Mentiras y mentirillas

El pacifismo, la infantil fantasía que ha generado más guerras que paz, se promueve en el país por ingenuos o por perversos que ignoran o escamotean el desbarajuste que se avizora detrás de las negociaciones en La Habana, si continúan penumbrosas y ambiguas.

Algunos “personajes”, se encargan con tono doctoral, de reiterar ideas falsas para apuntalar el negociado de la isla. He aquí cinco de esas mentiras gordas en las que se insiste monódicamente. Dejo a su memoria los respectivos autores:

1. “Ni el Ejército puede derrotar a la guerrilla, ni la guerrilla…”. Mentira bribona. Los terroristas fueron derrotados militarmente en su objetivo de 1960 de llegar por las armas al poder. Aun no se reponen de los golpes aerotácticos, pero como la tarea no se completó y el impulso de la campaña militar se desaceleró, los niveles de seguridad se han deteriorado y las Farc se reorganizan. Están logrando, sin entregar las armas, ganar terreno para acceder al poder e imponernos un régimen de miseria y represión. Derrotados en el campo de combate, vencedores en la política.

2. El conflicto “ha producido cientos de miles de muertos…”. Mentira maula. El 70% de los homicidios en Colombia han sido y siguen siendo producto de venganzas personales, riñas, ajustes de cuentas, criminalidad común, desbarajuste social en una palabra. Y esa estadística se agravará en el postconflicto.

3. “Todos somos culpables”. No me calo ese “pecado original” que nos quieren endilgar a todos los colombianos, igualándonos con los terroristas. Ramplonamente nos quieren bautizar de delincuentes y borrar la frontera entre bien y mal. Inaceptable.

4. “Colombia no será otra Venezuela”. Mentira bellaca. Para allá vamos con petroalumnos chavistas y G-2 cubano infiltrado, pero con la diferencia que Colombia es más violenta y se está polarizando de manera peligrosa. Ahí están los gritos exacerbados contra Uribe en Pereira, azuzados por un profesor y contra Santos, espontáneos, en Cali. Hay crispación social, a pesar de Falcao y Sábados Felices.

5. “No voy a debilitar las FF.MM”. “Las Fuerzas Militares no están en discusión”. Mentiras truhanas que la cotidianidad desmiente. Por eso tienen que andar de batallón en batallón tratando de convencer al pueblo uniformado y, de paso, deteriorando la misión natural del mando militar.

Una mentirilla: “La patada de Mora”. No hay tal. El adusto general está interpretando el guión de su ahora jefe político y continúa arriesgando su prestigio institucional al lado de un gobernante con credibilidad en deterioro.

Nota: es tal la gravedad de la corrupción gubernamental en Brasil, que más de la mitad de los ciudadanos, según una encuesta de la Universidad de Vanderbilt, está pidiendo una intervención militar. No es el caso de Colombia, por donde se mire, ¿verdad?

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