¡La Tapa!

Siempre el aumento salarial de los Honorables Padres de la Patria ha sido causa de malestar y de polémica, sin embargo, el incremento decretado en estos días por el presidente Santos ha despertado un sentimiento de irritación y de repudio “como nunca antes”.

¡Con toda y sobrada razón! Porque el sueldo de estos funcionarios llegó a una cifra tal, que es un insulto para los colombianos, que al fin y al cabo, somos quienes los sostenemos con nuestros impuestos y además, porque tampoco se compadece con la situación económica que vive el país.

Es, pues, francamente inaceptable que mientras el ciudadano que logra hacerse a un trabajo estable y “camella” de sol a sol, semana a semana, mes a mes, solamente tenga derecho a llevarse al bolsillo infelices $22.981,083 pesos por día trabajado, el HP (Honorable Padre), se lleve la bicoca de $930.968,080. Sí, prácticamente un millón de pesos diario, aunque solamente vaya al Congreso del 20 de julio al 16 de diciembre y del 16 de marzo al 20 de junio y no labore sino tres o acaso cuatro días de la semana.

$27. 929.064 pesos, cuarenta veces lo que gana la mayoría al mes, esto sin contar primas, auxilios, tiquetes aéreos, carros blindados, teléfono celular, etc., más una serie de privilegios a la hora de jubilarse que, por falta de espacio, no menciono aquí.

Si bien es cierto que de tiempo atrás, el Congreso Nacional ha sido la entidad más desprestigiada y repudiada de todas, lo sucedido con la tal Unidad Nacional convocada por el señor Santos y sellada a punta de mermelada, sin lugar a dudas pasará a la historia como una de sus épocas más nefastas.

Luego de que el presidente, mediante el decreto 2170 del 2013 reviviera las “primas de servicios” para los congresistas (casi ocho millones al mes que el Consejo de Estado había tumbado), con el fin de acabar con un “plan tortuga” que por aquel entonces entorpecía sus peticiones legislativas para la paz, esa siniestra Unidad se convirtió en un conjunto de sirvientes cuya misión ha sido apoyar sumisamente cuanto proyecto se le ha ocurrido al Gobierno para sacar, como sea, el dichoso proceso de paz, llegando hasta el extremo de retorcer la norma o bien, de renunciar a su función legislativa para asumir sin chistar, lo que le mandan redactado de La Habana.

Faltaba más que no dijera que, aunque la mayoría de estos funcionarios son una parranda de mediocres y corruptos que de no haber llegado a esa instancia, estarían desocupados o desempeñando un trabajito cualquiera, también hay funcionarios de la más alta catadura moral y profesional que a pesar de su ingente labor, han sido aplastados por el bloque de escuderos del mandamás.

Ahora bien, como si todo lo anterior no fuera suficiente muestra de la degradación a la que han llegado en aras de la tal paz, lo sucedido el martes pasado en el “sagrado recinto” cuando, en medio de un acto de conmemoración de los 25 años de la Constituyente del 91, delante del presidente del Congreso, expresidentes y líderes políticos se permitió que a todo volumen, sonaran los acordes del himno de las Farc mientras en las pantallas gigantes ondeaban banderas de ese grupo terrorista, sí fue ¡la tapa!.

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