Los árboles mueren de pie

Casi abruptamente terminó la estación de las lluvias que dejó miles de hectáreas inundadas, pueblos y aldeas bajo el agua de ríos desbordados y los derrumbes en todas las carreteras. Y entró un verano cargado de sol, de luz, de calor y de sofoco. Y con él los incendios rurales, las llamas que consumen los árboles y los yerbales, los bosques y chamizos, la floresta y las praderas. La intensidad del sol seca la tierra y las fuentes de agua. No llevamos un mes de verano y ya se oyen las voces oficiales anunciando posibles racionamientos. Los incendios forestales son provocados unas veces por manos humanas y otras por productos candecentes.

 

El árbol es el ser de la naturaleza más desvalido, más vulnerable, huérfano de defensores y de abogados que impidan su muerte. Cada año desaparecen 11 millones de hectáreas de selva tropical. Hace diez mil años la tierra tenía 6.000 millones de hectáreas cubiertas de bosques. Hoy nos quedan 4.000.- El África está arrasada y continuará ese proceso en el área tropical. La selva amazónica está agujereada por cultivos de coca, pero sobre todo por las empresas madereras que son la peor plaga de los árboles, como ocurre en la selva chocoana y en la zona pacífica colombiana.

 

Los árboles son la expresión de que la vida vegetal llegó primero que la vida animal y la vida humana. Hay gigantes milenarios como el Hyperion de California con 115 metros de altura. Son admirados las secuoyas que están por encima de los 100 metros y con raíces de más de 5.000 años. Los árboles se clonan así mismos como la pícea solitaria en Noruega, con un tronco de 4 metros de abarcadura y 600 años de edad. Los pinos de la isla Tasmania con más de 10.000 años. Pero no se trata solamente de señalar los titanes de la naturaleza. Los árboles que nos rodean, además de los frutales que hacen parte de nuestro alimento, se encuentran el cedro, el guayacán, el pino, el palosanto, el roble, el quebracho, la guadua, el nogal, la quina, el comino, etc. El árbol está unido al destino del hombre. Y si este lo convierte en leña ese será el futuro de la humanidad: leña sin leñador. Los árboles cortados o quemados, así como las demás plantas menores que crecen a su sombra y lados son la extinción de los humanos y de los animales. Los árboles son nobles y amigos silenciosos que nos acompañan desde que éramos una célula al viento y al azar. El árbol es el mejor amigo del hombre…. y del perro. A pesar de las sequías, las enfermedades, las tempestades, los huracanes, las inundaciones y las guerras los árboles aún están ahí. Pero los pirómanos y las hachas, las sierras y los madereros son sus destructores. Los incendios forestales son una manifestación de que debemos defenderlos en tiempos de verano porque ellos velan por nosotros en todas las estaciones, en todos los climas. Los árboles regulan las temperaturas del entorno de tal manera que a más árboles, menos aparatos de aire acondicionado. La tierra será más firme y con menos erosión si los árboles penetran sus raíces en laderas y planicies. Hasta en las ciudades los árboles nos ayudan a protegernos de la contaminación sonora. Cuando un árbol se va, tiene que ser reemplazado por otro, y no por yerba.

 

Un homenaje al árbol de Guacarí, ese titán solitario que vive en la sabana de San Marcos, Sucre. Su figura extensa, impactante y generosa está en la moneda de quinientos pesos. Que quede para siempre en la tierra como en el metal forjado en la moneda.

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