La semana pasada fue celebrada en Caracas una jornada trascendente. Con motivo de los 30 años del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico –CEDICE-, se dieron cita importantes intelectuales y economistas del Continente para discutir sobre problemas que trascienden la delicada situación venezolana. Se trata de la democracia y de algunos de sus componentes indispensables como la libertad personal y la libertad económica que incluye la libertad de empresa y de trabajo.
Estuvieron presentes figuras de la talla de Mario y Álvaro Vargas Llosa, Plinio Apuleyo Mendoza, Enrique Ghersi y otros de similar o parecida estatura. También representantes de organizaciones internacionales que luchan por los valores señalados y algunos parlamentarios de distintos países latinoamericanos. La jornada fue todo un éxito.
Por supuesto, el tema venezolano ocupó buena parte de las conversaciones dentro y fuera del evento. Quizás la conclusión más importante fue considerar la lucha de la juventud universitaria venezolana contra la dictadura existente, como una batalla por la libertad y la democracia en toda América Latina y parte del mundo. La liberación definitiva de Venezuela será invalorable para despejar los peligros inminentes que existen en el vecindario, un paso largo hacia la consolidación de los regímenes democráticos existentes y un ejemplo más con relación al fracaso del marxismo-leninismo, en cualquiera de sus manifestaciones, teniendo al llamado “Socialismo del siglo XXI” como último ejemplo de esa realidad.
La opinión general estuvo centrada en las intervenciones de Mario Vargas Llosa. No tenemos cómo agradecer sus palabras de solidaridad con la causa democrática de la nación y específicamente la condena a la creciente represión en contra del estudiantado universitario y de las comunidades que las apoyan y alientan. Sus palabras no dejaron lugar a ninguna duda. “En Venezuela no hay democracia”, sentenció, y sugirió caminos para que la salida pueda evitar un baño de sangre.
Imposible relatar todo lo acontecido en este limitado espacio, pero suficiente para ofrecer reconocimiento a los organizadores de CEDICE, a los invitados internacionales quienes no dudaron en reunirse con los líderes estudiantiles, ni declarar abiertamente su solidaridad activa con los propósitos que los animan. Igualmente con el selecto auditorio de participantes en la jornada. Estoy seguro que iniciamos una nueva etapa en la profundización de la lucha contra la dictadura. La lucha va bien, pero no es ni será fácil. La represión y la violencia tanto física como institucional del régimen, son los instrumentos que le quedan para tratar retener el poder. Apela a ellos sin escrúpulos, dispuestos a todo. Pero están frente a la generación auroral de 2014. Es la hora de los “muchachos”.
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