La coalición del no ganó y volverá a ganar

El próximo dos de octubre se cumple un año de la votación del Plebiscito, mecanismo con el cual se buscaba aprobar o rechazar de plano los acuerdos de La Habana entre el gobierno Santos y los cabecillas de Farc.

No resulta sano para la memoria de la sociedad olvidar, y menos olvidar el hecho de que un gobierno burle la decisión mayoritaria del pueblo sin siquiera ruborizarse.

Recordemos que iniciando el 2016 el bloque Santos-Farc buscaba un mecanismo bajo el cual refrendar los acuerdos de “paz”. Fueron varias fórmulas las que estudiaron en su momento, optando al final por la figura del Plebiscito. Una vez tomada esta decisión, buscaron la forma de acomodarlo a su capricho, “minimizando” el margen de derrota (disminuyeron umbral etc.), pues confiaban en que la maquinaria de gobierno y la presión de Farc bastaría para hacerse a la victoria. Sorpresa se llevaron los amigotes de Santos y los apasionados de Farc cuando ganó la gran coalición del NO. Esta coalición se logró anteponer a toda la presión mediática, a las amenazas/mentiras de Santos (decía que si no ganaba el sí, la guerra iría a las ciudades), se antepuso también a los ríos de dinero que corrían de norte a sur del país (vaya uno a saber si ahí no hubo dinero de Odebrecht) y en fin, tantas y tantas intimidaciones que existieron en esa campaña por parte de los del Sí.

Al finalizar la tarde de aquel domingo dos de octubre había ganado la esperanza, la fe y el sentimiento ciudadano de decirle NO a las prebendas que se le otorgarían a Farc. El mismo De La Calle dijo en su momento que “si gana el no, el acuerdo se cae, si gana el no, no hay acuerdo”. Claro, todos sabemos lo que ocurrió después, pasarían por encima de la voluntad popular y a la brava impondrían el espurio acuerdo.

Hemos visto como cada una de las “mentiras” que manifestaba el grupo del NO hoy son una realidad: curules directas, circunscripciones especiales, sueldos, cero cárcel, incorporación de guerrilleros a la unidad de protección etc., etc. Ha quedado demostrado que quien mentía y miente es Santos, aunque no sorprende.

Hoy los cabecillas de Farc se pasean por Colombia con nuestros impuestos, continúan burlándose de las víctimas e incumpliendo los poquitos compromisos que adquirieron. La altivez de estos tipejos nunca se había visto tan robustecida. Ese es el legado de Santos.

¿Qué queda? Solo un aspecto: ganar la presidencia de la república en el 18. Así como la gran coalición del NO obtuvo la victoria en el Plebiscito, igualmente debe obtenerla en las próximas votaciones. Ya bastante mal se encuentra el país por un desgobierno de ocho años. Colombia requiere un gobierno que le devuelva la vigorosidad pero sobre todo el honor y la dignidad. Un gobierno así no lo puede ofrecer la colación del odio de Nayibe y Fajardo. Un gobierno así no lo puede ofrecer el centralista Lleras. Un gobierno así no lo puede ofrecer el recalcitrante de Petro y mucho menos las meretrices de Serpa, Gaviria y Cristo del partido Liberal.

La gran coalición del NO ya ganó una vez, y el próximo año resultará vencedora de nuevo. Se trata del futuro inmediato de Colombia, debemos cerrarle las puertas a la venezolanización de nuestra nación.

PD: La inmensa mayoría -por no decir todos- los magistrados de la JEP tienen vínculos con la izquierda recalcitrante colombiana o han sido contratistas del gobierno Santos. ¿Se puede esperar imparcialidad? Difícil de creer. A ese tribunal lo moverá el odio por el Uribismo y el amor por Farc.

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