La revolución democrática

El Expresidente Álvaro Uribe Vélez tiene una innegable muy bien reputada actuación política. Alcalde de Medellín, Gobernador de Antioquia, Senador y Presidente de la República, son sus más destacadas posiciones públicas. En su gestión  presidencial, transformó a Colombia de un “Estado fallido” a una nación en una senda de  estabilidad, seguridad y progreso nunca alcanzada. El pueblo colombiano le reconoce y agradece esa gestión. Muestra de ello, es su altísimo nivel de favorabilidad en las encuestas de opinión pública, después de  tres años de haber dejado la Presidencia, y habiendo tenido que enfrentar una ruin campaña de desprestigio impulsada por el propio gobierno y los sectores favorecedores de la combinación de todas las formas de lucha para derribar al sistema democrático. Esta campaña ha llegado a los extremos de accionar una persecución judicial  ilegal.

El pueblo colombiano decidió democráticamente elegir la continuación de las políticas  uribistas, escogiendo  a Juan Manuel Santos como su sucesor, ante la promesa de éste de ser un continuador fiel de ellas. La  ominosa decisión del Presidente Santos de traicionar el mandato popular,  obligó a  Uribe a dejar la comodidad de la situación de Expresidente de la República para lanzarse al ruedo político en defensa de su gestión y en búsqueda de retomar el rumbo para Colombia. Enmarcado dentro de esta noble actuación, el  jueves  19 de septiembre anunció al país su decisión de encabezar la lista al Senado del nuevo movimiento político que él aupa, el Centro Democrático.

El solo gesto de Uribe marca una trascendental transformación de la escena política colombiana; pero la forma en que se conformó la lista es un hito en la democracia nacional ,sin “caballeros electorales”, sin renegados de la U ni los otros partidos untados de mermelada santista: El descartar a los tradicionales líderes de la vieja “manzanilla “política, para seleccionar un representativo grupo de dirigentes en los más variados campos de la vida nacional,  jóvenes en su gran mayoría, pero a la vez expertos idóneos y eficaces, es un claro indicio de que lo que afirmo está muy bien soportado. Tengo la plena seguridad de que la bancada uribista mayoritaria en el Congreso, al unísono con el seguro próximo Presidente de la República,  también uribista, harán una transformación radical del escenario político tradicional colombiano, es lo que yo consideró será en toda su dimensión una real y victoriosa revolución democrática.

La gran popularidad de Uribe, el rechazo abrumador de los colombianos a Juan Manuel Santos y a su gestión gubernamental, y la  gran calidad de los aspirantes al Senado por el Centro Democrático, al igual que los que próximamente se conozcan a la Cámara de Representantes, asegura, desde ya,  un resonante éxito electoral del Centro Democrático, cuya bancada, siendo la mayoritaria en el Congreso, ejercerá , con toda seguridad, una brillante gestión, que repetimos, junto a la gestión del próximo Presidente de la República uribista, significará la retoma del rumbo del país en la dirección correcta.

Sabedores de esta realidad política inocultable, los tradicionales enemigos de la transformación democrática de Colombia y defensores de una connivencia traicionera con los narcoterroristas de las FARC han entrado en estado de pánico, y por eso, recurren al tradicional camino de enlodar y vituperar calumniosamente la prestigiosa y brillante lista uribista al Senado.

El blanco escogido para tal deleznable fin ha sido el  Presidente  del Centro de Pensamiento Primero Colombia, el Doctor José Obdulio Gaviria. Cabe preguntarse el por qué fue José Obdulio el escogido para la acribilladora campaña  desviando el debate de la argumentación ideológica a la vindicación del delito de sangre, y tenemos objetivamente las siguientes respuestas:

  1. Por ser un brillante intelectual e ideólogo de la causa uribista, alejado y enemigo vital de la corrupción política del establecimiento político tradicional.
  2. Por ser el más fiel y consecuente defensor de la persona y gestión de Uribe.
  3. Por su claridad, firmeza  y contundencia en la presentación de las ideas uribistas.
  4. Por ser un “outsider” de los círculos tradicionales de poder oligarca, representados en Juan Manuel Santos.
  5. Por liderar el CPPC, adalid de la defensa y promoción de la doctrina política uribista.

La ruin y difamatoria campaña se convertirá en un boomerang para los cómplices del intento de  entrega del Estado colombiano al castrochavismo  y, por lo tanto, no tendrá ningún efecto sensible, más que la desacreditación de esos mercaderes de la política, sobre la incontenible marcha hacia el triunfo de la revolución democrática uribista.

Director Blog Debate Nacional

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