Las huellas del narcoestado venezolano

¿Cómo lograron los Flores evadir los sistemas de seguridad del aeropuerto de Maiquetía con ochocientos kilos de cocaína de alta pureza?

La captura en Haití de los sobrinos de Cilia Flores, la primera dama venezolana, es una muestra palmaria del alto grado de deterioro del régimen. Efraín Antonio Campo Flores, quien creció en el hogar de Maduro-Flores, y Francisco Flores de Freites han sido puestos a disposición de la justicia estadounidense, acusados de narcotráfico. Los dos jóvenes fueron apresados en el aeropuerto internacional de Puerto Príncipe con ochocientos kilos de cocaína. En una operación encubierta coordinada por la DEA. La Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York (Manhattan) ha presentado cargos contra ellos. El fiscal Preet Bharara será el encargado de llevar el sumario. Es el mismo que trató el caso de Fabio Lobo, familiar del expresidente hondureño Porfirio Lobo, por introducir cinco kilos de cocaína en los Estados Unidos. Esto dijo el fiscal: “Ser el hijo de un ex alto cargo público no significa que estés por encima de la ley”. Según la legislación estadounidense, le puede salir cadena perpetua.

En sus primeras declaraciones a la DEA, los jóvenes con pasaporte diplomático aseguraron que actuaban bajo el mandato del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y el gobernador del estado Aragua, Tareck el Aissami; ambos son investigados por presuntamente manejar la más amplia organización del narcotráfico en Iberoamérica. Profundas son las conexiones con los carteles mexicanos y sus cuentas secretas en Andorra; con ramificaciones en bancos de Madrid de dudosa honorabilidad. Los mismos que auspician al movimiento que postula a Pablo Iglesias a la primera magistratura española. ¿Cómo lograron los Flores evadir los sistemas de seguridad del aeropuerto de Maiquetía con ochocientos kilos de cocaína de alta pureza?

El informe anual sobre drogas del Departamento de Estado indica que Venezuela está entre las veintidós naciones en donde existe mayor tránsito de drogas en el mundo. Asimismo es, junto con Birmania y Bolivia, una de las naciones que no cumplieron con los acuerdos internacionales en la lucha contra este flagelo. El informe, que clasifica a Venezuela como un país vinculado al tráfico de drogas y al lavado de dinero, es publicado cada año por el Departamento de Estado. En esta ocasión coincidió –apenas con una semana de diferencia– con el escándalo generado por la denuncia de la Red contra los Delitos Financieros (FinCEN) del Departamento del Tesoro sobre la existencia de una gran operación de lavado de dinero en la banca privada de Andorra (y su similares de Panamá y Banco de Madrid) que involucra a funcionarios y exfuncionarios del chavismo que blanqueaban dinero.

Es fácil presumir que su falta de cooperación es simplemente para no traerles trabas a los bandos que se mueven con impunidad en territorio venezolano. Un dato sumamente interesante: los sobrinos de Cilia Flores fueron entregados por la DEA a la Fiscalía Sur de Nueva York, el mismo tribunal que tiene años investigando al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y el gobernador de Aragua, Tarek El Aissami, por ser presuntos cabecillas del Cartel de los Soles. Las denuncias fueron hechas por su exjefe de seguridad el capitán de corbeta Lennys Salazar. Supuestamente, Salazar fue testigo de situaciones y conversaciones que incriminan al presidente de la Asamblea Nacional. En concreto, le vio dar órdenes directas para la partida de lanchas cargadas con toneladas de cocaína y ha aportado evidencias sobre lugares donde se almacenan montañas de dólares en efectivo procedentes de ese negocio ilícito.

¿Cuál es la conexión entre los ochocientos kilos de cocaína interceptada en Haití y estos personajes estelares de la revolución? Los Estados Unidos poseen más de seiscientos tribunales que procesan casos narcotráfico y lavado de dinero, sin embargo lo radicaron en el mismo tribunal que investiga a Diosdado Cabello y Tarek El Aissami. Hace unas semanas, la DEA retuvo en Fort Lauderdale tres aviones vinculados al narcotráfico nacional. Se habla de una encarnizada lucha entre carteles de la droga que encabezan los dos líderes principales del régimen venezolano. Son tribus del hamponato que se oculta tras la fachada de un gobierno de malhechores. La revolución predica una transformación social con pulmones ilícitos.

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