Lobos disfrazados de ovejas

La astucia es una característica con la cual deben sobresalir los políticos. Pero un recurso de astucia que es el de esconder las reales intenciones y presentarse con personalidad y programas completamente diferentes a los reales constituye un fraude y debe ser severamente castigado. Una gravísima situación se presenta cuando políticos que tienen una intención malévola se esconden bajo un disfraz benévolo.

Esta es precisamente la situación que actualmente estamos viviendo en Colombia. Sucede que hay una manada de lobos que quieren instaurar un sistema totalitario en este país, el mal llamado Socialismo del Siglo XXI, y sabiendo la aversión de los colombianos por el comunismo, que es lo que realmente pretenden instaurar se presentan ante el pueblo con una aparente loable intención: lograr la ansiada paz en Colombia. En resumen son lobos disfrazados de ovejas.

El lobo alfa de esta manada es Juan Manuel Santos, quien debería ganarse el Oscar a mejor  actor, habiendo logrado la hazaña de presentarse como el abanderado de la continuación de la Seguridad Democrática, cuando en realidad pretendía ser el Kerenski criollo. Es espeluznante como Juan Manuel Santos logró infiltrarse en el uribismo, cuando tenía una larga historia de afinidad con la izquierda y un tremendo error histórico de esta corriente política el haberse dejado engañar tan vilmente.

El Presidente Santos está ejecutando la cartilla del Foro de Sao Paulo para tomar el poder por vía democrática con la finalidad de instaurar una dictadura comunista. El primer paso es presentar un candidato inocuo que engaña al electorado para poder lograr su apoyo, la única posibilidad de ganar las elecciones del 2010 era presentarse como el candidato de la continuidad de las políticas de Uribe y así lo hizo el presidente traidor. Los opositores de Uribe presentan la crítica a la traición como una cuestión personal de éste, cuando en verdad la cuestión es más profunda y más grave: Juan Manuel Santos traicionó no a Uribe, sino a nueve millones de Colombianos que le dieron un mandato y el está haciendo lo diametralmente opuesto.

Acompañan a Juan Manuel Santos en esta en esta tarea de ser lobos y presentarse como ovejas, nada más y nada menos que el más grande cartel de narcotráfico mundial, los criminales de lesa humanidad de las Farc. Pretendiendo querer la paz, se combinaron con Juan Manuel Santos para instaurar unos supuestos diálogos para lograrla, cuando lo que se está haciendo en La Habana es la cesión del poder a la guerrilla, concediéndoles todas sus pretensiones para arrebatarse el poder, entre las cuales está el siguiente paso en la toma del Poder: una Constituyente a la medida de las pretensiones del régimen para lograr instaurarse permanentemente. Es horripilante ver como Santos está tan entregado a las Farc, como  lo demuestran dos acciones simultáneas que hizo esta semana: combinarse con la dictadura venezolana para liberar a unos de los más sanguinarios criminales de las Farc, “el cantante” y llevarlo impunemente a la mesa de La habana y simultáneamente negarle asilo a seis cubanos perseguidos por la dictadura cubana.

Siguen como elementos de la manada de lobos disfrazados de ovejas la jauría de tránsfugas de la U, Conservadores, Liberales y Cambio Radical, quienes a cambio de mermelada aprueban en el Congreso toda la legislación que facilita la transición de la democracia liberal a la dictadura socialista, tal como el marco jurídico de la Impunidad.

Continua secundando a éstos, elementos infiltrados en el sistema judicial, que permiten una justicia torcida hacia los fines de las Farc, encabeza esa pléyade de jueces corruptos que no aplican la justicia verdadera sino la que necesita las Farcel Fiscal General de la República, quien pretende “interpretar” la Constitución a beneficio de esta empresa criminal. Cierro esta lista de lobos disfrazados de ovejas, con el Consejo Nacional Electoral, quien siguiendo el ejemplo del hermano mayor en esta empresa totalitaria, Venezuela, viola la ley como le da la gana con tal de complacer al régimen.

Narrada esta circunstancia de Lobos disfrazados de ovejas al acecho de la democracia colombiana, ratifico mi opinión que las próximas elecciones son trascendentales para Colombia, pues nos estamos jugando la persistencia de nuestro régimen de libertades. Estas no son unas elecciones cualquiera, de la derrota del continuismo del farcsantismo depende la suerte de la República.

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