La náusea injusta como origen de la rabia

Yo miro en torno mío y empieza mi náusea: palabras como más allá, juicio final, inmortalidad, alma, ya no queda una palabra de lo que otro tiempo se llamó verdad. Nietzsche

El sinsentido de la vida lo comparó Sartre con el vacío y el inicio de ese tormento lo inventó Nietzsche con “la muerte de Dios”; hoy el cine nos divierte con los zombis, los muertos vivientes. Frente a esa constatación, el hombre que se da cuenta de esa evidencia siente profundamente una sensación de repugnancia, de náusea, como lo dice el título de la obra más conocida de Sartre. En pocas palabras, progreso, pasión futura, política, religión, familia, etc., no son más que ilusiones, el infierno de la gente decente. En la página 65 el autor dice: "El tiempo de un relámpago. Después de ello, el desfile vuelve a comenzar, nos acomodamos a hacer la adición de las horas y de los días. Lunes, martes, miércoles, abril, mayo, junio, 1924, 1925, 1926: esto es vivir" Condenado a 17 años de una INJUSTANÁUSEA, la cárcel para Andrés Felipe Arias, este ejercicio de recordación de su caso es nauseabundo. Por ello me propongo provocar la náusea técnica, o risa atormentada de, sin ser abogado, tratar de utilizar un instrumento jurídico para un juicio político, inspirado en el sinsentido de la confianza en la justicia colombiana. Mi análisis ofenderá a los juristas santistas que han olvidado la sindéresis: y lo hago a propósito para que vivan la sensación repugnante del despropósito con aspiración de opinión respetable y leída, y entiendan el porqué del AÑO DE LA RABIA.

Vi la entrevista que el refugiado Andrés Felipe Arias le dio a Jaime Bailey y me dio ASCO al admitir como una hipótesis lo que afirmaba sobre su persecución política, sus sufrimientos, pues no creo que tenga el nervio de mentir y poner a sus hijos y esposa como parapetos de un posible montaje. (Ver “Interesante conversación entre Jaime Baely y el ex-ministro… – You Tube).

Me dio asco por la visión de la justicia con la que fue procesado, y es perseguido, pues puso en duda la razón de ser de la existencia de esa institución, ya que la imaginación provoca la aterradora sensación de un niño inocente entregado a los pechos de una madre supuestamente nutricia que lo amamanta con el veneno de la justa amargura consagrada y sinsentido, llamada justicia, que lleva a cuestionarnos sobre el porqué de la existencia. Me da ASCO INMENSO el que Semana ‘arrodille’ a Andrés Felipe Arias al descontextualizar la “ENTREVISTA Con el exministro Andrés Felipe Arias” como se lee en el “Sumario” de cierta náusea periodística y destacar una frase “No extraditarme sería un acto de paz,” pues entonces la denuncia se convierte en una petición ‘hereje’ ante el falso todopoderoso.

Eso atormentaba a Andrés Felipe a las tres de la madrugada con respecto a Santos y a esa hora escribo. Así reacciona el estómago con el vómito existencial, hijo del asco, que produce EL MAL en todas sus manifestaciones. Por eso la PUREZA OFENDE AL MALIGNO, SE BURLA DE ELLA, Y ESTÁ CONDENADO A SER DERROTADO POR LA INOCENCIA. En este caso mi alma se vio obligada a eyectar forzadamente el contenido emocional y racional del bien que alimenta mi esperanza en la humanidad, fuerza que he venido acumulando como el espíritu que nos sostiene ante el largo esfuerzo doloroso que implica vivir en Colombia y no renunciar a nuestra patria porque la amamos. Una de las náuseas es desarraigarnos, como obligaron a Andrés Felipe, para después encarcelarlo, y hundirlo más por 17 años como hacen en Venezuela. Y entendí ‘la náusea’ de la que hablaba Sartre, pero me inyecté el antídoto: Dios, como lo hace Andrés Felipe al ROGARLE para no ser separado de su esposa e hijos. Son su salvación. Lo de Andrés Felipe venía sazonado por la reciente entrega miserable de la Corte Constitucional y el capricho edulcorado de una diputada con intención de hiel política; y con la inevitable comparación de cómo se va introduciendo una dictadura, LA NÁUSEA MAYOR que genera rabia, y que ha sido nuestro caso permanente por más de 50 años y seguirá con la complacencia de Santos.

Decir que hay una dictadura es un juicio personal, basado en una inferencia razonable con fundamento en hechos. Si aceptamos que una dictadura es un “régimen político en el que una sola persona gobierna con poder total, sin someterse a ningún tipo de limitaciones y con la facultad de promulgar y modificar leyes a su voluntad”, el capricho de la persona es lo que determina el ACTO DICTATORIAL, no los medios utilizados que pueden ser legales o coercitivos. Además, se infiere razonablemente que si los opositores de las actuaciones de esa persona amenazan sus intereses, y por ello de alguna manera sufren menoscabo legal, sicológico, político o físico, asociado con sus ideas, actuaciones, posiciones políticas, argumentos, etc., se le puede imputar social y éticamente al autor de esas conductas el calificativo de dictador, como lo hacemos en la vida diaria con el esposo o el padre abusador. La utilización de medios legales para hacer la personal voluntad de alguien, en desmedro de los derechos y reglas de juego de la democracia, sencillamente le pone un sacoleva a esa dictadura de orangután para asistir a las galas del poder.

Si en el caso de Andrés Felipe Arias, la canciller dice que hay un tratado de extradición con Estados Unidos, cuando no lo hay, tratando de embaucar al sistema judicial norteamericano y al pueblo colombiano como lo demuestra el perseguido en la entrevista, ESA MENTIRA PRODUCE ASCO. Si la canciller insiste, ella misma podría ser extraditada en el futuro por insistir en una falsedad, pues ese delito es extraditable. Presenta el perseguido como prueba contra la canciller la afirmación propia de Santos y la del Ministro del Interior; y si insiste la canciller en la extradición, violando todas las leyes que rigen dichos tratados, y el presidente calla, pasamos de la evidencia razonable de una dictadura a la probabilidad de verdad para formular la acusación del dictador que hace su ‘santa’ voluntad mediante delegación impositiva. Leer la noticia que aparece en la página de W Radio, publicada el 26 de octubre de 2016 “Exministro colombiano pide libertad en EEUU por falta de tratado extradición” en donde están las pruebas de los abogados de Arias.

Además de lo anterior, el grado de conocimiento que tiene la opinión colombiana para erigirse en juez en un juicio político condenatorio del presidente acusado de querer imponer su voluntad por encima de quien le ha dado el mandato de gobernar en el mejor interés del pueblo, se basa en los siguientes hechos:

1. Su elección para el período 2010 – 2014 se hizo bajo el mandato de seguir las políticas de los lineamientos de la Seguridad Democrática los cuales abandonó. Lean el porqué de ese cambio según lo publicó SEMANA en 2010/04/07: “Santos quería cogobernar con el ‘Mono Jojoy’ y hoy quiere perpetuar la guerra": Petro. Así lo denunció el candidato a la Presidencia del Polo Democrático, Gustavo Petro, en su recorrido por el departamento del Magdalena. Gustavo Petro recordó que el ex ministro de Defensa y actual aspirante del Partido de la U, hablaba de resucitar el Frente Nacional bipartidista, pero esta vez con la guerrilla, en una supuesta búsqueda de la paz. "Hoy entiendo a Santos cuando habló de proponer un Frente Nacional con las Farc para cogobernar al lado del 'Mono Jojoy'. La iniciativa de Santos fue planteada en una columna suya titulada ‘Coger el toro por los cuernos’ en el periódico El Tiempo del 4 de septiembre de 1998, en la que escribió: “Me permito proponerle al señor Presidente de la República desde este sagrado recinto de la democracia que, si de veras quiere la paz, lidere un nuevo Frente Nacional. Un Frente Nacional en que se pacte con todos los sectores políticos y con la guerrilla un nuevo régimen político que reconozca la realidad que hoy representa la insurrección armada”.

2. El saboteo probado de la campaña presidencial de Oscar Iván Zuluaga para llegar a la presidencia en el 2014 y negociar en secreto un Acuerdo que fue negado por el pueblo, pues la tal búsqueda de la paz la entendía Santos como un ‘cogobierno’ llamado Frente Nacional. Leer la editorial original.

3. El sometimiento de las cortes al mandato presidencial favorece el plan expuesto en 1998 que sería mediado por el Congreso como en efecto está ocurriendo, mediante el sometimiento del Congreso en el 2016.

4. En concordancia con lo anterior, lo que demuestra una intención de largo aliento, en la editorial mencionada Santos le decía al congreso en 1998: “Se trata de reconocer que solo con una profunda redistribución del poder político, con una recomposición constitucional y con una coalición institucional, de la que hagan parte los alzados en armas, se podrán dar las garantías necesarias y las alternativas de acción política para que se silencien los fusiles.” “Es necesario, pues, que el Gobierno, en vez de fijar aisladamente los parámetros de la reforma política, defina los procedimientos y abra los espacios para negociar con la insurgencia dichos cambios institucionales.” “Por supuesto, no se trata de claudicar o de entregarles el país a los que están fuera de la ley. Así como se le puede pedir al Gobierno que no arruine la opción de una reforma política, y así como proponemos un Frente Nacional con la guerrilla, también les exigimos a los alzados en armas que no pretendan legislar desde las montañas de Colombia, sin comprometerse a construir unas instituciones en las que la violencia y las armas no tengan cabida.”

5. PRUEBASDE LA ACUSACIÓN DE ACUERDO CON LA EDITORIAL DE SANTOS.

a. Habla de recomposición constitucional. ¿Qué es lo que se ha rechazado del Acuerdo Final? Precisamente esa ‘recomposición’.

b. La negociación de paz, entendida como el ‘silenciamiento de los fusiles para parar un baño de sangre’, es decir, evitar más muertos, se tornó en un cúmulo de ‘CAMBIOS INSTITUCIONALES’ que nunca fueron entendidos como objetivos del Acuerdo, ni anunciados al pueblo. Ese cambio de enfoque Santos lo veía como la amenaza de “entregarles el país a los que están fuera de la ley.” Amenaza que por ser anunciada por la oposición la convirtió en ‘enemiga de la paz’. Esta es la más clara prueba de que el dictador es el único que puede ‘ver’ lo obvio.

c. Santos les exigía a las Farc que no “pretendieran legislar desde las montañas de Colombia.”Las Farc le hicieron caso y legislaron desde Cuba.

Siguiendo la ‘metodología de un juicio’, la ‘duda razonable’ sobre las intenciones reales de Santos puede surgir en la mente de la opinión de manera casual o por una estrategia propagandística que cuadre con la ‘mejor’ explicación para la paz. Por ello sus amigos lo colocan en la oligarquía, ergo no puede ser un camarada infiltrado por simpatía entreguista con Fidel; más bien es el resultado del ‘prestigio’ intelectual de lo social izquierdoso, de moda en Europa a mediados del siglo pasado, cuando el comunismo no había fracasado. Desde luego que la mayoría del común piensa que la paz lleva a una mejor vida; pero las Farc piensan lo contrario, no necesariamente en guerra, sino en una mejor oportunidad para acceder al poder. En ambos bandos existen elementos ‘objetivos’ para sustentar ese deseo, lo que hace irreconocible el tercer elemento llamado ‘oposición’ que plantea la posibilidad del engaño. La oposición piensa que es parte de ‘todas las formas de lucha’ el engañar; los buenos colombianos piensan que no pueden estar engañados sobre la paz como algo bueno. Es decir, la subjetividad de cada grupo no permite ver la naturaleza objetiva del problema; el engaño, no la guerra.

Ahora bien, una convicción ciudadana sobre las Farc se ha formado de acuerdo con la hipótesis acusatoria de las Farc como criminales, secuestradores, violadores, terroristas, narcotraficantes; y el grado de aceptabilidad de esa hipótesis nadie lo duda; sobre todo debido a las pruebas fácticas que lo confirman como el actuar permanente de una estructura organizacional. Lo anterior ha llevado a Colombia a un juicio claro sobre las Farc y los condena. Que el estamento judicial haya renunciado a su obligación de llevar a cabo su deber, sobre la acusación de crímenes de lesa humanidad, es una falla de esa institución, no de la ciudadanía o el pueblo que también juzga. Por otra parte, según los parámetros socialistas utilizados por las Farc en el que están ausentes los tecnicismos jurídicos, pareciera que el karma los ha alcanzado al ser medidos con la misma vara.

La duda razonable impulsada por los amigos de Santos como estrategia de defensa de sus errores, supone la hipótesis incompatible de pertenecer a una clase social que automáticamente lo vacunaría de veleidades socialistas; ser socialista no es un delito, pero sí lo es no regirse por los parámetros constitucionales, porque la paz, siendo un bien supremo, puede degenerar en capricho o engaño cuando se atienden intereses que van en contra de la democracia. ADEMÁS de sufrir el Fast Track de duda razonable, padece de catástrofe semántica en la alegación de la corte, contradicción que le niega tanto a las Farc como al gobierno la legitimidad de su actuación.

En la experiencia diaria la duda y la convicción se forjan mediante los hechos, intuiciones, percepciones, comprobaciones. En las cortes las certezas se crean por la congruencia de técnicas, impacto de alegatos, influencia de intereses. Esa no es la vida que es la que se pone en juego cuando se le apuesta a competir con una banda terrorista, definida por su conducta, no por la amnistía.

Una dictadura posible se delata por las inferencias sociales negativas basadas en la predicción de la conducta presente y futura de los implicados como terroristas; en las pruebas de sus crímenes juzgados, condenados o absueltos; en los testimonios vivos de las víctimas. El Acuerdo Final se ha enfocado como una herramienta de garantismo para las Farc por parte del gobierno, pero no para la población civil de parte de las Farc por cuanto insisten en querer el poder para instaurar un régimen comunista. ¿Qué juicio le merece a usted ese desbalance? Unos lo han calificado como entrega; otros consideran ese calificativo un despropósito, pero el desequilibrio está ahí.

La entrevista con Andrés Felipe Arias lo puso en evidencia y un premio Nobel de Paz no puede darse el lujo de afrontar una contradicción evidente de su pacifismo con el testimonio de exiliados amenazados y encarcelados en su gobierno.

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