EXPECTATIVA Y GRATITUD

Cuando nos piden opinión sobre el segundo mandato del presidente colombiano Juan Manuel Santos, decimos que mantenemos una expectativa vigilante. Su labor en el primer período no fue del todo satisfactoria. En ocasiones apreciamos las relaciones con Nicolás Maduro y Venezuela en general, dentro de un marco de enorme hipocresía. Los problemas crecientes se bordean, pero no hay políticas conjuntas, ni siquiera unilaterales, para enfrentarlos con ánimo de solución definitiva.

La solidaridad del gobierno venezolano con las FARC se corresponde con una política abierta, sin esquinces, proclamada por Hugo Chávez desde el inicio de su mandato en 1999. Los enfrentamientos con Colombia, específicamente con Álvaro Uribe y su ministro de la defensa, el hoy presidente Santos, estuvieron a la orden del día en lenguaje escatológico y hasta amenazas de enfrentamiento militar en algunas zonas fronterizas. Santos ha utilizado al gobierno venezolano a su antojo. Ha sido el promotor fundamental de las negociaciones de paz en La Habana y les ha garantizado en su propio territorio seguridad y facilidades de todo tipo a los jefes narcoguerrilleros. No ha sido la parte venezolana la que ha cambiado. El cambio radical ha sido de Santos al abandonar la política de Seguridad Democrática, de la cual fue principalísimo ejecutor, y levantar la bandera de la paz sobre bases aún inciertas. Ya veremos en qué y cómo terminará ese proceso. Por ahora, a pesar de que continúan brotes concretos de violencia subversiva en Colombia, el problema mayor es para Venezuela hacia donde se han desplazado muchas actividades ilícitas dentro de un ambiente de impunidad cómplice.

Todos queremos la paz. Es un anhelo compartido por colombianos y venezolanos. Pero para que sea estable y confiable, es necesario que se fundamente en la verdad y, por supuesto, en la justicia con relación a los autores de crímenes horrendos, entre ellos algunos de los negociadores habaneros y, por otra parte, sin olvidar las reparaciones a las víctimas de esta lucha cincuentenaria que ojala llegue pronto a su final.

Hay otros problemas pendientes. Delicados. Me refiero al contrabando de ida y vuelta entre ambos países y a la enorme extensión de un comercio informal que por sus características merece especial atención. Creo llegado el momento de declarar una zona franca que permita formalizarlo, bajo la autoridad binacional que se designe. Sería el primer gran paso hacia un Tratado de Libre Comercio entre economías parecidas y complementarias. Ya veremos.

Por otra parte queremos expresar nuestra gratitud al grupo de intelectuales que exigen a los gobiernos del área solidaridad con las luchas de los estudiantes y trabajadores venezolanos por la libertad. Entre otros figuran Mario Vargas Llosa, Fernando Savater, Jorge Edwards, Antonio Muñoz Molina, Javier Cercas, Gabriel Zaíd, Enrique Krauze, Rafael Cadenas y Moisés Naim. Ojala y esta gestión no se agote, como otras, en lo declarativo. La democracia les agradece su gesto.

oalvarezpaz@gmail.com  Viernes, 8 de agosto de 2014

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar