Glosas en torno a las elecciones

De las elecciones del pasado domingo es posible sacar un número importante de conclusiones:

– La real posibilidad de que una mujer sea presidenta de Colombia. La impresionante votación por Marta Lucía Ramírez y Clara López demostró que el género no es un obstáculo para llegar a la primera magistratura. Ambas candidatas hicieron gala de su personalidad y de su inteligencia. La transparencia de Marta Lucía sedujo a muchos y la decencia de Clara López a otros que —sin comulgar con su ideología— le otorgaron el voto.

– La nula capacidad de los grandes medios de influenciar las decisiones de los electores. Los que tampoco tienen mayor capacidad de dirigir el voto son los mal llamados “formadores de opinión”. Casi en su totalidad en contra de Zuluaga y a favor de Santos, el electorado les hizo saber que sus opiniones no las tienen en cuenta.

– A los electores poco les gusta la reelección. El presidente-candidato sólo obtuvo el 25,6 por ciento de los votos. El nuevo Congreso debería seriamente estudiar la posibilidad de una reforma constitucional prohibiendo la reelección y extendiendo un año el mandato. La verdad es que fue el mismo Juan Manuel Santos quien hizo esta propuesta.

– Los electores no cayeron en la errónea disyuntiva de que el país se divide en los que anhelan la paz y los que buscan ríos de sangre, caricaturizando a los segundos como fascistas de extrema derecha. El que la inmensa mayoría de los colombianos quiera la paz no implica que todos comulguemos con que el Estado les conceda prebendas a las cabecillas de 7.000 guerrilleros.

– Las medidas de última hora no sólo no son útiles, sino que pueden ser contraproducentes. En el caso de Santos, la alianza con Petro, el repentino cambio del jefe de debate de su campaña, y el poner al sector judicial a marcharle, lo más probable es que en vez de darle, le quitó votos.

– La ‘mermelada’ trae beneficios temporales, como se hizo patente en la masiva votación por Santos en los predios de los ‘Musa y de los Ñoños’. Pero simultáneamente quita muchos votos de ciudadanos indignados con estas funestas prácticas.

¿Y qué va a pasar el domingo 15 de junio? No tengo ni idea: soy columnista, no adivino. Sin embargo, pienso que son tres los factores que se deben tener en cuenta: ¿Para dónde van a migrar los votos de Marta Lucía, Clara y Peñalosa? ¿Se mantendrán los votos en blanco? ¿Disminuirá la abstención y, de ser así, qué camino cogerán estos votos? El 80% de los votos de Marta Lucía pronostico que van a terminar donde Zuluaga, y sólo el 10% donde Santos. Creo que los votos de Clara se van en un 60% a Santos, un 20% a Zuluaga y el resto votará en blanco o se abstendrá. Los de Peñalosa un 50% a Santos y un 30% a Zuluaga. Pienso igualmente que los votos en blanco (6%) se mantienen. La gran incógnita es si la abstención se reduce en 14,13% entre la primera y la segunda vuelta, como ocurrió en 1994; o en 15,4% como en 1998. (En 2010 aumentó 9.96%). Si la abstención, actuando de manera similar al 94 y al 98, en la segunda vuelta disminuye en un 15%, estamos hablando de 2’848.000 nuevos votos decisorios. Santos para ganar necesitaría cautivar por lo menos 2’180.000 de estos 2’848.000 votos. ¿Lo podrá hacer?

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