La nueva clase dominante

Estoy convencido de que quienes proclaman, cerrando los ojos a la experiencia histórica, la supresión del estado “burgués y clasista”, no conocen nada sobre Milovan Djilas y, por supuesto, no han leído ‘La nueva clase’, su libro más difundido. Afiliado al partido comunista desde los veinte años de edad, íntimo amigo y colaborador del mariscal Tito, participó en la resistencia guerrillera contra los nazis y en la toma del poder después de la guerra. ‘La nueva clase’ fue quizás el primer análisis integral y crítico, confirmado por el futuro, que se realizó desde las entrañas del sistema comunista. El escritor francés Guy Sorman cree que Djilas “es uno de los personajes clave del siglo XX”. En ‘La nueva clase’ refutó y negó la tesis marxista de la abolición de las clases sociales.

La supuesta dictadura del proletariado había conducido, en la práctica, a la formación de una nueva clase. En los países comunistas, “la clase capitalista y las otras de antiguo origen habían sido destruidas realmente, pero se había formado una clase nueva hasta entonces desconocida en la historia”. Djilas insistía en que esta clase nueva, la burocracia política, estaba integrada sólo por un estrato minoritario de burócratas, “por aquellos que poseen privilegios especiales y preferencias económicas a causa del monopolio administrativo que ejercen”. Era, en conclusión, la “burocracia partidaria o política”. Las clases anteriores estaban ya formadas cuando tomaron el poder. Con la nueva clase de los sistemas comunistas sucedió lo contrario: se formó después de alcanzar el poder.

El núcleo y la base de la nueva clase era el partido. “El partido hace la clase, pero la clase se desarrolla como consecuencia y utiliza al partido como base. La clase se hace más fuerte, en tanto que el partido se debilita”. No la integraba toda la burocracia: sólo la que tenía poder político. “Los otros funcionarios son sólo el aparato que maneja la nueva clase… El estrato de burócratas políticos no puede disfrutar de sus privilegios si no arroja las migajas de su mesa a las otras categorías burocráticas”. Djilas no negó su vinculación con el comunismo.

“Soy un producto de ese mundo, he contribuido a crearlo y ahora soy uno de sus críticos”. Esa actitud crítica, que lo alejó del poder y lo arrojó a la cárcel, fue el resultado de su experiencia. La limitación de la libertad y de toda posibilidad de análisis y disenso, evidente en los países comunistas, los llevó hacia el fracaso. “Cuando la nueva clase abandone el escenario histórico -y eso tiene que suceder- se lamentará su desaparición menos que la de cualquier otra clase anterior. Al sofocar todo menos lo que convenga a su ego, se ha condenado a sí misma al fracaso y a la ruina vergonzosa”. “La fuerza de la realidad y la fuerza de la vida han sido siempre mayores que cualquier clase de fuerza bruta y más reales que cualquier teoría”.

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