¿Los mejores amigos?

Cómo serían de serias las fuentes que le informaron al gobierno sobre el posible atentado al presidente Álvaro Uribe Vélez y al candidato Iván Duque Márquez, que se atrevieron a llamarlos para informarles del caso. No eran simples rumores o invenciones como ocurre con frecuencia, debió ser una fuente de indudable credibilidad. ¿Sería un gobierno amigo como son todos los que tienen representación en el país? O ¿sería un gobierno de alguno de los mejores nuevos amigos que tiene el presidente y que son de su entera confianza y credibilidad? En todo caso es algo que nos tiene que poner alertas y que muestra con claridad la situación que estamos viviendo en este nefasto gobierno.

Estamos a pocos días de las elecciones presidenciales. Esperamos que se respeten las campañas de los distintos candidatos, que se corrijan las prácticas que se vienen aplicando como la mentira sobre uno de los candidatos. Nunca Iván Duque ha afirmado que se aumentará la edad para la jubilación, nunca ha dicho que la pareja no continuará con la partida de la jubilación de su cónyuge fallecido. Y muchas otras mentiras han sido los argumentos de quienes se oponen a Iván Duque y Martha Lucía Ramírez. Cuando no se tienen argumentos se apela a la mentira.

Tal vez el mal ejemplo que tenemos de Juanpa -como le gusta que le digamos- ha propiciado esta perversa práctica. Recordamos cuando dijo que no habría reforma tributaria, que no subiría los impuestos y “le firmo en piedra o en mármol si quiere”. Mentiras, hizo todo lo contrario. La mentira se impone en este gobierno.

Hay varias maneras de ganar unas elecciones: la única limpia, democrática y libre es con el cumplimiento de la Constitución y leyes de la República. Las otras son como las hemos padecido en los últimos comicios: la invención del hacker, Odebrecht que se le devolvió a la campaña del presidente indigno, el fraude en las urnas, en el conteo, en el paso de los resultados a los formularios, en la entrega de tarjetones insuficientes a las mesas de votación, en la suma en los formularios, en votos previos antes de sellar las urnas, en apagones en los puestos de votación y muchas otras prácticas que inventan las mentes perversas de algunas personas. La peor, que la sufrimos en el plebiscito, es el desconocimiento de la voluntad popular al no reconocer y no aceptar los resultados. En este gobierno estamos y, por eso, puede pasar cualquier cosa.

Otro tema: debemos reconocer la forma como EPM ha enfrentado lo sucedido en Hidroituango, no oculta nada, informa con la verdad, atiende primero a los pobladores que puedan ser afectados, desde un principio busca, con expertos, las posibles soluciones. Definitivamente tenemos las mejores empresas del sector público del país. Lástima que nunca han recibido nada del gobierno nacional, por el contrario, este gobierno le ha aplicado impuestos para quitarnos lo que se ha ganado con eficiencia, es una empresa del sector público que se debería tratar como tal.

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