La caída de Ecopetrol

Cuando la marea baja se puede identificar a los bañistas que no visten pantaloneta, que es lo que le pasó a Ecopetrol con el descenso de los precios internacionales del crudo.

Según Bloomberg, la valoración de Ecopetrol en 2011 era similar a la de British Petroleum (BP), alcanzando US$136.700 millones. En diciembre de 2015, Ecopetrol descendía a US$14.500 millones, mientras que BP rondaba los US$100.000 millones.

Los inversionistas pensaron que la recuperación por el Ejército del territorio de las guerrillas y la cercanía con Venezuela abrían un enorme ventana de oportunidad para el negocio petrolero en Colombia. La especulación fue alimentada por el hallazgo de nuevos pozos en los llanos orientales y la recuperación de pozos viejos mediante nuevas tecnologías, además de la exploración en el caribe colombiano, en el golfo de México y en Angola.

Pero no fue para tanto: en 2009 la estatal colombiana explotaba crudo y gas equivalentes a 520.000 barriles diarios, aumentó hasta 788.000 en 2013 para bajar a 755.000 en 2014. Al no encontrar ningún gran yacimiento y al caer tanto el precio internacional, el valor de la acción se derrumbó en casi un 90%. Para rematar, la aventura en Angola terminó siendo un costoso desastre.

Bloomberg recuerda que el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, anunció en agosto de 2013 que prefería vender Isagen que alguna participación en Ecopetrol, porque ésta valía muchas veces lo de la empresa eléctrica. Mientras Isagen se valorizó por la entrada en producción de Hidrosogamoso y sus buenas perspectivas de rentabilidad, la acción de Ecopetrol cayó estrepitosamente. No obstante, el Gobierno insiste en vender Isagen para que sirva de garantía contra las pérdidas en que puedan incurrir los inversionistas privados de las obras públicas 4G.

Las utilidades netas de Ecopetrol alcanzaron $5 billones en 2009, $15 billones en 2012 para marcar $8 billones en 2014. En 2015, las utilidades puede que no alcancen los $3 billones. Se anuncian recortes en exploración que hacen preveer que las reservas con que cuenta el país se reduzcan a seis años con el nivel actual de producción.

Las brillantes perspectivas hicieron que la administración de Ecopetrol perdiera sus luces. La refinería de Cartagena terminó siendo otra aventura costosa para alcanzar más de US $8.000 millones en vez de los US $3.500 millones contemplados inicialmente, según la revista Dinero. El socio fue la multinacional Glencore con un 51% de la inversión, pero el proyecto no le cuadró, así que vendió a medio camino su participación a la empresa nacional. A pesar de todo, es posible que la refinería termine siendo rentable, en la medida en que ha caído el precio de su materia prima y puede transformar los crudos pesados que se producen en el país para convertirlos en gasolina, diesel y los insumos que requiere la industria petroquímica; puede así darle un empujón a la industrialización del país.

Otras inversiones de dudosa rentabilidad fueron las que hizo Ecopetrol en Ecodiesel, que refina aceite de palma, y en Bioenergy, que produce etanol. Estas empresas adquieren sus materias primas de los agricultores a precios muy por encima de los internacionales. Los subsidios corren por cuenta de Ecopetrol y de los dueños del parque automotor. La petrolera estatal es asi pieza clave del capitalismo compinchero que campea en Colombia.

A mis lectores les deseo un próspero 2016 que es eso: pensar con el deseo.

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