Dentro del derecho constitucional que me asiste, votaré por Óscar Iván Zuluaga. El sufragio es una acción libre que debe respetarse. Así que pierden su tiempo quienes se me van a venir con ofensas y oprobios que forman parte de esta guerra sucia que no va a detener el sentir del pueblo.
No puedo negar que me gustan Martha Lucía y Peñalosa: Son personas serias y preparadas, con propuestas interesantes para este país. Por otra parte, no creo que un segundo mandato de Santos sea lo más conveniente en estos momentos, así lo haya apoyado con decisión y ardentía en su primera candidatura.
Sí, soy uribista a mucho honor y he venido conociendo a Zuluaga en los últimos meses y me han convencido su talante, su probidad, su sindéresis, su preparación, su experiencia y su programa de gobierno en el que retoma buena parte de los postulados de su jefe pero con una personalidad distinta, pues no creo que vaya a ser ni un títere ni una marioneta del ex primer mandatario.
No quiero entrar en la polémica de los hackers, las chuzadas, los J.J. y demás mercenarios que se enredan entre ellos mismos, ni menos en los oprobios, los gritos y las pataletas que a nada conducen.
Estimo que, como yo, el país pensante ha tomado ya una decisión a pesar de la artillería de los dos bandos que no le hace bien a ninguno de ellos ni menos a nuestro país.
Se me antoja que a pesar de todos sus excesos, era mejor la vieja política de la plaza pública, de los discursos ventijulieros, de las banderas ondeando al calor de los vítores, las manifestaciones multitudinarias y el claxon de los carros. Había alegría, música, voladores y uno que otro borrachito y no lo que estamos viendo ahora: Una confrontación emanada del mal uso de la tecnología en un ping-pong interminable, repetitivo y aburridor.
Sí —repito—, votaré por Óscar Iván, quien llegará a la segunda vuelta fortalecido y con inmensas posibilidades de ganar y con el compromiso de que, si la victoria le favorece, llamará al país a la reconciliación nacional, que harta falta nos hace en estos momentos de efervescencia y calor.