Las Pavas en contravía

Las Pavas es un laboratorio social, cuya observación sirve mejor que mil discursos para entender ciertos conceptos políticos

La hacienda Las Pavas es un laboratorio social, cuya observación sirve mejor que mil discursos para entender ciertos conceptos políticos. Los marxistas ortodoxos predican la lucha de clases y creen, con Marx, que "la violencia es la partera de la historia". En cambio, la respuesta del Estado democrático ante los problemas sociales debiera basarse en: 1) la prédica de la cohesión social como principio guía para la solución de cada problema social concreto; 2) tener en cuenta la seguridad como valor fundante de la democracia (en general) y el bien más apetecido por cada comunidad de campesinos (en particular); 3) valorar la confianza inversionista como cuestión esencial para que haya desarrollo agropecuario.

La forma como se ha embrollado el asunto de Las Pavas demuestra que al Estado colombiano le cuesta asumir esos principios doctrinales que he enunciado, antagónicos con los del marxismo. Incluso, hay ministros, como el de Agricultura, que argumentan como el enemigo, seguramente porque han sufrido un "trasbordo ideológico inadvertido".

Entremos en materia. Propongo a los lectores mirar esta emisión del programa Contravía: http://www.youtube.com/watch?v=yiJERtGA_nM. Ahí, Morris, su director, siguiendo las enseñanzas de Lenin, hace periodismo militante.

El programa no es información sobre un hecho social o político; es el hecho social y político en sí mismo: una invasión de tierras grabada para TV. El trabajo periodístico incluye el correspondiente discurso justificatorio del uso de las vías de hecho, adobado con una buena dosis de propaganda antiestatal (discurso contra la fuerza pública y los 'crímenes de Estado') y propaganda anticapitalista (la propiedad territorial es mala per se; de los 'terratenientes' se presume que son todos socios, parientes o testaferros de Pablo Escobar y militantes del paramilitarismo). El video sienta también doctrina sobre que la inversión capitalista en la agricultura es destrucción automática del medio ambiente.

Según los datos conocidos, Emilio Escobar, propietario de Las Pavas, quiso vender su finca porque las Farc le robaron 1.500 reses y amenazaban con secuestrarlo. Asocab (asociación de campesinos del corregimiento vecino) se propuso comprarla. Recabarían, prometieron, el 40 por ciento del precio con oenegés internacionales. El otro 60 sería aporte estatal (Incoder).

De un momento a otro, Asocab, influenciada por sus nuevos mejores amigos, dio un giro de 180 grados. Desconoció los derechos de propiedad de Escobar, a quien comenzó a tratar de mafioso; aseguró que la hacienda les pertenecía por abandono del propietario y que ellos eran legítimos ocupantes desde 1996.
Aseguraron que en el 2006 habían sido despojados violentamente de su tierra por el 'ex propietario', quien pertenecía a un bloque de las Auc. Ante circunstancias tan poco propicias, Escobar se olvidó de Asocab y negoció la tierra con un grupo económico productor de aceite de palma.

Pedro Moreno Redondo, presidente de las acciones comunales de la región, convenientemente asesorado, denunció en el 2009 el desplazamiento forzado de 131 familias. Buscaban dos efectos simultáneos: parar los trabajos de siembra de palma y preparar la invasión (convenientemente asesorada por abogados llegados de Bogotá). La acción ilegal tuvo amplia cobertura (Contravía), apoyo institucional (Cepeda) y asesores jurídicos javerianos. Como se ve en el video, los propietarios también se defendieron. Los asesores jurídicos de Asocab pusieron el grito en el cielo y "la guerra de las clases" está en su fina en la región.

La satisfacción de Cepeda, Morris y compañía no es necesario describirla: saltaba a la vista a cada segundo en el video. Hoy, su sonrisa es un rictus. Moreno, arrepentido, confesó que todo fue una farsa. Ahí va la cosa.

José Obdulio Gaviria
Publicado en El Tiempo, 06/12/2011

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