La mano y el codo

¿Qué más tendremos que darle a la guerrilla para que tenga la ‘bondad’ de hacer la paz?

Una cosa es que nos tengamos que tragar los sapos del proceso de paz y otra distinta que, encima de todo, nos toque condimentarlos con la insoportable arrogancia de las FARC. A ellos nada les parece suficiente. Se llevaron el punto de no pagar ni un sólo día de cárcel, siguieron con la posibilidad de que sus máximos líderes sean elegibles en cargos de elección popular una vez purguen sus ‘sanciones’ y, como si fuera poco, se ganaron -porque sí- el indulto de 30 guerrilleros presos en cárceles colombianas cuando aún no se ha firmado el acuerdo final.

Son tan descarados estos señores que en vez de valorar este gesto unilateral del gobierno, le han hecho todo tipo de exigencias adicionales y arreciaron sus ataques verbales dizque porque el ministro de Justicia se está demorando mucho en liberar a sus hombres. Pero, por otro lado, es tan sinvergüenza el gobierno que en vez de ponerle límites al insaciable apetito de las FARC, los miembros del gabinete han resuelto bajar la cabeza sin chistar frente a cada pretensión o salida en falso de la guerrilla por fuera de la mesa de negociación.

Así las cosas, pasamos en cuestión de segundos de un gesto de buena voluntad a una obligación que había que cumplirles rapidito. De repente el señor Iván Márquez comenzó a darle órdenes al ministro Yesid Reyes desde Twitter sin que éste último haya sido capaz de responderle siquiera en tono firmetanta sandez. Todos muertos de miedo. Todos tratando de hablarle pasito a las FARC a ver si tienen la bondad de cumplirle al país con la fecha que prometieron y terminan el tal acuerdo final antes de marzo.

Tanta tomadera de pelo y desafío permanente a la sociedad sólo terminará minando -¡aún más!- la poca confianza de los colombianos en este proceso de paz. Las FARC no lo entienden y el presidente y sus muchachos parecen haberlo tolerado sin más.

Ceder de parte y parte habría sido lo razonable. No hay diálogo que termine en sometimiento excepto éste en el que la sociedad colombiana acabará sometida al cinismo de la guerrilla si las cosas siguen como van. A las FARC les dimos la mano y ellos, que saben cómo, se tomaron hasta el codo. Lograron un acuerdo de justicia que reside en el resarcimiento a las víctimas y no en el castigo y la sanción, y encima dicen que no tienen plata para reparar a quienes les causaron daño. La gente del gobierno ya está convencida de que las FARC son pobres y con ese cuento en mente nos van a poner a todos a restaurar a las víctimas que son responsabilidad única de la guerrilla, con más IVA y menos aumento de salario mínimo. ¡Bonito así!

Queremos que este proceso de paz termine bien y sin más dilaciones. Estamos dispuestos a que existan dosis razonables de impunidad para acabar con este lego conflicto pero agregarle a ese sacrificio en términos de justicia la actitud pendenciera, arrogante y descarada de las FARC en nada ayudará. Estamos dispuestos a darles la mano pero será difícil tolerar que, de remate, se queden con el codo…

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