y democrático que supone la tridivisión de poderes mediante la delegación de las funciones legislativas y constitucionales a un “Congresito” y por el camino de una ley habilitante al Presidente del ejecutivo, esto es, desconociendo lo que con tanto celo se había avanzado con el texto del 91.

d. Creación de una justicia paralela denominada justicia especial para la Paz y justicia especial agraria que recibirán, según informes de la Fiscalía General de la Nación, más de 150 mil casos para investigar y juzgar a militares y civiles. No sobra advertir que esos tribunales son conformados por el Gobierno y las FARC excluyendo a la oposición quien representa a más del 48% de los habitantes según las últimas elecciones presidenciales.

e. Creación de un nuevo sistema electoral, en donde los ex terroristas tengan la posibilidad de ser elegidos mediante el voto popular y otra serie de garantías aún por develar como las jurisdicciones especiales.

f. Imposibilidad de emprender negociaciones con otros criminales como las bacrim o el Eln aun cuando a ellos tampoco los hemos podido vencer, lo que garantizará la continuidad del conflicto armado, si es que alguna vez lo hubo.

Total, creo que como sociedad debíamos haber pagado un costo por no poder vencer las fauces del terror, sin embargo, creo que el precio que pagamos fue demasiado alto. ¡Aún nos queda la instancia del plebiscito!

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar