NO

Si el tal plebiscito llega a realizarse, mi voto, como lo he dicho en otras ocasiones, será por el NO.

Y digo, si llega a realizarse el certamen, porque confieso que a estas alturas me asaltan muchas dudas, no solamente, porque con el tal proceso de paz no hemos visto más que mentiras e incumplimientos, sino también, porque hay indicios de que los amos, dueños y señores del proceso no quedaron como muy satisfechos con lo anunciado por la Corte Constitucional, y falta ver qué dirán, una vez conozcan la sentencia completa que dio luz verde al tramposo mecanismo refrendatorio, porque en las redes sociales ya circula una declaración del mandamás alias “Iván Márquez”, que fue publicada en las páginas de Ancol, en la que dice, entre otras, que “el plebiscito va en dirección contraria al acuerdo final”.

¿Entonces? ¡Amanecerá y veremos! No se nos olvide que durante años el señor Santos nos mantuvo entretenidos con la inquebrantable promesa del referendo, y cuando menos pensamos ¡zas! lo cambió por el mañoso plebiscito, por aquello de que él es seguidor de la filosofía del “pos ya sabes que yo como digo una cosa digo otra”, de allí que no me extrañaría que nos volviera a jugar sucio y no hiciera consulta popular alguna. Recordemos que según expertos, el presidente puede acabar mandando el acuerdo a Suiza e integrándolo al bloque de constitucionalidad sin más ni más, que fue la posibilidad planteada, por ejemplo, en caso de que en el plebiscito ganara el NO.

A qué vienen, entonces, todos los anuncios de paz que están haciendo por estos días, preguntarán algunos. Pues, a que estamos en la época del año en la que mediante anuncios rimbombantes de paz, se le mandan señales claras a Oslo, a ver si por fin este año le pegan al premio gordo que juega en diciembre. Recuérdese que este ha sido el mandato por la paz, qué digo, por el Nobel de Paz.

Contradicciones, incumplimientos, falsedades, tapujos, etc., común denominador de este gobierno y su adefesio de La Habana, donde lo único que nos ha quedado claro es que quienes han mandado la parada y fijado los derroteros, han sido los narcoterroristas de las Farc.

Los negociadores del señor Santos se han tenido que limitar a conceder todas sus exigencias, de lo contrario, los criminales se les levantan de la mesa. A ellos la tal paz los tiene sin cuidado porque están interesados, única y exclusivamente, en hacerse con el poder y si para ello han de esperar, esperarán.

Finalmente entendí el eslogan por un “nuevo país”. Claro, un Estado carcomido por la corrupción, desbaratado porque están acabando con todas las instituciones, empezando por las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, ajustando el “nuevo país” preámbulo de bienvenida a los nuevos dirigentes políticos. De allí que esto en vez de un mandato, parece una etapa de acople, de empalme con el Socialismo del Siglo XXI.

Entonces, como amo mi patria y sueño con verla algún día en paz, no acepto esta ignominiosa rendición ante un puñado de bandidos de la peor laya, que ni siquiera se han tomado la molestia de pedir perdón, de expresar el más mínimo arrepentimiento por las atrocidades cometidas y de manifestar compromiso con la reparación a sus víctimas, si me dan la oportunidad de votar, lo haré por el ¡NO!

P.S. Nuestro presidente, tan compasivo con los bandidos y tan despiadado con los refugiados que salieron huyendo de la tiranía del amigo y benefactor de su proceso de paz.

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