Lo que puede la diplomacia

Raúl Castro dijo: ”Si el Papa sigue así volveré a rezar y hasta vuelvo a la Iglesia”. Así se expresó en su reciente visita al Vaticano con cuyas palabras uno no sabe si se presentaba como aspirante a converso o como Jefe de Estado.

Más aún, agregó que tenía afinidad con Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco para la concurrencia, en lo tocante a la Compañía de Jesús, porque él, Castro, había estudiado con los jesuitas, cuando era joven. Solo quien ha sido alumno de jesuitas, ahora entendemos, puede ser tan jesuítico en la política castrista: tener a once millones de ciudadanos durante cincuenta años bajo su dictadura familiar, la dirección totalitaria desde un partido que se autocalifica marxista leninista y por ende ateo por principio, por esencia. Y a la postre anunciar su presunto regreso a la Iglesia católica y en simultánea, capitular con su enemigo mortal, el imperialismo norteamericano, los Estados Unidos. Esta es una película de fantasía que nos ha tocado ver en esta época de arrepentimientos.

La familia Castro Ruz tiene origen en Galicia, España. De blanco linaje, el padre de los hermanos Castro, fue propietario de grandes extensiones de tierra, empresario agrícola de la caña de azúcar en Cuba. No olvidemos que Cuba fue la última nación en independizarse de España hacia fines del siglo diez y nueve, muchos años después de haberlo logrado el continente con las espadas patrióticas de Bolívar, San Martín, Artigas y Juárez, para señalar los prominentes. José Martí, héroe independentista cubano, muerto en combate, no alcanza a ver la rendición española en 1898, con ayuda militar estadounidense.

Raúl Castro siempre estuvo a la sombra de su hermano Fidel. Pero la formación política de Raúl es superior, ya que se unió a la corriente comunista con antelación a la revolución de 1959. Fidel tuvo más carisma, mejor oratoria y activismo incansable. Raúl es más ideólogo, domina la estructura militar y de seguridad, es más joven, el heredero perfecto del poder a la etapa senil de su hermano. Ahora llegó el momento del revisionismo. Terminó la larga era del “revolucionismo” de exportación, de las aventuras militares en África y guerrillera en América Latina. Cuba es responsable de armar, entrenar y sostener la guerrilla colombiana, así hoy brinde apoyo para los diálogos con las Farc. Cuba debe ser incluida en las exigencias de reparación a las víctimas al igual que las Farc en materia de justicia transicional. Y lo será con mayor responsabilidad en el presumible proceso de paz con el Eln.

Raúl Castro y Jorge Mario Bergoglio, Presidente de Cuba y Jefe de Estado Ciudad del Vaticano, respectivamente, emplean el castellano, el mismo idioma. Tal situación les permite hablar sin traductores y solo con la presencia del Espíritu Santo, que está de un solo lado. Será muy interesante vislumbrar la conversión de Raúl Castro: pedirá la bendición papal, luego de confesar sus pecados y dar muestra de arrepentimiento. La imperial comunidad de Loyola y el Opus Dei se encargarán de organizar la ceremonia en la plaza de San Pedro. Fidel Castro no podrá asistir por razones de salud o por destinos funerarios.

Las boletas de luneta y primera fila se encuentran agotadas, porque las Farc y el Eln las compraron todas. Quedan las de galería, que por supuesto estarán a disposición del Presidente Santos, su gabinete y el Estado Mayor de la Fuerza Pública. Los cardenales colombianos van por cuenta de Su Santidad. Apúrense señores que la misa va a empezar.

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