Nos graduaron de paracos

En el documento firmado en La Habana, que no es la firma de la paz sino un simple adelanto, me doy cuenta de que todos los que no estamos de acuerdo con la entrega de Colombia a las Farc y que no queremos a estos subversivos que han acabado con el país, con el campo colombiano, que han violado a las niñas secuestradas y vinculado a la fuerza niños a sus filas, que han destruido pueblos, que han llenado los campos de cultivos ilícitos, que han envenenado a la juventud del mundo con la droga que producen, estamos calificados como paramilitares o como sus auxiliadores.

Con ese calificativo estaremos sometidos a la nueva justicia que aplicarán los guerrilleros en compañía del gobierno de Juanpa (como le gusta que le digamos). No sería raro que pronto fuéramos a ocupar las cárceles de Colombia ahora cerradas para los peores criminales que ha tenido nuestro país.

Se aprobaron, en el documento firmado, 23 zonas veredales en todo el país donde ha habido presencia de la guerrilla. Me sorprendió que no se tuvo en cuenta una zona muy conflictiva como es el Sumapaz, cerca de Bogotá, donde se libraron grandes combates, sería un estorbo para la capital. En cambio tres en Antioquia, dos en el Tolima donde el gobernador protestó con toda la razón y otras en el país. Reflexionando con tranquilidad, me di cuenta de que para qué si ya tienen a su amigo en el Palacio de Nariño.

Con este gran show en La Habana, que no fue la firma de la paz sino un adelanto a lo que se viene, recordé a un mandatario que, ante uno de los mayores escándalos que se han presentado en el país, dio la orden a sus funcionarios de hacer noticia. Cualquier noticia que fuera, con tal de llevar a la opinión hacia otro tema.

La preocupación por los millones de firmas que se están consiguiendo en protesta por el desgobierno que vivimos, es motivo de angustia para el mandatario. Entonces hay que hacer noticia, y la mejor es hacer un espectáculo que mueva a la opinión internacional y a la colombiana inocente.

Un acto espectáculo con la presencia de presidentes amigos y garantes con toda la autoridad que tienen como el vecino Maduro. En presencia del autor del paredón cubano que no conoció la juventud colombiana engañada hoy con el acuerdo de paz. La firma de un documento que no es el que nos dará la paz, sino el de la entrega de las instituciones a la guerrilla.

La cosa no es sencilla, lo que se viene será grave. Como muestra de lo que pasará en Colombia, transcribo un corto párrafo de la revista Semana que con gran despliegue celebró la firma del documento entreguista. Dice la revista enmermelada “El objetivo del cese bilateral definitivo es terminar las acciones ofensivas entre la fuerza pública y las Farc, pero también las hostilidades contra la población civil”. Lo que se ha dicho: iguales los de la fuerza pública y los subversivos de la guerrilla. Peor aún, como si la fuerza pública atentara contra la población civil como cualquier grupo terrorista. Así tratan a nuestro ejército.

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