Formateando mentes

Las idioteces que dice Maduro donde lo terrible no es el hecho de que sean expresiones de un enajenado, sino que haya quienes las tomen como  la verdad, aquello de que Chávez murió a “causa de un cáncer que le inoculó el imperialismo”. En el embuste Chávez fue un maestro del cinismo, como la vez que se inventó que un grupo de muchachos sin empleo que detuvo el ejército era una avanzada de “paramilitares colombianos que iba a asesinarlo”. Un comando chavista asesinó meses después a once muchachos  desempleados que jugaban fútbol en una canchita acusándolos de ser “paramilitares colombianos”. Inoculada en los imaginarios colectivos, la figura tópica del Paramilitar se ha utilizado como un argumento recurrente para encubrir atropellos, crímenes de lesa humanidad de la subversión,  para acusar a cualquier opositor, a pesar de que el Paramilitarismo fue juzgado y sus jefes condenados, extraditados mientras que las Bacrim que carecen de la actitud antiguerrillera de los Paras, han realizado terribles matanzas en Sucre y Córdoba sin que nadie haya condenado esas atrocidades.

La manipulación política del lenguaje impone al fanático una verdad que este acepta como si fuera un dogma incuestionable. Al desaparecer el  juego democrático de las diferencias políticas  se legitiman estas técnicas de difamación donde desaparece el periodismo de opinión.  La “verdad” oficial,  como certeramente la analiza Jorge Lanata respecto al régimen kirchnerista, sustituye la realidad, hace desaparecer los hechos y los disfraza tal como lo ha venido haciendo Cristina Kirchner publicando dispendiosos y manipulados cuadros con informes donde supuestamente describe la deuda en un intento de negar la terrible crisis económica que padece Argentina. Volvamos a Christian Salmón en su Story Telling descrita como  “máquina de fabricar historias y formatear mentes”, estrategia narrativa utilizada por las grandes corporaciones económicas para vender su imagen, pero aplicadas en este caso a crear relatos, al uso de regímenes totalitarios y formatear la mente del militante de cuadros intelectuales, universitarios y de un periodismo al servicio del embuste oficial. Recordemos la relación entre los cuadros de matones del peronismo y un periodismo abyecto.

¿No salió Maduro precipitadamente a decir que el asesinato de Robert Serra y su compañera lo había planeado el expresidente Uribe? Una reputada periodista bogoteña escribió un artículo donde sin asomo alguno de duda señalaba que el gran movimiento de protesta estudiantil venezolano contra el totalitarismo madurista por el hundimiento económico, el hambre, el crimen imperante, era un fracaso, pues ese movimiento estaba instigado por el expresidente Uribe. El asesinato de cinco delincuentes de los Comandos chavistas fue encubierto a pesar de haber sido ejecutado a la vista y de que uno de los delincuentes, una hora antes de ser asesinado, denunció al Ministro de Seguridad por la suerte que iba a correr su vida. Tal vez por agradecimiento con Maduro el expresidente Samper en un vocabulario chavista salió a insinuar el mismo relato de que el asesinato del agitador y su compañera había sido obra de  “paras colombianos”. El colmo de la degradación la dio un Gobernador madurista que metió a la cárcel al médico que denunció el peligro de  propagación de una enfermedad infecciosa por falta de políticas de salud oficial, considerando que  ayudaba al imperialismo norteamericano.

“Yo creo que estamos – ha dicho Christian Salmón- en un nuevo modo de opresión, no solamente político, sino una opresión simbólica que impide a la gente construir su propia vida, pensar y contar su propia experiencia. Este es el momento de una nueva lucha democrática” ¿Existirá en Colombia esa voluntad capaz de devolver la democracia a la política, el derecho a la verdad en la palabra, la vigencia de un periodismo insobornable? ¿No sería ésta la verdadera oposición?

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