¿La palabra de las Farc vale lo mismo que la del gobierno?

Si alguien no se había percatado ni había sentido en el aire la paz que nos brinda la tregua “bilateral”, disfrazada de tregua “unilateral” o “desescalamiento”, le anunciamos que estamos en paz y en posconflicto, como les dijeron a los europeos en el último periplo presidencial.

Sí señores, estamos en paz por fin. Regocíjense. La Farc están hibernando en silencio y ni siquiera sus ronquidos van a perturbar el sosiego que supuestamente empezó el 20 de julio. Ellos son hombres de palabra. Palabra de narcoterrorista que vale su peso en coca.

Lástima que al soldado Wilson Orlando Tique Díaz nadie le dijo que estábamos en paz, pero ahora descansa en paz luego de ser asesinado el martes 21 de julio, en plena “tregua unilateral”, con un disparo en el tórax que le propinó el frente 40 de las Farc mientras realizaban operaciones de registro y control en la vereda Santa Helena del municipio de Mesetas en el Meta, al ubicar un depósito de armas perteneciente al grupo delincuencial, ahora convertido en actor político gracias a su aliado gubernamental.

El día que salga esta columna el Ministro de Defensa, que todavía no sabemos a quién está defendiendo, probablemente dirá que el soldado Wilson fue que se tropezó con un lanzagranadas de las Farc y se le disparó su arma, y hasta podría pasar que la Fiscalía inicie una investigación póstuma al soldado Wilson por sospecha de complot y saboteo al proceso de paz. O dirán lo que se está volviendo costumbre que oigamos: que no fueron las Farc, sino el Eln.

Nos vamos a tener que preocupar, porque según el Ministerio de Defensa, que no sabe uno si se está asesorando con el Dane para hacer sus cuentas, dice que los miembros de las Farc cada vez son menos y están torturando menos municipios que antes; pero en donde haya una acción delincuencial y terrorista que ponga en peligro la falsa palabra de narcocartel Farc, allá “milagrosamente” aparece el Eln. Un grupo que estaba en cuidados intensivos, con menos hombres que nunca, aunque con más “profesores universitarios e investigadores” a su servicio, ahora resultó misteriosamente que están regados por toda Colombia, reemplazando a sus colegas de cartel narcotraficante, en vista de su “desescalamiento”. ¿Raro no?

Que el señor De la Calle les advierta a sus contertulios habaneros, en los que tanto confía, que hay una cosa que se llama Derechos de Autor y que pueden demandar a quienes los violan. El milagroso resurgir del Eln es: o una mentira, o un ejercicio de outsourcing delincuencial que está afectando, no a los funcionarios del gobierno con carros blindados y escoltas, sino a los colombianos que todavía no han podido ver la paz ni el “desescalamiento” de la extorsión, del secuestro, de los intentos de envenenamiento colectivo, atentados, quema de camiones y buses, narcotráfico desbordado, reclutamiento de menores, expropiación de tierra, etc.

Por eso no esperen que los colombianos confíen en las promesas de la guerrilla y del actual gobierno, que no sabemos cuál de los dos es más mentiroso.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar