Las basuras tienen solución

No hay que inventar nada, todo está inventado y funcionando para solucionar el problema de las basuras que se presentaba en todas las ciudades del mundo.

Siendo alcalde, llega a mi oficina un funcionario a informarme que estaban estudiando varios lotes para adelantarnos al fin del relleno en la Curva de Rodas, ya que se estaba acabando su capacidad. Que estaban estudiando tierras por los lados de Sopetrán, por el Oriente antioqueño y en La Pradera, donde hoy se llevan las basuras del Valle de Aburrá, con un largo y costoso recorrido. Le dije que estudiara los sistemas que se aplican en muchas ciudades del mundo como son los incineradores de basuras y uno más avanzado como los reactores que no dejan ningún residuo.

Los incineradores dejan, como residuo, un diez por ciento del volumen de las basuras que reciben, lo que quiere decir que si La Pradera tiene una vida útil de 20 años, con este sistema nos durará 200. Los reactores no dejan ningún residuo, se recuperan metales, sales y azufre. Tampoco produce ninguna contaminación.

El funcionario me hizo la siguiente reflexión: “Alcalde, convénzase que estamos en un país subdesarrollado”. A lo que le contesté: “Estamos de acuerdo, usted me ha dado la razón. Si estamos en un país subdesarrollado, tenemos que aplicar las tecnologías modernas para salir del subdesarrollo, si seguimos aplicando las tecnologías de atrás nunca vamos a salir mientras los otros siguen avanzando”. Poco tiempo duró en la administración, por renuncia voluntaria.

Mientras un carro de basuras va a La Pradera para llevar una carga, ese mismo carro puede hacer tres o cuatro viajes a un incinerador o reactor que quede cerca o dentro del perímetro urbano. Esos sistemas modernos no contaminan. Los carros pueden hacer varios recorridos y cubrir toda la ciudad para evitar lo que denunció este diario el domingo anterior por la acumulación de basuras que produce la indisciplina de la gente.

Con un sistema moderno para tratar las basuras, se evita el deterioro de las carreteras a los rellenos sanitarios, se ahorra combustible, se ahorra desgaste del vehículo, se ahorra tiempo, se puede producir algo de energía, se evitan los dañinos lixiviados, se evitan la incomodidad y los peligros que se presentan, como ejemplo tenemos el relleno de Doña Juana en Bogotá. Pienso que los beneficios son muy superiores a los costos y, a la larga, esos costos iniciales se compensan con los ahorros y se evitan riesgos y molestias.

Traigo, otra vez, una historia que he contado en otras oportunidades. En Alemania, en el año de 1970, 25 años después de la terminación de la segunda guerra mundial, pregunté a unos empresarios cómo habían hecho para ser la primera potencia europea 25 años después de estar destruidos en todos los aspectos: en lo físico, en lo moral, hasta en lo familiar. Uno de los interlocutores me dijo: “Muy fácil, cuando los rusos entraron aquí, se llevaron toda la maquinaria vieja, nosotros tuvimos que empezar con maquinaria nueva, más eficiente, mejor, por eso hoy somos potencia europea”. Lógico, si queremos progresar es con la tecnología de avanzada, si seguimos con lo de atrás, atrás nos quedaremos.

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