La ley del desierto cultural

Todo nos pertenece y hay que llevarlo a Roma”. De la misma manera se pretende forzar a los usuarios de la red internet a abstenerse de la música y su propagación, lo mismo que de otros productos de la inteligencia artística. Ese mundo de los intangibles culturales queda bajo el sello de “prohibido usar, prohibido bajar a tu memoria de disco duro”, por medio de una ley presentada por el Ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, pero que es la posición del gobierno de Santos.  De esa manera, como el emperador romano, la música, los libros, los ensayos, la fotografía y el cine, por ejemplo, quedan sellados: prohibido entrar, porque soy dueño de la cultura y del arte.

La red de internet es un poderoso instrumento que une a la humanidad en todos los campos del conocimiento. Resultó ser la luz para la gran mayoría de los habitantes de la tierra que sin viajar hasta los museos, a las ciudades prósperas, a las montañas frescas o a las madrigueras de los últimos leones, podemos ver cada una de las maravillas del mundo creado por los arquitectos e ingenieros, o los deslumbrantes sitios donde la naturaleza trabaja bajo el sol de los venados. Casi todo está al alcance de los ojos erizados del estudioso o del visitante que se acerca a un monitor informático. Pero los señores de gran palacio de los gobiernos, en algunos países, deciden con manos de raposas jurídicas y de monopolistas del saber, que los bienes culturales producidos con la inteligencia colectiva y la sensibilidad acumulada por los humanos desde hace muchos siglos, deben estar en la caja fuerte del Ministro de la Vigilancia Tecnológica, con capacidad de sancionar y enviar a prisión a los irreverentes jóvenes que reproducen las canciones de autores e intérpretes que, precisamente las colocan en la red para ser escuchadas por los “ladrones de intangibles” que las aprenden, las cantan y las reproducen para sus amigos, parientes y desconocidos sujetos que ingresen a la red desde cualquier punto del mundo.

El intercambio por la red internet es una forma  de trueque contemporánea. No solo se intercambian palabras, sino figuras, música, conceptos, todo lo que nace y se recompone con el idioma y las diferentes maneras de comunicación. El  trueque virtual y universal que va desde las ideas y deseos hasta el dinero y el contrabando sexual y de armas. Y este formidable instrumento de la tecnología y de la ciencia que representa la verdadera globalización, más que la aviación y la televisión, será mutilado y recortado por un Ministro que quiere ser Presidente y un Presidente que no tiene tiempo para ingresar a la internet, y menos comunicarse con sus electores, muchos de ellos tempranamente descontentos.

Jaime Jaramillo Panesso
Elmundo.com

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