Observaciones a unos jugadores de póquero el caso de los tramposos honestos

Parece que todas las revoluciones en la democracia se deben achacar a los demagogos, por su interés en agitar la política en provecho propio: delatando a los ricos, por una parte, y, por otra, concitando a las muchedumbres contra la alianza que han hecho los ricos para defenderse. Aristóteles, La Política

Lo invito al juego de ver cómo se maneja una ‘revolución diferente’ desde La Habana. Buscar en el circo político y empresarial colombiano, a los tramposos honestos quienes, como los prestigitadores de circo, ilusionistas o jugadores de póquer, son los que te anuncian que te van a sorprender o ganar con engaños, tú admites el reto que no superarás si no eres experto, te deleitas o quedas aburrido con el engaño, y te esfuerzas por descubrir el truco, cuando ERES EL ESPECTADOR DEL SHOW; pero no cuando eres el que pierdes el dinero, o pones el cuero para el chicharrón, como los militares, te aumentan el IVA o te birlan la salud, porque la cosa, ahí sí, es a otro precio. ¿Cómo lo hacen? Engañando de muchas maneras tu percepción, política o cotidiana. Describiré algunas técnicas psicológicas para que las apliques al circo que escojas.

CEGUERA ATENCIONAL. Cuando, como en el proceso de paz, nos enfrentamos a un montón de información que nos llega de todas partes, ¿cuánta es verdaderamente útil para lo que nos interesa? Sin embargo, cuando ese ‘interés’ como es la ‘paz’ no se presenta en términos concretos o es dejado a la imaginación de cada cual, se produce una CEGUERA PSICOLÓGICA O DE JUICIO CRÍTICO QUE NO DETECTA LOS CAMBIOS SUTILES QUE SE DAN EN EL ESCENARIO POLÍTICO, PERO QUE SON IMPORTANTES PARA LA PAZ. La prueba puedes constatarla, científicamente, cuando al CONCENTRARSE EN LOS PASES de un partido de básquet, los televidentes no ven un gorila que pasa en medio de los jugadores, como se ilustra en el experimento de Daniel Simons; porque, para identificar, el cerebro no interpreta detalles, sino esquemas neuronales. El experimento ya no sirve para ti, por lo que estás advertido sobre el detalle; tienes que buscar a alguien que no conozca el asunto y ponerlo frente al televisor, sin que sepa nada.

En el Congreso el ‘truco’ se llama meter ‘micos.’ En Venezuela se llama distraer con el tema de la ‘guerra económica’ para esconder la derrota; y en las estafas financieras dejar que Víctor Maldonado nos conmueva diciendo que no es delincuente, que tiene cáncer de próstata, echándole la culpa al liquidador Revollo, mordiéndole el raboa los socios, diciendo que la verdad en derecho está en el papel, todo ello para distraer a dónde se fue la plata del Fondo Premium.

LA CEGUERA A LA ELECCIÓN es la justificación o racionalización de nuestras elecciones. En la edición del 7 de diciembre de El Tiempo, Gabriel Silva Luján en su columna “Las guerras por la paz”justifica con viejas y novedosas conclusiones su respaldo incondicional a la paz. En la página opuesta Jorge Bustamante R., afirma lo opuesto, ilustrando la falta de juicio crítico del gobierno sobre las consecuencias de la firma del papel, en su columna “Las consecuencias políticas de la paz.’

Por otra parte, el PARÉNTESIS DE OLVIDO describe lo que ocurre en una situación de ‘magia,’ ‘juego,’ o política cuando se establece una distancia, temporal o espacial, entre el momento de la trampa, la causa ganadora o condicionante y el de la revelación del efecto, en el juego, o en la vida. La trampa está en las decisiones de La Habana y el efecto en el postconflicto; o en el caso de una mano excelente que le cae al jugador, con el‘juego lento’ a propósito como distractor, que impiden ver las consecuencias o ventajas que se desplegarían en el postconflicto. Lo que va a ocurrir entre esos dos espacios de tiempo nos hará olvidar el meollo. Ese es el truco permanente de los políticos, en la vida cotidiana o el circo. Por ese motivo hay que tomar conciencia de que al llamar a la operación de La Habana traición, o entrega del país, se polariza; en cambio, al describir el truco se ayuda a neutralizarlo. En el caso de La Habana se trata de que no veamos el verdadero almendrón: Que en medio de la excusa de los desafíos del agro, las Farc se instalen con su Terrepaz, amnistiados y con billete en Suiza, en una simulación legal que hemos aprobado en virtud de nuestra estructura política. Un amigo expertome ayudó a ver otros trucos, en el escenario de una partida de póquer aplicada a la política de los diálogos, y en su vida personal.

Moneymaker, cuya madre, una costeña de armas tomar, a quien llamaré Doña Constantina de Las Cartas, me relató la crónica de su afición a la política y el póquer, quien ha hecho del juego una propedéutica para afrontar las complicaciones y misterios de la vida; y, también, porqué es verticalmente fiel a su esposa. Es un hombre de regular apariencia y elegante vestir, como parte de su estrategia de jugador; de gran fortuna, cosa excepcional entre jugadores, lo que me dice que ha sido un profesional de éxito, en el manejo de las cartas y de sí mismo, con quien a veces converso. Conozco el juego, en el cual muchos piden con mente, corazón y sudor la carta ganadora que nunca llega, sino cuando al bendito azar se le ocurre, en el momento menos indicado. Así pareciera ser el proceso de paz. De su parte me dice que casi deja el póquer después de la cueriza que le dio su madre al verlo, de jovencito, demasiado entusiasmado con el azar y la aventura, como resultado de lo que ella consideraba ‘las malas compañías.’ “Tú no eres como el As que siempre gana; mejor te envicias con los libros; la próxima vez que te vea con esa pendejada del póquer, te voy a marcar un par de ases en las nalgas con unos buenos correazos. ¡Qué tal que llegues a ser Presidente y se te dé por apostarte el país o mostrar el rabo como lo hizo Mockus! ” En ese hogar feliz no existía la violencia intrafamiliar, sino la disciplina y su madre era una mujer de palabra. Resultado vital: Me cuenta Moneymaker que por vergüenza machista es fiel hasta morir y sus nalgas las conoce solamente su mujer y la ducha porque no le hizo caso a su madre quienle cumplió su palabra. Sin embargo, Mirta, su esposa, le conoce su habilidad mentirosa como jugador de póquer profesional; y, sabiamente, se ríe, sabiendo cuándo retirarse, como en el amor y en las negociaciones políticas.

Así,mi amigo se volvió lector compulsivo con plata, e investigador de las complejidades humanas; yo apenas tengo una gran biblioteca, pero sin dólares que es lo que mi amigo apuesta en Las Vegas. De sus conversaciones he aprendido mucho por lo que me atrevo a dirigir unas observaciones de aprendiz sobre los diálogos, y desarrolladas con Moneymaker, a nuestro insigne Presidente. Me dijo:

-“Mira, Pedro, debido a que antes de Santos hubo otros presidentes que intentaron negociar con las Farc, él se sentó a la mesa ‘a probar suerte’ debido a la buena mano que tenía; es decir, los logros militares de Uribe. Por el contrario, las Farc NO se sentaron a probar suerte, sino a ganar que es la actitud correcta, profesional, de un jugador de póquer. No tenían otra opción. Además, Santos cometió un gravísimo error. Cuando te sientas a la mesa, descartas lo que no te sirve; eso está bien en el juego de cartas, pero en el REALPOLITIK no puedes descartar a Uribe, como lo hace la pareja diabólica de House of Cards. Uribe, lo quiera Santos o no, es un socio en el manejo exitoso del futuro del país, si es que Santos quiere estar en ese ‘equipo’ y no en el de ser recordado como ‘traidor de su clase.’ Hubiera tenido que haberse sentado primero con él, antes de hacerlo a la mesa. Santos jugó con la típica mentalidad del jugador protagonista del triunfo; pero para el ‘juego’ en el que el país debe ganar, se necesita una mentalidad diferente, la de un jugador de EQUIPO DE ESTADO, cosa que ciertos gobernantes, en competencias partidistas y burocráticas, o con intereses especiales, les queda difícil concebir. El ejemplo lo tuvimos cuando miserablemente deportaron colombianos. Allí BRILLÓ EL PATRIOTISMO. Pero ese patriotismo está ausente cuando se trata de enfrentar a las Farc, el enemigo real de Colombia.

-“Es decir, repliqué, que Santos se equivocó; porque vemos muchos problemas con las Farc.”

-” Y los seguirá habiendo; porque ellos quieren el poder, como sea, a las buenas o a las malas. También hay que considerar que las Farc, acostumbradas a 50 años en el monte, practican lo que llamamos ‘juego lento’. Los jugadores bastante experimentados, cuando tienen una mano de considerable valor y tienen la total certeza de que se trata de la mano más fuerte de la mesa, (en este caso la mano más fuerte de las Farc en muchos años es la de ser iguales al estado) , en lugar de incrementar las apuestas (guerrear) proceden a igualar para no darle indicios a los rivales de la mesa de juego, que en este caso es el país, sobre el valor de la mano que poseen. Porque quieren ganar una gran suma de dinero, o su equivalente, en este caso, el poder político. Sentarse en la mesa, acceder, aguantar vaciadas, críticas, proponer ceses unilaterales, etc. esconde las ventajas del juego largo en el que se van acumulando pequeños triunfos, difíciles de conseguir en un juego corto, como lo quería Santos. Están a la espera de ‘condiciones especiales’ para dar a conocer las verdaderas cartas que, con sus exabruptos, dejan entrever. Mientras tanto han llevado a Santos a la posición de ‘pagar para ver.’ Y ese ‘ver’ es una cosa futura, sin garantías reales, como dicen los banqueros. Amanecerá y veremos, como rogaba un ‘ciego’ lleno de esperanzas, o como un adicto al póquer acostumbrado a perder.

Desesperanzado, y sin argumentos, hice alarde de mi teología vindicadora diciéndole que las Farc se enfrentaban con sus estupideces al ‘Dueño del Juego Eterno’ que también podría ponerlos a dar vueltas en un asador. Mi amigo no se inmutó ante mi mal gusto, por lo que seguí: “Sin embargo,no veo el propósito de las bufonadas y faroles que lanzan con peticiones exageradas. Según entiendo esa es una señal de debilidad en el póquer.”

-Así es. Pero seguramente cuentan con una combinación triunfadora en potencia, con la que manipulan a la opinión, al no darla a conocer, para debilitar a Santos y obligarlo a ceder más. Además, Santos y las Farc siguen el sistema tradicional de los casinos. Párale bolas. Al inicio le pusieron a la opinión pública dos cartas: las conversaciones de Oslo con los desplantes de Márquez y el lugar escogido para los diálogos, La Habana. Esperaron las apuestas de la opinión y las evaluaron. Después soltaron las cartas de los acuerdos a medias, que nadie recuerda, y siguieron evaluando las señales de la opinión como lo haría un buen lector, a través del lenguaje y concesiones o trabas de la mesa. Con ese ‘feedback’ cada equipo ha querido configurar ‘la escalera’ que lo lleve al cielo, para lo que cuentan con los asesores; parece que ninguno de los dos tiene una buena mano. El plebiscito amañado en Colombia, o las votaciones para la Asamblea Nacional en Venezuela, no son para ganar ninguna aprobación o ganar /perder el poder; son un MUESTREO. Es para pagar por ver y medirle el aceite al país, en un escenario más amplio y preciso, que pueda interpretarse como tendencia que pueda indicar si, como está previsto se puede seguir manipulando con diferentes tipos de mermelada para simular una aceptación ganadora/perdedora; es decir, un cañazo. De esa manera podrán saber qué posibilidades tienende ganar o perder en el juego real; si se levantan de la mesa o dejan el gobierno y aquí no pasó nada, según Santos; o para inventarse la modalidad política de la nueva unidad para reconstruir el país como va a ocurrir en Venezuela. Eso es parte de la obsesión por el poder que se manifiesta de parte y parte. Como una obsesión adictiva, en Colombia; o como una necesidad vital de la oposición venezolana.

– Pero no creo que los de las Farc sigan esa modalidad de manera consciente porque no son aficionados al póquer.

-Tienes razón. Pero sí lo son al poder. Por lo que es un asunto difícil de explicar, cuando el poder es una adicción que confunden con ideología. Para eso sirve el póquer, para entender fuera del contexto político. Porque el póquer no es un juego, sino un modo y estilo de vida, y en eso Santos y las Farc se parecen. Mira, a las mesas de los casinos concurren diferentes tipos de adictos: a ganar, (soy uno de ellos, pero manejo mi enfermedad; soy funcional), a perder, mirar, manipular y creerse dueño de la casa; adictos al poder, al sufrimiento o al espectáculo; y a divertirse sin medir consecuencias. Todo eso lo ves en las ideologías políticas.No en los verdaderos movimientos políticos con causas justas, en donde hay mesura, pensamiento crítico, sabiduría, como en las guerras justas de emancipación. Así también es el mundo cotidiano, incluida la política. La adicción no es la enfermedad, sino el síntoma de una carencia esencial que se cura en el país de la honestidad radical, en donde no se puede fingir, ni ocultar nada. Que no se ve en la dimensión de la vida cotidiana, desde luego; pero que influye al que así lo desee, busque y practique, que es una inmensa minoría selecta que está desapareciendo de la faz de la tierra.

-Oye, Moneymaker; me estás resultando más psicólogo que yo. La pregunta es: ¿Cómo podemos ganar el juego de La Habana?

– Se piensa que la clave del éxito en el póquer se puede hallar en factores relacionados con el desempeño personal en la mesa de juego: en la manera en que un contendiente utiliza estrategias o técnicas de juego que nos permitan superar a los rivales en cada ocasión. Sin embargo, la cosa es un asunto de talante personal que no podría ser imitado, pero sí comprendido y utilizado, dependiendo de la clase de contendor que tengas. No es lo mismo jugar póquer con un supersticioso, un desconfiado o un profesional y la clase de juego que se plantea; en este caso, no es lo mismo negociar con una bancada rival en el Congreso que hacerlo con quien quiere quedarse con el poder para instalar un sistema fracasado. No hay garantías, por lo que se tiene que mantener un sistema de verificaciones permanentes. Ese es el papel de la oposición que no se ha entendido.

-Explícame, dame un ejemplo.

-Ok. Las Farc tienen varios talantes, pero hablemos de dos: uno guerrerista y otro sindicalista. Fíjate que en la comisión en donde se plantean asuntos militares, se ponen de acuerdo rápido. El problema surge cuando el gobierno confronta con estrategias de estado a un talante sindicalista con el agravante de estar amarrado por intereses políticos, o de otra clase que ignoramos, además del escrutinio de una opinión. El sindicalista siempre manipula al dirigente burgués con el sentimiento de culpa de ser el supuesto explotador y dominante; el sindicalista se vuelve, estratégicamente, víctima, como lo han pretendido las Farc. Por eso a Santos le han sacado tantas ventajas que las termina pagando el país, no el bolsillo de Santos. Es muy fácil jugar con la bolsa ajena. Si la cabeza de negociación del gobierno fuera militar, percibiría a las Farc como ENEMIGOS TERRORISTAS y no se dejaría enredar la pita. Porque los militares, al igual que el marrano, ponen el cuero del chicharrón de la guerra. Tú no negocias el ponerle fin a un derramamiento de sangre con la mentalidad de sindicalista, sino con la sensibilidad y mentalidad militar FRENTE AL TERRORISMO, aterrizada en la realidad de cómo evitar muertos dejando las armas, con garantías y verificaciones. Así negociaron EE UU e Irán el acuerdo nuclear. Aunque no nos guste su nombre, el que le puso fin al desangre entre liberales y conservadores fue un militar, no un civil. Por eso la gente sospecha de Santos y las Farc, y eso no va a desaparecer con un plebiscito de cualquier umbral que sea. En su columna “Umbral para la paz” Rodrigo Uprimny argumenta sobre el Umbral de Participación (UP) y el de Aprobación (UA); Salud Hernández lo llama el UP ‘el Umbral de Payasada’. Lo que te puedo decir es que la Verdad es UNA. Con la lógica y la razón jurídica puedes demostrar que lo blanco es negro; y sólo los expertos se pillan la manipulación. Pero con la Verdad del Sentir, el fuego quema y el viento acaricia. No pueden hacer las dos cosas al mismo tiempo. Y el sentir sobre las Farc es UNO: rechazo. Y tú ni siquiera te imaginas ser gobernado por alguien a quien rechazas. Y esa es la DEFINICIÓN FUNDAMENTAL de esta negociación: si se les debe dar esa oportunidad o no, a quienes quieren implantar un régimen comunista. Eso no se decide en un juego de póquer político.

– ¿Y qué dicen los expertos del tema?

 Bueno, como en el juego de cartas, los expertos creen que han visto todos los procesos de paz y que lo saben todo sobre las posibilidades legales, como le puede pasar a un profesional del póquer. Sin embargo, el póquer es una cátedra permanente de NO SUPONER NADA, porque el juego se presenta como un encadenamiento de discontinuidades manifestadas en los naipes. La ‘discontinuidad’ en el juego real de la política se llama azar, comunidad internacional, presión, desobediencia civil, etc. Te doy un ejemplo de discontinuidad impresionante en Venezuela: Lilian Tintori. Una protagonista política de talla internacional contra la que no estaba preparado Maduro. Otro: el respaldo militar a los resultados de la votación del D6, forzado por la presión diplomática de EE.UU. (Leer “Divisiones en la cúpula chavista sobre el recurso a la violencia y el fraude” del diario español ABC) En Colombia esperábamos un desastre y no resultó, lo que influye en La Habana, porque ahora los dirigentes intocables de las Farc tendrán que evaluar ese paraíso. La verdadera experiencia en el póquer, como en la política que pretenda erigirlo como paradigma orientador, la tiene quien reconoce que nada está escrito en sus avatares, o cómo se favorece especialmente una manera de acumular vivencias ganadoras del juego, puesto que esa posibilidad no depende de factores como contar con un ‘buena mano’ o frecuentar determinados casinos, amigos, empresarios o presidentes.

Si lo recuerdas bien, Santos creyó que al no cometer ‘los mismos errores’ del ‘juego’ de El Caguán, todo estaría resuelto. Resulta que ningún juego de póquer se parece al anterior, así sea con el mismo contrincante. En el Caguán el talante de los negociadores era diferente al de los de La Habana; y esa pendeja diferencia vuelve al juego diferente. Aquí pensaban que con los ‘duros’ de las Farc no se podía negociar; resulta que los de línea blanda van obteniendo más que los duros. Es la suposición de ignorancias lo que puede matar a un pueblo o envenenar la mejor intención política. Le doy a Santos el beneficio de esa duda.

– ¿Qué diferencias le ves al juego en esta ocasión?

– No conozco el trajín diario de la mesa, pero hay un factor que genera mucha desconfianza. La estabilidad mental del jugador o negociador del gobierno que debe saber manejar las emociones de los otros, como el nerviosismo, el tedio, la frustración, la angustia, el enfado, la ambición, la arrogancia, la cordialidad o el júbilo de los farianos que los lleva a decir pendejadas permanentemente, frente a lo que la opinión y los negociadores del gobierno pierden los estribos; debemos canalizar las emociones que nos producen para evitar distracciones, estudiar constantemente o analizarlos con cuidado para disponer estructuras de comunicación que neutralicen sus pretensiones. Esto no se percibe por parte del gobierno, por lo que las Farc muestran un dominio que a lo mejor no es real en la mesa, pero que no deja de influir negativamente en la opinión. Esa es la estrategia que utilizaba Cassius Clay con Foreman y lo derrotó psicológicamente antes de ganarle en el cuadrilátero. Eso hay que entenderlo, desenmascararlo, pero el gobierno carece de ese tipo de estrategas. Frente a la actitud de arrogancia de las Farc no funcionan ni la diplomacia, ni las declaraciones del General Mora, sino la agresividad en su justa medida, plantarles coraje sin locuras, hacerles sentir que el Estado está en la mesa para ganar, aunque se negocie, entendiendo que no todo es negociable; y haciendo todo eso con astucia para no cometer errores. LA CARENCIA DE ESAS HABILIDADES ES LO QUE HA ENGENDRADO OPOSICIÓN, ADEMÁS DE LAS RAZONES JURÍDICAS Y ÉTICAS ANTE LA IMPUNIDAD PRETENDIDA. No hay enemigos de la paz, sino de las estupideces.

– Bueno y ¿cómo ves a la opinión pública como contendora de las Farc?

– He oído que se experimenta odio hacia las Farc. Eso, en un juego de ganar no es recomendable. Se confía en que ese odio sea suficiente para aunar a la opinión pública y disuadir a las Farc para no hacer tonterías. Pero el ‘odio’ de los soldados profesionales no las ha derrotado militarmente. Más bien, hay que desplegar FORTALEZA MENTAL para plantear una combinación de estrategias con liderazgo, capaz de forzar a las Farc a elegir lo que mejor convenga a nuestros intereses y que esté al alcance de nuestras capacidades para controlar y llevar a cabo; no una paz abstracta. Ya lo vimos en la costa con Char que le plantó al gobierno una exigencia para rebajar las tarifas de gas con Electrocaribe. Santos no pudo ‘leerle’ el juego a Char. Eso es esencial en el póquer y en la política. No sé si fue improvisación del alcalde costeño, pero ese toque no se debe descartar ni en la negociación o el juego. Por otra parte, la mejor experiencia en las partidas de póquer se obtiene como observador tomando una sabia y asimiladora perspectiva y considerando como más valiosas aquellas situaciones de juego donde se presentan errores para comprenderlos, y evitarlos llegado el momento.

-Bueno… ¿Y qué me dices de un posible desenlace de este juego entre las Farc y el gobierno, diferente a la firma de un papel?

-Creo que las Farc tienen un plan B, que no es la guerra. Me lo dice la mamadera de gallo de Timochenko y el ‘cuadrar’ de Enrique Santos refiriéndose a Varadero como lugar de reclusión. No te sorprenda que con la nueva situación de Venezuela, en la que se les va a acabar el paraíso a las Farc, después nos enteremos que muchos capitales ‘golondrina’ de origen desconocido se transfieran a Cuba cuando los gringos y Cuba se pongan de acuerdo en garantías jurídicas para inversiones. Allí estarían las Farc. ¿Pero cuál es el Plan B de Santos? Fuera de que aquí a los niños bien de la política no se les toca, me parece que si la gente se pone seria y al hombre le toca irse a turistear, en caso de no firmarse el papel, pues podría aterrizar en Cuba. Allí, el cambio de un articulito constitucional lo convertiría en Miembro Benemérito de Cuba para poder ser Jefe de Negociación con los gringos y convertir a Cuba en un emporio del dólar; es decir, en un protectorado capitalista y turístico de los gringos, algo parecido a China. Dicen que Santos tiene ‘tumbao’ socialista, además de pinta de Presidente de cadena hotelera que siempre ha sido EL NEGOCIO ESTRELLA de Cuba para los extranjeros. Así Santos realizaría su sueño de vivir como capitalista con los vasallos de un país socialista, como los antiguos reyes franceses, Chávez y Maduro. Pero Maduro se quedaría mirando un chispero porque no será socio, ya que va perdiendo en el ‘casino’ latinoamericano. ¿Será ese el ‘cuadre’ del que hablaba Enriquito? Por otra parte, creo que las Farc son los tramposos honestos que dicen que quieren el poder, nosotros creemos que podremos neutralizarles el truco, y hemos entrado en el ‘juego’ de las apuestas políticas, como Santos.

No sé por qué tengo la impresión de que mi amigo ‘Moneymaker’ conoce a Santos y las Farc mejor que yo.

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