Los globos del presidente de Ecopetrol

El jueves pasado el mercado castigó con una caída diaria del 4,5% el precio de la acción de Ecopetrol, después de que su nuevo presidente, en amplio periplo por medios radiales y escritos, hiciera propaganda de su plan 2020 para salvar la actual crisis de la empresa más grande del país.

Y es que, si como ministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry estaba acostumbrado a echar globos mediáticos sin consecuencia alguna, en la bolsa “nadie sabe más que el mercado mismo” y en lugar de esperanza, el mercado leyó la falta de realismo de su estrategia empresarial: lo de enfocar la exploración en el mar, que es la más costosa de todas, se contradice con el recorte en el rubro de inversión en 25% este año; lo de incorporar 1.700 millones de barriles nuevos en reservas implica casi duplicar las actuales en menos de cinco años, y lo de recortar gastos no se compadece con las consultorías que actualmente cuestan casi un billón de pesos a través de 260 contratos, ni con las caras asesorías jurídicas externas, que facturaron $31.000 millones, a pesar de contar con amplia planta de abogados internos.

Pero la mayor inquietud está en la desinversión de “activos no estratégicos”, como la anunciada venta de su participación accionaria en empresas como la Empresa de Energía de Bogotá (6,87%) en julio próximo o de su participación en ISA (5,32%); la entrega de 234 campos menores de exploración con 72 áreas a cargo localizadas en 15 departamentos, y, aunque se haya negado, la privatización gradual de Cenit (compañía de transporte y logística de hidrocarburos), que es hoy la joya de la corona para Ecopetrol. Sospechoso proceso de desinversión que más parece un desmembramiento gradual de activos rentables al estilo del emblemático caso Nabisco en 1989.

Este proceso de descapitalización, sumado a mayor deuda para este año, es la combinación perfecta para que, con una expansión de la organización de la empresa en paraísos fiscales como Islas Caimán y las Islas Británicas, la junta directiva disponga de lo carnudo dejando sólo cascarón, perjudicando así a los accionistas minoritarios; trabajadores de la empresa; contratistas y ciudadanía en general, que cuando se den cuenta de esta sofisticada operación de desmonte tal vez sea demasiado tarde.

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