Justicia del horror a toda marcha

Hoy millones de venezolanos y la comunidad internacional están consternados por la injusta condena que la juez Susana Barrientos impuso al líder opositor del Gobierno de Nicolás Maduro, Leopoldo López: 13 años, nueve meses, siete días y 12 horas, sin que se hubiese presentado un solo elemento de prueba de su culpabilidad en los hechos que le imputó la Fiscalía (asociación para delinquir, instigación pública, daños e incendio por los acontecimientos violentos del 12 de febrero de 2014).

La juez Barrientos también sentenció a Christian Haldock (a 10 años, aunque seguirá beneficiado por la sustitutiva de libertad por razones de salud) así como a Damián Martín y Ángel González (4 años y seis meses también con medidas alternativas de libertad a su favor).

Esta decisión de la juez Barrientos era una sentencia previsible  pues encaja a la perfección con el quehacer de los gobiernos de Chávez y Maduro en estos más de 16 años de imposición del Socialismo del siglo XXI, diseñado a la usanza castrocomunista en Cuba.

Ese el mismo libreto de justicia de plastilina, moldeada al gusto e intereses del caudillo de turno, que condena sin prueba alguna y viola los derechos constitucionales de los acusados en casos como el de los Comisarios y Policías Metropolitanos (condenados a rigurosas penas de prisión por los hechos sangrientos de abril de 2002, para exculpar al Gobierno de la masacre a manifestantes pacíficos) o el de los Guevara (pagando 30 años de condena a prisión por la muerte del Fiscal de la Revolución Danilo Anderson, también sin pruebas) o el de la juez María de Lourdes Afiuni, por ajustarse a derecho al dictarle libertad condicional a un preso de Chávez (el empresario Eligio Cedeño). Esto por citar solo tres casos de los más emblemáticos.

En el guión seguido a pie juntillas en el caso López, Haldock, Martín y González, han estado presentes similares omisiones procesales y violaciones al debido proceso de otros casos de juicios políticos en esta era de la Patria Socialista: Delitos y pruebas fabricados a la medida, ausencia de elementos de convicción que corroboraran que los acusados cometieron tales delitos, testigos de la Fiscalía amañados, inadmisión de pruebas y testigos de la defensa, procesos cerrados y faltos de transparencia, violaciones al derecho a la defensa, entre otros.

Tal vez la diferencia en esta oportunidad, es la inmediata respuesta de organismos y personalidades internacionales, quienes se pronunciaron desde la misma noche del jueves 10 de septiembre cuando la juez Barrientos emitió su dictamen.

Uno de los primeros en pronunciarse fue José Miguel Vivanco, director para las Américas de la ONG Human Rights Watch, quien al rechazar la condena, afirmó que esta es una farsa que evidencia el grave el deterioro del estado de derecho en Venezuela y afirma que “en un país sin independencia judicial, una jueza provisoria sin inamovilidad en el cargo condena a cuatro personas inocentes luego de un proceso en el cual el Ministerio Público no aportó evidencias que los vinculen con delito alguno”.

La Unión Europea, que ha seguido de cerca el proceso, también indicó que este “ha carecido de las garantías adecuadas en materia de transparencia y de debido proceso legal”, y exigió “que las instancias disponibles para recurrir permitan revisar los severos veredictos de manera justa y transparente”.

Mientras que Amnistía Internacional al conocer de la condena emitió un comunicado que señala entre otras carencias: 1)  la “absoluta falta de independencia judicial” de Venezuela; 2) la falta de evidencias en contra de los procesados; 3) ausencia de imparcialidad judicial en Venezuela; 4) evidencias de una clara motivación política en el juicio y la sentencia, indicando que con la decisión de la juez Venezuela está “eligiendo ignorar principios básicos de derechos humanos y dando una luz verde a más abusos”.

Como dijo Leopoldo Castillo (El Ciudadano) en un tweet anoche “Maduro dejo la política a un lado y tomo el camino del terror. Este es otro juego con otras reglas y consecuencias”.

Acertado el mensaje de Leopoldo López al pueblo de Venezuela: “Mantengan la calma, la dignidad, no pierdan ni un minuto el ánimo”.

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