Las amenazas de maduro

Ya no sorprenden los desatinados anuncios del dictador Maduro de Venezuela, cuando sin el menor pudor amenaza con salir a las calles a defender su revolución, en el casi seguro evento que sucederá el próximo domingo, cuando la oposición le gane las elecciones.

Todo parece indicar que la derrota del Gobierno en las elecciones que se aproximan va a ser estruendosa, palmaria y evidente. Las encuestas señalan que la Mesa de Unidad Democrática (MUD) aventaja al partido de gobierno, dentro de un margen de 14 a 35 puntos.

Llegó el momento que tenía que venir; que el pueblo venezolano corra la cortina de humo tendida por un grupo de políticos populistas que lo han tenido embelesado con una revolución trasnochada y ausente de reales contenidos durante muchos años. La tal revolución bolivariana no es otra cosa que una patética mezcla de los postulados burgueses que inspiraron a Bolívar, con un marxismo leninismo que éste jamás imaginó, a la manera caribe que introdujo la revolución cubana.

Con el equivocado manejo que el Gobierno venezolano le ha dado a los recurrentes conflictos con la oposición, el apresamiento de sus líderes, su juzgamiento por una justicia parcializada y ahora, al parecer, hasta su asesinato, no ha hecho otra cosa que perder el capital político que le legó el chavismo; todo esto aunado a problemas de abastecimiento de productos básico para la población y a un equivocado manejo de la economía que cada día empobrece más al pueblo venezolano. Esos son los reales motivos por los cuales el Gobierno tiene perdidas las elecciones; lo sabe y lo observa con desconsuelo y desespero.

Proterva cosa la de intimidar a los opositores con convertir al país en un escenario de conflicto y de sangre por sus calles. Solo los déspotas proceden de esta manera. Lo que anuncia el Gobierno venezolano en caso de perder las elecciones, que debiera ser el respeto por la decisión soberana del pueblo; no es otra cosa que anunciar un golpe de Estado, so pretexto de mantener su revolución.

Mala hora la de esta esquina de América, cuando llegaron unos líderes, convencidos de que solo ellos podían cambiar el mundo y para lograrlo arrasaron con la institucionalidad centenaria, la de Bolívar, introduciendo las reelecciones indefinidas para perpetuarse en el poder. Claro que los pueblos también salen de ellos, como de seguro sucederá en Venezuela, pero mientras tanto el costo social y democrático es alto. Bien decía el tan vituperado libertador, que no está bien que un hombre se quede mucho tiempo en el poder. El tiempo le ha dado la razón, ya sabemos que pasa, precisamente lo que sucede en Venezuela.

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