Los frutos de un comunista español en Colombia

El sucesor de Santiago Carrillo y Dolores Ibárruri llevó el proceso de paz a donde está hoy.

Es bien sabido que el entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, impuso un supuesto acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC después de consultar al pueblo colombiano y de que sus compatriotas, votasen que «no» en contra de la línea editorial de todos los medios de comunicación nacionales y casi todos los internacionales. Un «no» contra Obama, el Papa, varios presidentes iberoamericanos y el Rey Juan Carlos a quien el ministro García-Margallo envió a Cartagena de Indias a hacer campaña por el «sí».

De aquellos polvos han derivado los lodos de la hora presente. Porque por más que el presidente Ivan Duque fuese elegido en contra de lo que Santos pactó de espaldas al país, lo cierto es que la Justicia Especial para la Paz (JEP) ha seguido su curso con unos instrumentos cuando menos cuestionables. Esta semana hemos tenido conocimiento de que el fiscal de la JEP, Carlos Julián Bermeo, el hombre que podía perseguir no sólo a los terroristas de las FARC que se habían beneficiado de las dádivas de Santos, sino también a quienes legítimamente habían combatido a esos criminales durante décadas, ha sido detenido por ofrecerse a frenar la extradición del guerrillero de las FARC y miembro designado -no elegido- de la Cámara de Representantes Jesús Santrich, demandado en extradición por Estados Unidos. Bermeo habría pedido medio millón de dólares por su gestión dilatoria. No contentos con eso, días después, la fiscalía señaló que Bermeo está también implicado en hechos de narcotráfico: en una trampa tendida por la DEA se le ve recibiendo fajos de dólares en un hotel donde después fue capturado con sus compinches. En manos de ese tipo ha estado la justicia promovida por Santos.

Y ¿quién fue el ideólogo de este proceso de paz? En ABC hemos hablado de él en varias ocasiones. Se trata de Enrique Santiago, que en 2016 era un abogado y fracasado exdirigente de Izquierda Unida en la Comunidad de Madrid. Santiago se querelló contra el arriba firmante por mis opiniones sobre su actuación en el proceso de paz. Era una demanda, cuando menos, confusa. Porque, como se recogía en la sentencia de la Sección Nº5 de la Audiencia Provincial de Madrid, Santiago actuó como intermediario en las conversaciones de paz «aparentemente por su ideología comunista que pone en boca de otros pero no desmiente (de hecho es dirigente de Izquierda Unida)». Pero Santiago se ha manifestado ofendido por decir que su ideología comunista hubiera sido un factor en su enfoque del proceso de paz. Lo cierto es que la Audiencia Provincial de Madrid archivó su querella el 19 de marzo de 2018 y Enrique Santiago volvió al anonimato del que nunca debió salir.

No le sacó de ese anonimato ni el hecho de que tres semanas después, el 8 de abril de 2018, se convirtió nada menos que en secretario general del Partido Comunista de España, el cargo antaño ocupado por Santiago Carrillo, Dolores Ibárruri o Julio Anguita, entre otros. Éste fue el hombre que orientó el proceso de paz colombiano a donde está hoy. Éste fue el que Santos aceptó como intermediario con las FARC, un intermediario que en realidad era inspirador de los términos del fallido acuerdo después impuesto por Santos y la guerrilla en contra de la voluntad popular. La última gran victoria del Partido Comunista de España.

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