FUERON POR LANA Y TERMINARON TRASQUILADOS

“Hijo de gato caza ratón; hijo de pillo sale bribón”. Anónimo.

“Cazador cazado” puede ser el resumen del lamentable episodio de la semana anterior en el que, como en otras ocasiones, sus enemigos de oficio querían ofrecer un sacrificio humano con el presidente Uribe. Esos que solo respiran para vengarse de quien los hizo y los hace ver como lo que son, una legión de ineptos y cómplices de los enemigos de Colombia.

Recordé el episodio en que los pillos de Unasur llevaron al presidente Uribe a uno de esos aquelarres mamertones, convencidos de que él no iba en condición de invitado sino como parte del menú, pero él no solo se salió de la olla en la que intentaron meterlo, sino que los devoró uno a uno a punta de argumentación y carácter.

Parece que no aprenden que el presidente Uribe es, como dije hace años, una campana fina, de esas que mientras más duro le dan, más duro suena. Más visible queda la bajeza en la que reptan a diario cuando a quien intentan enlodar vuela por encima de ellos cada vez más alto.

Estos cazadores de medio pelo, incluso ensortijado, no aceptarán la tunda que les dieron. Es proverbial entre los cazadores ocultar sus fracasos y exagerar sus hazañas, como decía Otto von Bismark: “Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería”.

Pero así los medios de comunicación intenten ocultar el resultado, los colombianos vieron quién es quién; qué es lo que los animó a postularse al Congreso: no  servirle al país, sino satisfacer su hambre de venganza; en quién el sueldo de congresistas, que pagamos todos, será una inversión para el futuro de Colombia y en quién será un gasto inútil que no representa los intereses de los ciudadanos sino a los sectores más oscuros y dañinos.

Sin embargo hay que entender que este tipo de incidentes son una pérdida de tiempo y una mañosa forma del actual gobierno, que de eso sabe mucho, de evitar que la oposición auténtica a su infame ejercicio lo ponga en evidencia. El Centro Democrático, la verdadera oposición a este gobierno indigno, no puede dejar de defenderse pues este no será el primer atentado que sufra, pero menos puede dejarse distraer de su verdadero papel.

El gobierno sabe que el presidente Uribe y sus compañeros son un palo en la rueda de su nefasto proyecto y por eso está aprovechando a sus enemigos para distraerlo y evitar que haga su trabajo, que es urgente porque el país está al borde de una de sus peores crisis institucionales: una parte de la justicia putrefacta y convertida en “arma” y no en “rama” del poder público, unas fuerzas militares amedrentadas y humilladas por su comandante, la jerarquía eclesiástica del lado de los lobos y no de sus ovejas, algunos medios de comunicación “tapando” con tal de recibir pauta, unos gremios cooptados y otros amenazados por no arrodillarse, y algunos empresarios, que los únicos “principios” que conocen son los “principios de contabilidad generalmente aceptados”, sirviendo de cómplices “capaces” a cambio de contratos y depósitos.

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