Innegable

No lo podemos negar: el precio de la gasolina en Venezuela es tan bajo que un litro cuesta menos que una botellita de agua. Los expertos predicen un nuevo precio de 2 a 3 Bsf por litro, lo que el economista Alexander Guerrero (entrevistado el 5 de agosto por Nelson Bocaranda en su columna Runrunes, en el Universal de Caracas) calcula que le daría a la nación el equivalente a 125.000 barriles/día, con lo que, según Nicolás Maduro, se acometerían programas sociales y distribuirían equitativamente (jajaja, hay que verlo) estos recursos en los más necesitados y cubrirían así el déficit enorme de PDVSA, porque según el propio presidente de la petrolera venezolana, esta “no tiene por qué ser rentable”. ¡Vaya!

Pero aunque es una realidad la necesidad de equiparar los precios del combustible, no podemos dejar a un lado el gigante historial de corrupción, que incluso desde las propias final del chavismo se han denunciado. Algunos son los cometidos en Cadivi, con la adquisición de divisas por empresas de “maletín” y una prometida lista de estas que aún nadie muestra. También están las toneladas de alimentos y productos perdidos en los puertos venezolanos por la corrupción dentro de PDVAL (empresa de Petróleos de Venezuela encargada de comparar alimentos). Si sigo no alcanza el espacio.

Por eso me reía más arriba. No me alegro, nada más alejado de eso, pero veo muy lejos la inversión social de ese “excedente”. Lo único que buscan es, y para sacarlo de mis entrañas, tener más plata de donde robar, eso es todo.

¿Quién le cree a ese gobierno forajido? Nadie con dos dedos de frente. Están tan quebrados en todas las empresas, incluso las expropiadas, que ya la antes muy rentable PDVSA solo le da dividendos de sobra a Cuba. Ahora, nuestra antes empresa estrella, galardonada en seguridad en el mundo entero, arroja déficit, tanto que Ramírez recorre mundo a ver dónde le prestan plata.

Mi Venezuela hoy tiene una inflación mayor al 56%. No tiene alimentos, ni seguridad. Tiene, esos sí, funcionarios corruptos y con entrada prohibida a varios países, con cientos de casos de violación de derechos humanos y una libertad de expresión cada vez más limitada.

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Un amigo que hace años vivió en mi país, se formó allá y es un exitoso hombre de negocios en Colombia, me decía que cuando lee o alguien de Venezuela le comenta, o cuando ha tenido que ayudar a su familia enviándole comida y medicamentos (como en un país en guerra), le parece que hablan de otro país, que se lo dicen y le parecía una pesadilla de la cual quisiera despertar, igual que la mayoría de los venezolanos.

@PilinLeon

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