Improvisación, clientelismo y despilfarro

De los malos comienzos solo pueden esperarse fines tortuosos. Cuando Fidel y todo su séquito entraron triunfantes a la Habana en 1959, muchas gentes fueron solidarias con ellos. A los pocos días recuerdo que mi padre llevó el periódico a la casa y vi una foto de Fidel en una iglesia comulgando y dando gracias; lo que nunca supimos fue a quien daba las gracias, porque muy pronto tomó su postura real y hasta la fecha sigue acostado en una carga de sangre dominando completamente la Isla, y exportando su miserable revolución. Igualmente en Venezuela apareció el saltimbanqui de Chávez heredero de Fidel a su imagen y semejanza predicando amor a la humanidad, y así fue como los venecos comieron cuento y ahí lo tienen “montado en el burro”. No sabemos qué irá a pasar con Santos al rendirse al terrorismo internacional de Castro, para dejarnos en manos del insano Chávez, sin exigirle desmantelar los campamentos de narcoterroristas de las Farc y más bien aceptando todo lo solicitado por estos bandidos que reciben órdenes desde Miraflores para sembrar el horror y la barbarie en contra de los colombianos, con crímenes de lesa humanidad.

 

Yo voté por Santos, no para que tendiera un tapete rojo a las Farc para llevarlos a la legalidad y a la vida pública con un gran componente de despotismo, ni para que desistiera de perseguir a los terroristas que se encontraban disminuidos, y que ahora robustecidos por la ausencia de autoridad, se presentan como “angelitos” en la Habana, hacen exigencias de todo tipo y tratan de limpiar su imagen ante la comunidad hablando de paz y de su buena voluntad.

 

El país sabe que Santos es el rey de la improvisación, el clientelismo, el despilfarro y el populismo, y al convertirse en “chavista,” copió su socialismo arcaico bautizado como del siglo XXI que termina robando el presente al pueblo por la ilusión de un futuro bienestar que nunca llegará. Tiene el optimismo de llegar a hipnotizar a las masas para que firmen un cheque en blanco (reelección Santos), jugando con la esperanza de los pobres, como lo acaba de hacer con una reforma tributaria que azota a la clase media y solo beneficia a  los más ricos. Creo no tiene fondo moral con qué pagar, porque los hechos, las cifras y los datos  por sí solos se convierten en pruebas de la doble moral con la que se nos viene gobernando sustentando su poder  en  mitos y falsas esperanzas.

 

El vocablo "canalla" utilizado por el ex presidente Uribe en contra de Santos está muy bien expresado, no por la forma, sino por la causa que lo originó, al manifestar hechos que no ocurrieron, los cuales fueron impugnados por el general Naranjo. Santos por falta de grandeza no ha salido a rectificar su falsa versión, porque debe estar repartiendo mermelada a sus áulicos incluyendo los  parlamentarios caqueteños para crear cortinas de humo en su confuso gobierno.

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