FARC-Santos e ISIS-Trump

Desde hace años el grupo narcoterrorista Farc ha sido el factor que determina qué candidato se convierte en presidente de Colombia. Ya sea porque uno se propone combatirlo, como corresponde a un país digno; o porque se vuelve su aliado y “vocero de sus chantajes”, como el que se convirtió desde el martes en dictador por cuenta de la mayoría enmermelada del Congreso.

Con la diferencia que la amenaza terrorista para Colombia es fundamental y para EE. UU. no, pero para efectos electorales es similar, esto que pareciera una característica de democracias débiles como la nuestra, podría darse en una democracia supuestamente madura como la de los EE. UU., aunque su política se ha “latinoamericanizado” últimamente, no por el número de votantes latinos sino por el nivel ridículo de la discusión.

No obstante las encuestas le dan más probabilidades de victoria a Clinton, medida en votos electorales de los Estados y no en los votos individuales de los ciudadanos, a la campaña presidencial estadounidense le faltan 5 largos y costosísimos meses en los que ganaría quien menos se equivoque, porque ningún candidato es contundente.

Pero ISIS puede ser una “wild card”, como llaman en prospectiva a los eventos con baja probabilidad de ocurrencia pero de altísimo impacto, que podría cambiar los pronósticos electorales que hoy favorecen a Hillary. La amenaza de ISIS, ya sea por actos realmente ejecutados por ellos o por autoproclamados franquiciados individuales, está tocando el nervio más sensible del estadounidense promedio, que no es el más educado que digamos, y que es a quien Trump sabe decirle lo que quiere oír, hurgando su instinto básico y azuzando el aislacionismo congénito de EE. UU., reforzado hoy por la difícil situación económica. Por eso resulta más convincente echarle la culpa al libre comercio, a los mexicanos, a los chinos o a cualquier cosa que venga de afuera.

Los ataques de ISIS en EE. UU. pueden darle a Trump el empujón que necesita para voltear sus posibilidades de victoria. Y lo más probable, y ojalá me equivoque, es que los ataques apenas comienzan. La pregunta no es si va a haber más sino cuándo; y si se dan en los siguientes 5 meses veríamos a Trump en la Casa Blanca.

ISIS, como escribí hace tiempo, es un fenómeno poderoso que no va a desaparecer, pero su victoria era improbable y predecible su deterioro, el que ya se hace visible en el norte de Siria e Irak. ISIS está entre muchos enemigos simultáneos que hacen inviable su victoria a largo o mediano plazo. Pero así como su campaña de victorias iniciales fue su gancho publicitario, las derrotas se convierten en su germen destructivo y la mejor opción para distraer la atención sobre su retroceso serían atentados en EE. UU., los que podrían llevar a Trump a la presidencia, porque él puede endurecer su discurso a diferencia de Clinton a quien se le vería artificial y le quitaría votos de su partido. Además para ISIS, Trump es un regalo de Alá porque le sirve para radicalizar y legitimar su batalla apocalíptica contra el demonio que ellos dicen que es Occidente.

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