Fe de ratas

Tal vez no haya que caer en severidad pues -dirá alguien- otros sucesos diarios son más turbios.

¿De erratas querrá decir? No, no, de ratas, así tal cual. Fe de erratas es lo que emplea de salvavidas el candidato a registrador Guillermo Reyes, ese que se encargará, si gana, de entregar cédulas y contar los votos, porque ocupado en la altísima aspiración (que no inspiración), en su tesis para un nuevo grado profesional se le fueron algunos textos de otras personas. Él, quien antes fue viceministro de Justicia y tuvo que lidiar con la bancarrota que significa la impunidad, sabe mucho de esto y dice que nadie piense en un plagio, pues aquello no pasa de una simple omisión; además, no fue todo, sino una parte. A fin de cuentas, a quién no le ocurre a veces en el sesudo informe o la columna arrancar audaz En un lugar de La Mancha… y olvidarse de citar al tipo aquel.

Tal vez no haya que caer en excesiva tentación de severidad al tocar esa cuestión (erratas, ratas, impunidad), pues –dirá alguien– otros capítulos de la cotidianidad nacional son más turbios. ¿El cadáver del niño que entregaron sin ojos en Medicina Legal en Atlántico? ¿Se los robaron? No, afirman los responsables, sucede que los familiares no notificaron con el tiempo exigido que no se los sacaran y, vaya auténtica omisión, porque un cadáver “tiene función social”.

Así las cosas, de aquí en adelante gritemos a una: ¡No queremos que nos quiten los ojos, ni la billetera, ni los impuestos!, aceptando, cómo no, el descuido de no haberlo pegado a tiempo en la Gobernación de Cundinamarca. Álvaro Cruz no logró verlo, ¿cuándo, la primera o la segunda vez que fue gobernador? Esto le trajo tantos tropiezos que le ha tocado sobornar o intentar hacerlo, como coloquialmente se apunta, hasta al perro. Parece que le exigen mucho, y su esposa se queja, pues ni que acaso fuera un narcotraficante.

A propósito de ese tipo de ejemplares, cuando no les ponen el bozal, las noticias dicen que un perro pitbull mordió de gravedad a un niño. El titular advierte que “el animal está bajo vigilancia” mientras se demuestra si es o no un peligro. En Bosa, una horda de más de 200 personas, como zombis, se robó hasta los techos de las casas, mientras en la cárcel La Picota vuelven a anunciar que quitarán los “privilegios” a exfuncionarios corruptos, ‘parapolíticos’ y ladrones financieros porque entran mucho whisky a las parrandas. ¿Alguna e-rrata?

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