La justicia lisiada

Definitivamente la justicia colombiana se fue por el abismo y tocó fondo. La nuestra es una justicia lisiada. Desde adentro se le explotó una mina quiebra pata que la dejó totalmente lisiada. Se necesita una reforma total y radical del sistema judicial colombiano y para ello es menester medidas extremadamente radicales que el juego político del Parlamento no las permite promulgar, por lo tanto es imperativa la convocatoria a una Constituyente para ese fin, como lo propone José Obdulio Gaviria.

Los efectos principales de esa mina quiebra pata que se le ha infligido a la justicia son tres: la corrupción, la infiltración ideológica y el abuso del mecanismo de la tutela, amén de los sempiternos problemas burocráticos, pero que para su solución solo se necesita voluntad de corregir errores de mecánica y agilizar los tiempos; de manera pues que la inmediata convocatoria a la Constituyente debe ser para darle solución a los tres principales problemas aludidos y que a continuación comentaremos.

La corrupción es la principal plaga de la política colombiana, pero en el sistema judicial sus efectos son  catastróficos. Las principales causas a eliminar de este  problema son el clientelismo y la baja remuneración del personal, excepto los altos magistrados. El clientelismo proviene de la politización de la justicia, el personal del sistema judicial no es nombrado por meritocracia, sino por influencia política y esto es así porque los mejores no quieren ingresar allí por las malas condiciones de trabajo, principalmente las económicas.

Es imperativo pues que se legisle de manera que se elimine la influencia política en el sistema judicial y que se creen condiciones de trabajo que atraigan a los más calificados abogados y en general a un excelente personal en el sistema judicial. Concomitante a esto es el problema de la proliferación de universidades de garaje, en la cual la carrera de Derecho es una de las favoritas, teniendo como consecuencia una bajísima calidad en la profesión lo cual obviamente repercute en el nivel de la justicia en el país.

Si la influencia política es perversa en la justicia, lo es en grado sumo cuando se recurre a su infiltración por los enemigos del sistema democrático para acabar con la democracia vía  la guerra jurídica, que tiene como fin  la eliminación de los demócratas por medio de  la guerra jurídica.  Así como en Venezuela se infiltraron los cuarteles para llegar por la vía insurreccional a implantar el Socialismo del Siglo XXI, que fracasó por esta modalidad pero finalmente llegó a través del engaño del electorado; en Colombia, la guerrilla instalada en los cuarteles está enjuiciando ilegalmente a militares inocentes, enviando a la cárcel a políticos probos y estableciendo un gobierno de los jueces que tiene como finalidad minar la democracia.

La tutelitis que agobia la justicia colombiana debe ser corregida, una cosa es recurrir a ese mecanismo para la defensa de los derechos fundamentales, y otra, muy distinta, es abusar de ese mecanismo para crear un estado de inestabilidad jurídica que causa un grave daño a la institucionalidad del país.

Todas estas plagas de la justicia se pueden evidenciar en el tribunal Administrativo de Bogotá y Cundinamarca, en medidas escalofriantes como la prisión al Coronel Plazas Vega y la restitución en el cargo al Alcalde Petro, por unos jueces de restitución de tierras!

Tiene razón un reciente editorial de El Tiempo, se debe recurrir a la revocación inmediata de todos los jueces, empezando por los Altos magistrados, y proceder a una reforma radical de la justicia colombiana, en el sentido acá expresado. La supervivencia del Estado de derecho en Colombia depende de esta radical pero vital medida.

Director editorial pensamientocolombia.org

@alopeznunez

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