La polarización según Joaquín Villalobos

Si George Orwell volviera a escribir su sátira Rebelión en la Granja (Animal Farm), sobre el régimen estalinista, pero usando como tópico la situación de la izquierda contemporánea y sus intelectuales, diagnosticaría probablemente que los especímenes dominantes no son los cerdos y los perros, sino los topos y las gallinas, apoyados por los camaleones.

Entre Topos y Gallinas, revisitado – La bancarrota de la “izquierda” y sus intelectuales Heinz Dieterich Steffens, (Fundador del Socialismo del Siglo XXI) publicado en Rebelión, 28 de febrero de 2004.

La polarización es la nueva narrativa mediática para crear rating, lecturabilidad, para el negocio de las derechas o el oligopolio intelectual de las izquierdas. Y Joaquín Villalobos es el nuevo protagonista invitado por el gobierno. ¿Quién es? “Fue uno de los principales dirigentes del Ejército Revolucionario del Pueblo, un grupo que surgió en El Salvador en la década de 1970 como una federación libre de células con raíces en diferentes grupos católicos marxistas El ERP fue una de las cinco organizaciones que se unieron en 1980 para formar el Frente de Liberación Nacional Farabundo Martí durante la guerra civil salvadoreña, en el que las guerrillas de izquierda luchaban contra el gobierno de la derecha dominado por los militares. En la década de los 90 Villalobos fue a Inglaterra para estudiar en el Colegio de San Antonio de la Universidad de Oxford con una beca financiada por el Ministerio de Asuntos Exteriores británico. Obtuvo una Maestría del St. Anthony College y se desempeña como profesor visitante. Se le considera un crítico de la izquierda latinoamericana. En diciembre de 2016, Villalobos, junto con Jonathan Powell, Bill Ury y Shlomo Ben Ami, fue galardonado con una medalla por el presidente Juan Manuel Santos de Colombia, en reconocimiento a su contribución al éxito del proceso de paz en Colombia.”Fuente Wikipedia.

Como no lo conozco personalmente, no quiero juzgar lo que él considera ‘un error de su juventud’ sobre el que puede usted averiguar en la fuente indicada. Analizo lo que leo. Espero que no se tome como polarizante mi posición sobre su escrito. No soy escéptico en lo que nos cuenta de la guerra salvadoreña, pero sí lo soy en cuanto a su propuesta analítica de lo que concierne a Colombia y de lo que nos cuenta de por qué El Salvador no ha logrado consolidar la paz.

Mis observaciones se basan en el original de 21 páginas del documento de la Fundación Ideas para la Paz, editado y resumido por Semana, publicado en la edición 1842 bajo el título “Polarización, el peligro verdadero.” El original se titula: “Del miedo a la ingobernabilidad – La salvadoreñización de Colombia.” El origen del documento dice: “Este artículo fue escrito gracias a la iniciativa y recomendación de María Victoria Llorente, Directora Ejecutiva de la Fundación Ideas para la Paz, quien a partir del caso salvadoreño me hizo ver las temáticas que estaban polarizando a Colombia.”

La tesis de Villalobos, economista, se basa en una presunción semántica. El hecho de que todos sepamos qué significa polarización, el rechazo de dos polos, no quiere decir que entendamos, fenómeno lógicamente, cómo funciona ese proceso en la vida real. Llegamos hasta decir que es una emoción negativa. Pero no nos damos cuenta que la polarización resulta de una secuencia, un encadenamiento de hechos, escenarios, palabras e ideas cuyo resultado es un sentimiento, un actitud que nos lleva a un resultado llamado polarización; desde ese estado actitudinal, emocional, intelectual se actúa. Pero nadie se pregunta cómo se llegó a ese estado. Así la polarización es un resultado, no una causa que, en nuestro caso doméstico se quiere asociar con Uribe, como instigador. Pero no nos detengamos en lo que cada quien ha resuelto según sus simpatías y comprensión del ex presidente Uribe. Más bien sigamos con la fenomenología de la polarización.

Si la polarización viene del resultado arriba anotado que desemboca en un comportamiento debemos ser conscientes que     lo que se polariza podría ser el asco, la soberbia, el desprecio, hasta llegar al odio. ¿Qué es el odio? Un gradual proceso de DESVALORACIÓN, de empequeñecimiento del otro; lo contrario del amor que es una acción de VALORACIÓN, DE CRECIMIENTO PERMANENTE.

Así, con la soberbia, como una manifestación inicial del odio, el soberbio, en su mundo imaginado de superioridad, se muestra aislado de mí, me desestima y esa desestimación no tiene límites; niega mi valor, el de los otros, la sociedad, Dios. Es un autista moral al que se le facilita llegar al nivel del odio letal. En su camino hacia mi aniquilamiento se asocia con otras alimañas como la burla, el desprecio, la ironía, el sarcasmo, amparado muchas veces por el derecho a la libre expresión o manifestación de la personalidad, etc., que considera su agresión moralmente válida y normal dentro del relativo civismo en que vivimos, pero en su mente me ha matado, antes de proceder físicamente. En el engendro virtual del odio, la muerte conceptual del otro, mediante el argumento político, es la sustitución vicaria del asesinato. Esa pequeña molécula de odio, de rechazo, de ignorar, despreciar al otro, es lo que produce la polarización política; luego no se produce por la diferencia de clases, ni las diferencias ideológicas, como predicaron Marx, Engels y hasta Maquiavelo porque los ricos se odian y desprecian entre ellos, al igual que los pobres. La polarización se produce por un adormecimiento de la conciencia que se identifica con…lo que usted quiera: pensamientos, emociones, actitudes. Esa identificación se llama ‘sueño’ (porque uno no es consciente) y en la honesta radicalidad de Jesús los llamaba ‘muertos’. Por eso dijo: “deja que los ‘muertos’ entierren a los muertos.

Entonces, debido al odio intrínseco, cualquier escenario humano puede ‘polarizarse’; nos empieza a preocupar cuando aparecen los muertos, la máxima negación del otro, pero la semilla vuelve a nacer, por ejemplo, entre los ricos que compiten en la bolsa; los fanáticos del fútbol, aun dentro de las instituciones religiosas. Y en el escenario geopolítico actual, se manifiesta sustituyendo la confrontación bélica por la muerte lenta de la aniquilación económica como es el caso de la guerra entre China y Occidente, o de forma más dramática, en Venezuela.

En el caso salvadoreño nos cuenta Villalobos que la ‘polarización’ que llevó a la guerra se produjo por el contubernio entre el ejército y la élite enfrentados a las clases bajas; nos cuenta que firmaron un acuerdo de paz pero la confrontación persiste. Como se le buscan causas, sugiere que es la polarización producida por el miedo, lo cual podría ocurrir también en Colombia. Entonces se proponen estrategias racionales: que se unan los del centro para aislar a los extremistas. Y concluye que lo que llevó al poder a los comunistas en El Salvador, fue la polarización que produce la élite al inculcar el miedo, mediante una narrativa. Mejor dicho, estamos en una ficción política; un cuento de horror para párvulos de primaria. Los camaradas salvadoreños se ganaron el poder en una piñata.

No, señor Villalobos. La confrontación tanto en Colombia como en el Salvador no la produce una narrativa, sino los hechos; y, desde luego, los hechos generan narrativa. Pero la credibilidad es el termómetro de la verdad entre hechos y narrativa. Usted se olvida de eso.

En el artículo “Causas de la guerra en El Salvador persisten a 25 años de firmada la paz” de la Revista Sputnik (12.01.2017) leemos:

“Las causas estructurales que originaron el conflicto (1980-1992) no las resolvieron los acuerdos ni están resueltas ahora, 25 años después", señaló Cañas, uno de los miembros de la comisión de negociación que firmó los Acuerdos de Paz de El Salvador.
“La pobreza, la exclusión social y la desigualdad siguen existiendo en el país centroamericano, y eso genera una conflictividad social permanentemente", advirtió el también docente en la Universidad Nacional de El Salvador y la Universidad Centroamericana.
“Los acuerdos se cumplieron casi por completo en los aspectos políticos, de manera que se llevó a cabo una importante reforma en el sistema electoral y judicial y en las Fuerzas Armadas y se crearon nuevas instituciones como la Policía Nacional Civil.
“Sin embargo, no se lograron grandes avances en materia económica y social, indicó. En ese sentido, Cañas explicó que se creó el Foro para la Concertación Económica y Social con miembros del Gobierno, de movimientos sociales y de la empresa privada, pero este "no prosperó." "Se acordó crear ese foro para un nuevo diálogo que enfrentara los problemas económicos y sociales, y a los cuatro meses dejó de funcionar", señaló. Ese fracaso, continuó, se debió principalmente a que de manera paralela al desarrollo de la negociación para terminar el conflicto armado se estaba llevando a cabo "una reforma neoliberal en lo económico muy profunda".
“La guerra continúa. Si hay algo que no se pudo prever en el país tras la firma de la paz hace un cuarto de siglo es el grado de conflictividad social que se iba a generar con el surgimiento de diferentes formas de delincuencia, principalmente de parte de las pandillas, el narcotráfico y el crimen organizado, explicó Cañas.
"La guerra civil como tal terminó hace 25 años, pero hoy no hay paz, hay una conflictividad social muy aguda porque no hubo espacio para que se desarrollara una cultura de paz que sustituyera a la cultura de la violencia del conflicto armado, sostuvo el docente.”

Nos presenta entonces Villalobos, “La agenda crítica que está polarizando a Colombia” como una pedagogía preventiva de mejoramiento que, si se asume, evitaríamos un futuro doloroso. El pequeño problema es que en el futuro, que nadie conoce, hay creatividad, cosas buenas, personas diferentes, nuevas concepciones. En el futuro no solamente va a existir la polarización.

1. Menciona “Las Farc, el ELN y el paramilitarismo como referentes de la competencia electoral.” Pero no explica por qué esos factores polarizan.
2. “El proceso de pacificación y las culpas del pasado.” Hace la siguiente generalización: “En un conflicto de más de medio siglo es casi imposible encontrar inocentes. En estas condiciones hay un elevado riesgo de que los temas de justicia transicional y otros vinculantes al conflicto que está terminando abran diferencias profundas entre las elites, que alimentarían más las emociones que la racionalidad. En Colombia, la victoria del Estado es la esencia del acuerdo de paz.”No sé si el Profesor Villalobos habrá visto la carátula de Semana (Edición 1843) “FINCAS, VACAS Y ESCOBAS” relacionada con el ‘inventario de bienes’ de las Farc que se ha tomado como una burla de las víctimas. ¿Quién polariza, las Farc con su ridículo inventario que ofende al país, el Fiscal que lo denuncia, la revista que lo publica? El párrafo de Villalobos es desafortunado porque descalifica: a las élites, las emociones y la gran mayoría de los colombianos al considerar que no hay casi nadie inocente. El que se salva es el gobierno. Por lo que presento una pequeña defensa sobre la maltrecha emoción y una distinción sobre las élites. Veamos.
3. Álvaro Uribe Vélez es parte de la élite y le inspiró esperanza a Colombia durante ocho años. Santos, con la mejor intención, no ha sido capaz de inspirar ese sentimiento. Así que, por favor, más sindéresis. Hay que especificar quién dentro de la élite inspira qué.
a. La paz es una emoción. Así que es un referente ineludible sobre la veracidad y pragmatismo de un acuerdo justo. El señor Cañas, arriba mencionado, echa de menos una cultura de paz.
b. La intuición o la corazonada es una emoción que generalmente nos lleva a decisiones racionales correctas, justas, en las que la intuición devela lo que la razón no suministra.
c. En las ciencias sociales, que es el campo en el que está Villalobos, ¿puede garantizarnos que su visión racional no está sesgada por una simpatía determinada?
d. ¿Es la ética un asunto de razón solamente o también de emoción?
e. La emoción juega un papel muy grande en la religión, y un estado ateo es el principal exponente del comunismo que se quiere implantar en Colombia. ¿Es el ateísmo una razón, una emoción o una actitud? Y este escenario es una de las causas de la polarización.
f. Si el señor Villalobos quiere PERSUADIRNOS, por favor fíjese en la emoción que engendran sus palabras. No sea solamente racional.
g. Porque finalmente el 90% de nuestras decisiones son tomadas de acuerdo con la emoción que sentimos como intuición. O porque nos da la respetable gana.
h. Por lo que me atrevería a sugerir que le dijera a la FIP, que cambiara su nombre por FISPP, Fundación Ideas, Sentimientos, Personas para la Paz.
4. “La crisis terminal del régimen chavista.” Aunque ve como positivo haber involucrado a Cuba y Venezuela en el acuerdo de paz, la cercanía de Santos con esos dos regímenes la menciona como un elemento polarizante. ¿Sabe Villalobos por qué? El supone que Santos no es comunista porque supuestamente es católico, pero los hechos del acuerdo sencillamente muestran un favorecimiento de las Farc, enemigas de Colombia. Olvida Villalobos que la Teología de la Liberación engendró el marxismo católico que infiltró a la Iglesia. Por lo que creo en lo que las personas hacen, no en lo que dicen. Además, Villalobos debería soplarle a Santos la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Bajo qué condiciones puede un gobierno post-Maduro, que sería mayoritariamente anti-madurista, garantizar la seguridad y ciertos intereses del actual grupo civil-militar socialdemócrata en el poder vinculado al narcotráfico? Si le tiene la solución, Maduro podría volver a ser el nuevo mejor amigo de Santos.
5. “El temor al ascenso electoral de la izquierda democrática.” Dice: “La mejoría de oportunidades para la izquierda democrática es indispensable para que el país cierre su ciclo de inclusión política democrática.” No le tengo temor a la izquierda democrática sueca, inglesa, francesa, italiana, gringa; pero la colombiana es cuento aparte, al igual que la salvadoreña porque invariablemente se le va a asociar con las Farc. El país puede incluir a las Farc, pero no sus vínculos con el narcotráfico, ni el juego cínico del doble discurso, ni su pasado que no se puede justificar, ni la intención de implantar un régimen marxista. (Una extensa lista de objeciones se puede leer en el excelente artículo de Juan Lozano “A propósito del partido de las Farc”) Sin embargo, uno puede entender que un joven, llevado por motivos personales, ingrese a la guerrilla, se arrepienta, se desplace; puede entender que mate en el fragor del combate; pero no puede entender el secuestro, la extorsión, la tortura, el reclutamiento forzado, los crímenes de lesa humanidad; tampoco puede entender que algunos miembros de esa organización digan que se arrepientan del daño hecho, pero no de la ideología que los llevó a ello, pues una ideología no puede estar por encima de la ética. ¿No temería usted, racionalmente, el ascenso de semejante grupo?
6. “Colombia está a tiempo de prevenir.” Como el momento político presente se está vendiendo para neutralizar al Centro Democrático en las próximas elecciones con la supuesta polarización que produce el Twitter de Uribe, ahora Villalobos lleva la polarización a la categoría de miedo irracional, porque existe uno racional que se llama prudencia. Llama la atención el siguiente párrafo: 
“La aceptación de la izquierda como un competidor con oportunidad de gobernar conlleva un efecto traumático para las elites. Esta nueva realidad en el sistema político tradicional alimenta miedos, emociones, inseguridades y, por lo tanto, contribuye a la polarización. Colombia está a tiempo de prevenir. En el corto plazo, la polarización quizás no traiga grandes problemas, pero si no se corrige puede tener consecuencias muy graves a futuro. Colombia está viviendo una nueva realidad que le exige enfrentar nuevos retos, pero corre el riesgo de que viejos fantasmas la asusten y conviertan el miedo en el principal instrumento de la competencia política. Los temas señalados tienen mucha potencia para darle fuerza a la idea de que se está frente a una lucha entre el bien y el mal. Esto puede acabar profundizando diferencias ficticias entre las fuerzas del sistema, y estas, en vez de polarizar constructivamente sobre soluciones a problemas y retos urgentes, podrían enfrascarse en ataques emocionales fáciles de vender en lo inmediato. El problema es que esas emociones pueden acabar convertidas en ideas fuerza del imaginario colectivo y conducir así a un severo déficit de racionalidad y pragmatismo, los dos valores más determinantes de la política.” Van estas observaciones.

a. En este momento las élites están traumatizadas, no con la posibilidad de aceptar a las Farc como competidores, sino con las decisiones del gobierno sobre el 70% de carga tributaria, el gasto público, la falta de recursos del estado, la inseguridad. Desde luego que las Farc con su elemento crítico dirigido a debilitar el estado, empeorarán las cosas. (El excelente artículo de Fernando Londoño “El hambre de tanta gente no es un número” explica con más precisión el ‘traumatismo’ de las élites y la gente del común.
b. El conflicto colombiano con las Farc, Auc, Bacrim, mafia, etc., no ha logrado hacer del país un estado inviable. El escenario salvadoreño fue el de un empate militar y los expertos predijeron un estancamiento largo que se podría resolver inesperadamente hacia cualquier lado que podría llevar a un colapso. En el caso colombiano la guerrilla fue derrotada militarmente; otra cosa es que Santos le haya dado alas con un acuerdo que injustamente las favorece llevándolas a pensar que pueden conformar un gobierno de transición, comenzando con una coalición aceptable, esperando poder imponer su astucia marxista. Por lo pronto, como parte de ese proyecto, las Farc aspiran a ser ‘estado’ en muchas regiones del país, especialmente en las regiones cocaleras. Ese escenario creíble como el de El Salvador hace 25 años es el que crea polarización. No somos bobos.
c. No dice cuáles son los viejos fantasmas del certamen político. En nuestra historia la violencia entre liberales y conservadores está superada generacionalmente por substracción de materia. Y la memoria de las Farc se puede leer en ¡Basta Ya! La realidad actual es la posible cooptación del estado por una mafia estatal como en Venezuela, facilitada por la corrupción que debilita al estado. Villalobos considera la lucha entre el bien y el mal como algo ficticio. ¿Por qué entonces Chávez dirigió a Venezuela desde la santería? ¿Por qué se hicieron en Cartagena rituales públicos de brujería para que ganara el Sí? ¿Por qué Santos contrató un chamán para que no lloviera el día de su posesión en el 2010? Valdría la pena que Villalobos hablara con el Papa Francisco que le podría enseñar algo sorprendente. Por si no lo hace le sugiero eche un vistazo a: “Las 13 frases más explosivas que ha dicho el Papa Francisco sobre el demonio.”

Creo que el Profesor Villalobos distorsiona teóricamente la polarización tomándola como una causa objetiva, al estilo marxista, al adecuar su presentación a las necesidades del dueño del aviso. La paz en Colombia necesita una innovación teórica que no se ha visto y que se refleja en la praxis irresoluta del Acuerdo Final; porque una cosa es un acuerdo legal y otra muy diferente la fenomenología de ese acuerdo en una sociedad democrática que considera normal criticar, examinar, evaluar. No estamos en un régimen totalitario en el que estas cosas se consideran amenazas. Además, la paz es un asunto global interrelacionado con muchos actores y realidades que no se remplazan con consignas vacías. Esa confusión nos pone en manos de los que mantienen el statu quo del que las Farc ahora quieren hacer parte. Pero la lección de El Salvador habla a gritos:

Quisieron remplazar un sistema que, si bien era deficiente, no producía guerras; intentaron sustituir ese maltrecho capitalismo por un marxismo fracasado, firmaron un acuerdo, y hoy 25 años después, uno de los firmantes nos dice que El Salvador es un ‘desastre anunciado’ debido al miedo y que igual suerte nos espera. Como Uribe está en medio de este escenario ¿No será que de lo que se trata es de presentar una hipótesis VEROSIMIL, PERO NO NECESARIAMENTE CIERTA, NI OBJETIVA? Por eso la cuestiono. Por la experiencia que los colombianos hemos tenido con Uribe, es un referente de esperanza, no de fracaso. El problema es que Santos, por dárselas de ‘Príncipe de la Paz’, aunque lo recordaran como traidor de su clase como el mismo lo predijo, no quiso empollar los tres huevitos.

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