Grecia: un rescate doloroso

El Acuerdo entre Grecia y el Eurogrupo lleva a que el país heleno enfrente un nuevo programa de ajuste. Aunque doloroso, este debe servir para que las cosas cambien y el progreso se afiance.

Luego de meses de difíciles y traumáticas negociaciones, el Eurogrupo y Grecia llegaron a un Acuerdo que le va a permitir a la nación helena recibir un tercer programa de rescate por un monto cercano a los 95.000 millones de dólares por los próximos tres años.

Las medidas que a cambio de acceder al rescate deberá aplicar el Gobierno griego tienen que ver, entre otras muchas, con los temas más críticos de la negociación: pensiones, impuestos (IVA) y privatizaciones.

En el documento de acuerdo también se abre la posibilidad de una reestructuración de la deuda y de alargar los plazos, pero se descarta la posibilidad de un recorte de la misma.

Como fruto de sus posiciones extremas y sus proclamas antieuropeas, el Gobierno del Primer Ministro Alexis Tsipras terminó imponiéndole a su pueblo más sacrificios.

Igualmente, antes que ganar espacio en la negociación con sus socios y darle oxígeno a la economía, lo que hizo fue llevarla a su límite, poniéndola en riesgo de colapsar. Al momento continúan las medidas de control al sistema financiero y al movimiento de capitales, por lo que los bancos permanecen cerrados.

También le hizo creer al pueblo que la propuesta de los acreedores sería rechazada, que la sociedad griega iba a recuperar la dignidad perdida y que sin duda le esperaban tiempos mejores.

Aunque algunos analistas recomendaron que Grecia adoptara una vía similar a la que hace unos años siguió Argentina, otros economistas hicieron ver que la situación no era la misma y que para la nación helena dicha ruta no le aseguraba una salida fácil y exitosa.

Al final, y en contra de sus promesas de campaña electoral y sus encendidos discursos de estos meses de gobierno, el Primer Ministro griego tendrá que liderar la ejecución del programa que él mismo pactó con sus acreedores. También deberá garantizar la implementación eficaz de las medidas a las cuales se opuso y responderles a los miembros de la troika por su efectividad.

Con la experiencia de los anteriores programas de rescate en los que el Gobierno griego incumplió con sus compromisos, los acreedores aprendieron que es necesario asegurar la aplicación efectiva de las medidas y condicionar la entrega de los dineros a su verificación.

Al pueblo griego le esperan tiempos difíciles. El ajuste va a generar más privaciones y descontentos, pero cabe esperar, como les ha ocurrido a otros socios europeos que recientemente han enfrentado crisis económicas, como Irlanda, Portugal y España, que las medidas surtan, más temprano que tarde, sus efectos positivos y que la nación helena retome su senda de crecimiento y progreso.

Por ello resulta necesario que los miembros del Eurogrupo no sólo centren su interés en el programa de ajuste sino que simultáneamente propicien la aplicación de medidas que faciliten la pronta recuperación de la economía griega.

El FMI ha enfatizado en la importancia de que los países en crisis no sólo adopten medidas de ajuste sino que paralela a las mismas se apliquen acciones que dinamicen e impulsen el aparato productivo y de servicios.

Aceptando que la tragedia griega no es responsabilidad de un único actor y que las diversas partes le han aportado su grano de arena a la misma, en estos momentos lo más importante es aunar esfuerzos para sacar adelante una nación que ha vivido una dolorosa pesadilla económica y social.

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