No soy enemigo de la paz, sino de la impunidad: padre López

Uno de los más críticos del traslado de Jesús Santrich a unas casa de la Conferencia Episcopal fue el sacerdote Alirio López, párroco de la iglesia de San Ambrosio, en Bogotá.

El padre López le ofreció espacios de espiritualidad a Santrich para que encuentre la paz en el corazón y dijo que no enemigo de la paz, sino enemigo de la impunidad.

EL NUEVO SIGLO: ¿Usted recibió amenazas por las críticas hechas al caso de Jesús Santrich?

ALIRIO LÓPEZ: Esa pregunta no la respondo, me la reservo. Y del tema de Santrich no tengo nada que hablar. Es un compromiso de obediencia. Lo único que le deseo es que encuentre la paz en su corazón y si en algún momento él desea hablar conmigo en un momento de espacio de espiritualidad, cuente conmigo.

ENS: ¿Sus críticas implican que está en contra de la paz?

AL: Usted ha sido testigo que comencé un proceso de paz en el año 1995 con padillas guerra y paz, resocializando jóvenes y todo el tema de desarme ciudadano; cuando recibí más de 16.000 armas de fuego, producto de las jornadas ciudadanas de desarme; cuando desde el Campin, por medio de la pacificación de barras, coloqué un granito de arena para hacer posible la paz. Y estoy dispuesto a ayudar en lo que sea. Creo profundamente que las presentes y las futuras generaciones que no conocen la historia del país deben leer la historia y trabajar por la paz.

Yo no soy enemigo de la paz. Soy enemigo de la impunidad. Soy enemigo del todo vale. Soy enemigo del relativismo. Soy enemigo de la mentira. Y por ende, el imperio de la ley debe prevalecer en el país.

ENS: ¿Cómo resocializar a los excombatientes?

L: La ayuda de la comunidad internacional es urgente.

Lo primero es reconstruir historias. Aquí se está olvidando algo muy importante, que para la resocialización y lograr una vinculación a la sociedad, hay que comenzar a reconstruir historias, porque son hombres y mujeres que por muchos años estuvieron en el monte dando bala, secuestrando, extorsionando y también ellos sufriendo no solamente la inclemencia del hambre, sino la soledad. Primer paso: reconstruir historias de cada uno.

El segundo paso es un proyecto de vida que los comprometa a ellos a sentirse integrantes de la comunidad. Yo pienso por ejemplo en el SENA. Le llegó la hora para que entre a capacitar, entre a formar técnicos, para que entren hacer competitivos.

Lo importante es que el dinero que la comunidad internacional ha dado no se quede en burocracia y en corrupción. Debe ser canalizada a reconstruir historias y proyectos de vida.

Al Gobierno que termina le faltó darle la fuerza al compromiso de llevar a cabo la paz y especialmente la resocialización.

ENS: ¿Cómo ve el tema de la paz con el nuevo Gobierno?

AL: Veo que el primer camino y el primer compromiso del nuevo presidente, con su equipo de trabajo, que será técnico, es el de empezar a trabajar en caminos de reconciliación.

El país clama por la reconciliación. Quedó quebrantado y quedó polarizado. Es un país en el que necesitamos todos -la Iglesia, los ciudadanos, los feligreses, creyentes, los no creyentes- apoyar a Iván Duque para que por medio de ese proceso de reconciliación se puedan encausar todos los esfuerzos para hacer posible que lo que se firmó se haga realidad y entender que la paz no es el silencio de los fusibles, que la paz es compromiso de todos y que el Eln tiene una responsabilidad grande, pero se debe negociar con cese al fuego, y con compromiso de verdad.

ENS: ¿Frente al tema de la JEP, cómo la analiza?

AL: Es importante que entiendan que ellos no son un Consejo de Estado, que ellos no son el tribunal de inquisición, sino que la prudencia, la sensatez y lo que es más importante prime la justicia por encima del derecho, que se haga lo que se tenga que hacer y nunca invadir espacios.

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