Nuevas mentiras preelectorales

Don Juan Manuel Santos hace todo lo posible por llenar, con nubes de humo y globos de helio, el espacio propagandístico a favor de su deslucida candidatura, con anuncios que son meras expectativas, que no son realidades tangibles. Para muestra dos de ellas. Una es la convocatoria de Consejo Nacional de Paz. Otra el diálogo oficial con el Eln. Son trompos que bailan en la mano del gran ruletero que, como buen ilusionista, tiene el escenario del circo presidencial, pero sus trucos son artificiales.

El Consejo Nacional de Paz fue una iniciativa que nació en pabellón de alta seguridad de la Cárcel de Itaguí hace 16 años cuando los dirigentes presos del Eln, Francisco Galán y Felipe Torres, y del EPL, Francisco Caraballo, diseñaron un mecanismo de participación de la sociedad civil en la resolución del conflicto con la guerrilla, de mano de la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia. Cuando el miembro de esta Comisión, Gilberto Echeverri Mejía, fue nombrado Ministro de Defensa en el gobierno Samper, tramitó la idea y después de muchas manos metidas en el tema, logró la expedición de la ley 434 de 1998 que creó el Consejo Nacional de Paz, con sus correspondientes Consejos departamentales y municipales, una estructura nacional que nunca operó, por la complejidad de su formación.Definido como un órgano asesor y consultivo del gobierno nacional, solo ahora es requerido para servirle a la campaña, de manera declamativa, porque solo se reunirá de manera simbólica después de elecciones. Está conformado por 40 personas, de las más diversas condiciones tan difíciles de elegir como de reunir las organizaciones que las escogen de base sindicales, empresarios, negritudes, campesinos, indígenas, oficiales y suboficiales en retiro, magistrados, personeros, gobernadores, etc. La primera y única vez que se trató de hacer funcionar este Consejo fue un desastre por la colisión de intereses. Igual aconteció en las escalas regionales y municipales. El Consejo es llamado expost factum y no servirá sino para figurar en la agenda electoral.

Juan Manuel “El Santo” saca otra carta de la manga ilusionista: conversaciones oficiales con el ELN en un lugar fuera del país (¿Quito o Montevideo?), sin decir quiénes componen el equipo negociador de las partes ni la agenda. Pero hace el anuncio en etapa preelectoral para dar la apariencia de cubrir todo el espectro terrorista que nos agobia. Por supuesto que faltarían las Bacrim. Pero eso está enredado en los 12 millones de dólares de Comba, el traficante, y el asesor JJRendón. No hay nada concreto y verificable en lo del Eln que, a propósito, no firma el comunicado de la tregua temporal electoral, como lo encabezó para la primera vuelta. Es decir, no está en cese unilateral de fuego, pero el Presidente los usa para su campaña.

Queda por comentar el triste y afrentoso episodio de las víctimas, convocadas por la mesa de diálogo de La Habana, precisamente faltando diez días para la segunda vuelta de la elección presidencial. Las víctimas de las Farc, que son la mayoría de las víctimas del conflicto, son manoseadas, usadas con fines reeleccionistas. Es un acto indecoroso, falto de ética y de respeto por quienes deben se arropadas por todos los colombianos, sin distinción de partido o credo político. Pero la mesa de La Habana, con la maniobra explícita de Sergio Jaramillo y Humberto de La Calle, monta un espectáculo vil, para que las víctimas escogidas, planilladas y embarcadas por ellos, aparezcan en el tinglado habanero, posiblemente a desgano de la Farc, que hasta ahora se han negado a reconocerse como victimarios y miran las víctimas como sus colegas del conflicto.

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