Mackenzie falsea a Duque

Eduardo Mackenzie vive en París pero piensa y escribe todos los días sobre actualidad política. Su libro Las FARC, el fracaso de un terrorismo, es una de mis obras de consulta.

Con Mackenzie se hizo una triangulación de afinidades cuando los acuerdos de paz con las FARC olieron a podrido y encontramos en Ricardo Puentes y su Periodismo sin Fronteras una trinchera, desde la cual ya disparaba Lía Fowler. Allí cumplimos con el No y con millares de lectores que nos buscaron a diario. Pero así como los médicos pueden contagiarse del virus que intentan curar, los periodistas pueden acabar conspiranoicos, como mis compañeros, que inventaron el espanto y luego se lo creyeron.

Nos dividió la preferencia por el candidato a la presidencia de 2018, cuando Iván Duque tomó ventaja sobre los demás e hizo saltar de sus cabales – de sus cabales- a un grupo de carnetizados del Centro Democrático que convirtieron al partido en nido de calumnias y mis compañeros de pluma violaron el lindero entre periodismo y novela.

Acostumbrados como están, a construir historias desde la conjetura, levantaron, con lucubraciones dialécticas de periodismo investigativo, una mole de sofismas, para atacar a Duque.

Iniciaron Ricardo y Lía exhibiendo una antigüedad escrita en la primera juventud de Duque, cuando criticó la postura del General Bedoya en una coyuntura y contexto ajenos a los de hoy. Luego Lía, lió con aguja de enjalma un comentario académico de Duque sobre la tesis económica de Soros y cosió una fantasía para hacer del senador un comunista y par de Santos. Teoría de icopor que se recibió alegremente en el campo fértil del CD desde donde los crédulos la amplificaron intentando que se desconfiara de quien más confianza inspira.

Eduardo Mackenzie había sido más mesurado, incluso tomó distancia de Ricardo y de Lía cuando con conjeturas parecidas y suspicacias de calendario turístico, acusaron a Julie Huynh, la francesa que murió en el atentado del Centro Andino de Bogotá, como culpable de los hechos.

Por eso me sorprendió su artículo de esta semana “Curiosa política agraria de Iván Duque”. Tendencioso y superficial, que cita por fuente a La Hora de la Verdad, donde Fernando Londoño atizó el micrófono contra Duque y desdice del oficio de periodista y de la imparcialidad que debe, como director honorario del CD.

De dicha fuente, Mackenzie solo podía abrevar tirria, que es lo que destila su artículo. Tragos de la misma chicha.

El alborotono fue esta vez por el “comunismo” ni la “juventud” de Duque, que ya esas ridiculeces se fueron al caño, sino por un trino de su oficina de prensa, con la palabra “gamonales” en lugar de la frase “políticos clientelistas” que fue la usada en su discurso de Ibagué, la semana pasada.

El trino del cuento dice:

“Yo quiero ser el presidente del renacer del agro, de qué nos sirven las propuestas para el campo si las instituciones están en manos de gamonales. Se las vamos a quitar. El sector agropecuario debe ser para el pequeño  productor”.

En el Foro de Ibagué Duque dijo:

“Yo quiero ser el presidente del renacer del campo colombiano (…) De qué nos sirven los discursos bonitos del agro cuando vemos que las instituciones del sector están consumidas por el clientelismo. Voy a despolitizar el agro y vamos a tener gente técnica, idónea y preparada y los políticos no serán dueños de ninguna entidad. El sector agropecuario será para el pequeño productor, para los gremios que generan empleo y transformación.”

No dijo gamonales, ¿y qué si lo hubiera dicho? Los gamonales de la clientela a quienes Duque se refiere, son un foco de corrupción. Sin embargo el mismo Álvaro Uribe salió a advertir que el lapsus fue de prensa y esa sola aclaración era suficiente para cerrar capítulo. Lo demás ha sido berrinche y pataleta.

Londoño se rasgó las vestiduras advirtiendo que en ese trino Duque “pretende convertir el campo en un centro de minifundios” ¿Alguien puede leer en el trino lo que lee Londoño?

Al contrario. Duque quiere la unidad de los productores pequeños, medianos y grandes del campo. Lo que no acepta es que en instituciones como Finagro, ICA y Banco Agrario, haya más políticos que técnicos. ( https://youtu.be/x2o1z_OAsDc )

Mackenzie por su parte, vio desde esos 140 caracteres que:

“El programa agrario del precandidato es absurdo” y “una tesis de ruptura con los valores del CD”.

Que el trino: tiene “implícita la idea de la expropiación arbitraria. Quiere “quitarle” la propiedad a quienes llama “gamonales”…las instituciones, pero también las empresas, federaciones  y asociaciones privadas de productores, grandes y pequeños. Y finaliza “Es escandaloso oír esas palabras en la boca de un senador del Centro Democrático.”

Perverso Mackenzie. Inventó la idea, inventó y escribió las palabras, las puso en boca de Duque y se escandalizó porque el senador las dijo. Lo peor, la revista del uribismo, Debate, se lo publicó. Perverso también este Centro Democrático.

La palabra es un arma más letal que las balas porque impacta en el cerebro, y la guerra semántica tiene a la mitad de los colombianos pensando que las FARC son angelitos que merecen impunidad. Mackenzie, francotirador semántico, remata: “Esas frases son llamados explícitos a expropiar las “entidades” del sector agrario,  a quitársela a los dueños de entidades…los supuestos “políticos”.

“Expropiar” el término de Chávez y del socialismo lo puso Mackenzie en los labios del mayor defensor de los derechos de la propiedad privada, una trola inicua ¿Alguno de ustedes, lectores, leen en algún sitio del trino la palabra?

Así de falso es el izquierdismo de Duque, que inventaron los mismos intérpretes del trino y fue coreado por centenares de crédulos, con la única intención de dañar a quien tiene, a hoy, la mayor posibilidad de ser presidente de Colombia.

Mackenzie sigue hurgando el trino con berilo de adivinador: ¿Quiere el senador Duque que los gremios se callen? ¿Que no escriban, ni defiendan sus intereses? ¿Que no se tengan en cuenta…por ser forzosamente “politizados” y “clientelistas”? El tufillo marxista que sale de eso es repugnante.

Repugnante es para cualquier lector su retahíla falaz sobre el  trino, no todos los lectores son mentecatos. Pero la tapa la dejó mi admirado periodista para el final, cuando advirtió que:

Para el comunismo “los “gamonales” (la gente adinerada del campo)  son los enemigos del pueblo. Los “gamonales”  colombianos (la mayoría son creadores de riqueza y empleo) son el equivalente de los  kulaks rusos que fueron exterminados físicamente por orden de Lenin primero y por Stalin, después”.

Así Mackenzie cierra, sugiriendo que Duque podría exterminar – matar- á los “creadores de riqueza” si se le elige.

Apague y vámonos. No entiendo como Debate publicó semejante cosa.

Coletilla: Tenemos líder. El presidente Uribe sabe que tenemos que ganar las elecciones de 2018. O nos disciplinamos con su estrategia, o nos perdemos.

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