¡ESTO ES LO QUE HAY!

Ni El Ser y la Nada, de Sartre, ni Ser y Tiempo, de Heidegger, ni To Be or not To Be, de Shakespeare, ni Sangre, sudor y lágrimas, de Churchill, ni “Si la naturaleza se opone, etc.,” del convidado de piedra: la frase que describe ontológica, metafísica, antropológica, mística, teológica, sociológica, gnoseológicamente a Venezuela la pronunció Izarrita, el burlador de los muertos: “¡Esto es lo que hay!”.

La grandeza de las naciones se mide por las frases célebres con las que sus líderes pasaron a la posteridad: “El Estado soy yo”, dijo Luis XIV cortando por lo sano. Tanta razón tenía, que su sucesor inmediato, ya desprovisto de la escalofriante y grandilocuente majestad del antecesor y al borde de pasar a la historia como un estorbo insignificante diría “después de mí, el diluvio”, con lo cual definió para siempre la actitud existencial de los monarcas, quienes carcomidos por la mezquindad de sus intereses estrictamente sanguíneos identifican el bienestar de sus naciones con sus humores y la trascendencia de sus ejecutorias con la supervivencia de sus genes. Traducido al venezolano cabe imaginarse al Hugo Chávez agónico aprisionado en el lobby del infierno sanitario castrista diciendo: “pueden darle el país al taradete que me acompaña, que su suerte me sabe a ñoña”. Refiriéndose tanto al país, que efectivamente le valía madre, como al pobre infeliz que se le adosara como una lapa a la roca o, mucho mejor dicho, la carcoma a una proa en estado de pudrición.

“De aquí a la eternidad” pudo haber dicho Napoleón en Giza, anticipándose al título de un famoso filme hollywoodense, pero más inteligente al fin que el par de monarcas que ya pacían en el estercolero de la historia, asumió la postura del semi dios ante la eternidad, encajando su mano derecha en la abotonadura de su guerrera y exclamó, con una pose que pasaría a la historia de los manicomios de Occidente: desde estas pirámides cinco mil años os contemplan. Hitler no dijo nada parecido, pero aseguró que estaba escribiendo la historia del tercer reino germánico, que duraría hasta que otro chiflado dijese desde las ruinas del bunker del Tiergarten: “desde aquí dos mil años os contemplan.”

La frase de Lenin que pasó a la historia fue simple y llana: “Todo el poder a los soviets”. Lo dijo bajándose del tren en abril de 1917 y enfilándose al Smolny, palacio real al que llegó en Octubre decidido a no dejar hueso zarista sano. Churchill superó a todos sus predecesores, ofreciendo “sacrificios, sangre, sudor y lágrimas”. Tanto impactó al planeta, que hasta un grupo de rock plagiaría su maravillosa sentencia para darle nombre a su tinglado: “Blood, Sweat and Tears”.

Me extraña que ningún conjunto de rock chavista auspiciado por Fito Páez, los hermanos Primera, Silvio Rodríguez o cualquier otro fan del comandante Hugo Chávez haya tenido la idea de plagiar la frase célebre con que el teniente coronel de paracaidistas venezolano pasara a la modesta historia de esta república petrobananera – otro nombre de campanillas para un conjunto de salsa o merengue: “República Petrobananera” – y se bautizaran con el “Por Ahora”, el colmo del numen que le permitió su astuta ocurrencia la mañana de un aciago 4 de febrero, día en que se destapó la cloaca de Pandora. Sin olvidar que el perfecto nombre para un conjunto venezolano de reggaetón sería precisamente este último; “La cloaca de Pandora”.

Pero el colmo de la excelencia en escoger una sentencia para la posteridad que marcara a sangre y fuego la historia de la revolución bolivariana se le ocurrió al más destacados de los ministros de información del régimen, nuestro Goebbels tropical, quien a la enojosa pregunta del actual mandatario por la miserable concentración montada por aquel para que hablara un desvencijado candidato a la reelección presidencial, que ya se bamboleaba al borde de la muerte, le respondió claro y raspao: “Esto es lo que hay”.

Ni El Ser y la Nada, de Sartre, ni Ser y Tiempo, de Heidegger, ni To Be or not To Be, de Hamlet, ni Sangre, sudor y lágrimas, de Churchill, ni “Si la naturaleza se opone, etc.” del convidado de pìedra: la frase que describe ontológica, metafísica, antropológica, gnoseológicamente a Venezuela la pronunció Izarrita, el burlador de los muertos: “Esto es lo que hay”.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar