La paz de Santos, es la victoria del terrorismo

“Nada está acordado, hasta que todo esté acordado”. Con esta máxima se despachó no hace mucho el gobierno para referirse a los dos primeros acuerdos de la cacareada “agenda” entre los delegados del presidente Juan Manuel Santos, y la agrupación narco-terrorista de las Farc.

Y la verdad que la frase está bien aferrada a lo que en realidad debe ser. Pero el gobierno de Santos, se contradice copiosamente cuando afirma a los medios de comunicación que ya están en la recta final y que la paz está a la vuelta de la esquina y se logrará este año. (Lo mismo dijo a inicios del año pasado). Lo anterior demuestra una cadenilla de mentiras de manera sistemática que para nada le ha servido al país, a parte de una falsa expectativa tanto a la opinión pública nacional como a la internacional.

Las constantes salidas en falso del presidente Santos, deja ver el fuerte tufillo que se desprende desde las paradisiacas playas de La Habana, y sobre el cual el mismo mandatario ha venido tapando la realidad de lo que allí se está negociando.

Tuve acceso a informaciones de personas muy cercanas al gobierno nacional y que de una u otra manera tienen relación con ese maquiavélico  proceso, donde se demuestra que lo que nosotros conocemos, o peor aún, lo que los negociadores dejan entrever, no es lo que realmente se está negociando allí. A la opinión pública, nos hablan lo aferrado a la agenda, pero no los libretos que desde la Casa de Nariño, envían a Cuba para que por debajo de la mesa se hagan negociaciones que el país aun no conoce. Mal mensaje.

Los terroristas han solicitado una agenda paralela que consiste en que a la mesa de “dialogo” se lleven victimas pero de bajo perfil, y así se ha cumplido. ¿Por qué? Porque son más “manejables” y podrían ser  “libretiados” sin que tengan mayor resistencia, caso contrario podría suceder  con los ex secuestrados Ingrid Betancurt, Clara Rojas, Alán Jara, Fernando Araujo, o el Coronel Mendieta.

También se ha “negociado” que se orqueste desde el gobierno una campaña de desprestigio contra el ex mandatario Uribe y en sí, contra los líderes del recién nacido grupo político Centro Democrático. Hasta ahora, esas órdenes se han cumplido al dedillo por parte de los negociadores del Estado con la complacencia del mismo presidente Santos. Menos falso ha sido, que la agrupación narco-criminal le ha solicitado al gobierno que se nombre en el ministerio de agricultura a una persona sobre la cual el Ejecutivo y el Legislativo, tenga amplia injerencia. No podía ser otro menos accesible que el hijo del veterano senador Aurelio Iragorri. Igualmente así se les cumplió.

Las constantes trampas con que se está manejando el proceso, obedecen al tiempo y a las circunstancias. Dos ejemplos. Inicialmente, el ex presidente Álvaro Uribe Vélez, advirtió que el hermano del presidente Santos, Enrique; estaba en contactos con la agrupación criminal de manera no oficial. Esa versión fue desmentida de inmediato por el Ministro de la Defensa de Colombia Juan Carlos Pinzón; pero posteriormente confirmada por el mismo presidente Santos. Fue en época de campaña a primer periodo.

Otra. En vísperas de la reelección, don Juan Manuel, le dijo constantemente al país que él era el dueño indiscutible de la paz y que si se votaba por Zuluaga (Oscar Iván) sería apoyar la guerra. El pueblo despistado, así lo entendió y como borregos votaron “por la paz”. Hoy el panorama, es bien diferente.

La paz que busca Santos y que ha sido esquiva, no tiene ningún fundamento ni  para el mismo gobierno ni para la agrupación narco terrorista de las Farc. Para nadie es un secreto, que para los criminales, es más productiva la guerra, en términos económicos, igual para el Estado en términos de corrupción.

En el fondo, las partes no están muy interesadas en la paz, más sin embargo para la agrupación de las Farc ha sido más productivo el proceso en La Habana, porque no sólo están ganando tiempo, sino también, terreno en el accionar belicoso y en su “abastecimiento” económico por cuenta del narcotráfico. La guerra en Buenaventura, no es fortuita. Por allí, se están sacando los más grandes cargamentos de droga “made in Farc”.

Este es un tema que el gobierno conoce a fondo y sobre el que le han tirado cortinas de humo adjudicándoselo a las Bacrim para tapar ante la opinión pública tanto interna como la transfronteriza, la realidad.

Queda claro, que la paz de Santos, será indiscutiblemente la victoria de las Farc.

Asesor y Consultor

En Twitter @Grajalesluise

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