Gerontocracia democrática

Romperé mi tradición de tomar definiciones del portal Wikipedia, pero dada la urgencia y obviedad de este problema interno, identificado como gerontocracia: “(del griego gerontos, "anciano" y, kratos, "poder") es una forma oligárquica de gobierno en la que una institución o gobierno es gobernado por una pequeña cantidad de líderes, donde los más ancianos mantienen el control”, y si buscamos la definición de democracia, en dicho portal, bajo el supuesto que defendemos hasta con el nombre del partido vemos lo siguiente: “En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes”. La democracia por ciclo natural trae naturalmente renovación generacional y opiniones diversas y visiones de Estado defendidas desde partidos y movimientos ciudadanos, lo que implica renovación y evolución de las sociedades y sus gobiernos.

Aparte de mencionar que una de nuestra fallas principales en la campaña pasada para la Presidencia de la República entre muchas fue el cierre hermético de ciertas agrupaciones del uribismo en ghettos de amigos congeneracionales para desde sus ópticas políticas que no pasan de los primeros treinta y cuarenta años de sus actividad vital, que distan por mucho o poco, pero distan de la situación compleja y sin precedentes que vive Colombia. Situación que debe ser remediada por un diálogo generacional cortés, pero que conduzca la acción política  por directrices democráticas y asertivas en la claridad de metas.

A simple vista en una búsqueda muy rápida sobre nuestro tema y desventajas, he podido encontrar un artículo titulado Gerontocracia, del ensayista cubano-español Iván de la Nuez en el diario español El Diario sobre él, donde nos da unas luces sobre qué tipo de regímenes políticos tienen por costumbre la gerontocracia con fines de perpetuarse en el poder para imponer puntos de vista o para realizar prácticas corruptas e incluso criminales a costa de una fe o ideología: “La historia política podría resumirse en cómo se transmite el poder de una generación a otra. Y en el hecho, comprobado, de que esa transmisión, por los siglos de los siglos, no se ha caracterizado, precisamente, por la generosidad: los viejos poderes han sido tradicionalmente reacios a ceder el gobierno o abandonar con naturalidad las riendas del control político”. Y miren este otro donde se denota cuando el autor de tendencia marxista-gramsciana admite que es condenable la gerontocracia incluso en su sistema predilecto. “(…) La gerontocracia es, asimismo, un síntoma visible del instinto biológico de conservación traspasado a la política. Y también puede ser entendida como el resultado de la larga adicción a una droga compartida por ideologías y militancias muy distintas. Un elíxir que lo mismo ha enganchado a Fidel Castro que a Giulio Andreotti, quien de paso llegó a teorizar de la forma más cínica sobre las mieles del poder y el desgaste que supone no tenerlo”.  (Columna disponible en el siguiente link. http://www.eldiario.es/catalunya/enciclocracia/Gerontocracia_6_172242780.html Y si comparamos la última definición que citaré para no cansar a los lectores, podremos concluir sin más que no es una costumbre ni fresca, ni sana ni democrática dejar por años las manos de las estructuras políticas, tanques de pensamiento e incluso partidos en las mismas manos de manera cerrada y discrecional sin elecciones: “Es también común en estados religiosos teocráticos donde el liderazgo se concentra en las manos de los ancianos. Fuera de la esfera política, la gerontocracia puede ser observada en otras clases de jerarquías institucionales de diverso tipo”.

Las gerontocracias aparte de todo, traen y han traído, como en el caso de la estruendosa derrota en Bogotá que aparte de la maquinaria santista y de la izquierda en el poder de la Alcaldía, fue principalmente por la falta de cohesión de esfuerzos que trajeron consigo conflictos innecesarios entre militantes uribistas y escenarios de discriminación inaceptables, replicando el clasismo económico, académico y de “linajes”, el machismo masculino y femenino en el trato direccionado hacia los activistas de campaña e incluso el reto que tiene que superar el Centro Democrático en figuras tradicionales de la política colombiana que pueden aportar experiencia y elocuencia, pero no permiten renovación.

De parte del reto de esta próxima Reunión de Miembros Fundadores del Centro Democrático en sus Estatutos y como ejemplo para las diferentes tendencias y organizaciones uribistas que cobija y de paso para nuestra ya maltratada democracia nacional de inclusión seria de renovación generacional acompañada de diálogo y participación de todos los ciudadanos uribistas.

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