PARA EL 2014 PAREMOS LA EDUCACIÓN PARA LA CORRUPCIÓN, PONGÁMOSLE ÉTICA A LA MERMELADA

Se puede ser antiuribista, pero con estilo; es decir, sin estar atrapado en la voluntad unionista, en la zalamería obligada del círculo social o profesional, del vicio criticón (que es un Pecado Capital no atribuible a Petro), la moda fariana, la religión anti reeleccionista.

Por ese motivo se podrían inaugurar entonces un futuro imaginario de creatividad política poniéndole ÉTICA a la mermelada o haciendo reuniones pensantes para el bienestar de la patria; tendríamos entonces la originalidad de los ‘nerds’ del bien público, el ‘fashionista’ del Gandhi criollo, el ‘loser’ alegre de las candidaturas (que de pronto no es tan malo, porque al decir de Carl Sandburg ser un buen perdedor es aprender a cómo ganar la próxima vez), el intelectual anti Procurador sin ser estúpidamente mamerto, el gay pide votos sin alharacas, el ‘hipster’ saltarín de las opiniones, el ‘emo’ de la languidez verde, el cavernario ‘punk’ del importaculismo no votante, convertido en razón de la ética póstuma de lo posible feliz. Sé que esto se llama soñar; y que no cuesta nada, pero desarrolla el cerebro político con las neuronas de lo posible.

Es decir, seamos creativos con los ‘enemigos’ políticos para que su personalidad no quede signada por su decisión votante, sino por su creativa oposición política, dentro de la ética, que es la verdadera mermelada de la paz. Porque ponerle personalidad, malos hígados, a los votos, fue la moda para inventar la democracia y decapitar a los reyes franceses, pero no podemos seguir poniéndonos las falsas pelucas de magistrados porque tenemos derecho a opinar. Interactuemos con la imaginación. No mendiguemos comprensión política. Encontremos los beneficios de ser diferente. Por eso los jóvenes dicen. ¡Qué mamera! La nostalgia de la pérdida del poder, el despecho de no ser popular ni querido como el antecesor, la angustia de no alcanzar el umbral, son sentimientos políticos normales, parte del crecimiento en el liderazgo que no otorgan en Harvard.

En conclusión, para la paz, para luchar contra la corrupción, la impunidad, no les pongamos a las personas el mismo nombre que a los votos. Porque una cosa es votar sin hacerse respetar, antes y después; y otra cosa es suplir con la violencia y la crítica sin fundamento, nuestra falta de compromiso con el país.

Se puede irritar a la gente para llevarla a la mesa de votación, a oponerse a la destitución, o cualquier nueva disciplina que provoca rabia. ¿Pero se puede llevar a la mesa de votación con una esperanza sostenida y verdadera de que la contienda democrática no es la antesala de la corrupción, o la impunidad, ni su garantía para seguirla disfrutando? Decía al principio que debemos ser creativos para el 2014. ¿Pero cuál sería el objetivo? ¿Puede dársele en Bogotá y el país la vuelta a la torta política de la santidad del nuevo mártir con información verdadera que nos haga recapacitar y ver lo que verdaderamente importa? ¿Por qué nos dejamos robar la certeza positiva de la lucha contra la corrupción para endosársela a la oportunidad política del que supuestamente protesta contra el Procurador, por ejemplo?

La siguiente cita es un ejemplo de lo que es importante; el informe sobre el Índice de Percepción de Corrupción 2012 que dice: Colombia necesita mostrar resultados concretos contra la corrupción.

“Colombia se ubica en el rango inferior de la tabla de calificaciones, ocupando el puesto 94 entre 176 países evaluados. Para Elisabeth Ungar, Directora Ejecutiva de Transparencia por Colombia, los resultados del IPC para el país son muy preocupantes. "Lo que nos muestra la baja calificación de 36/100 es que a pesar de las reformas institucionales para combatir la corrupción, incluyendo la aprobación de nuevas normas como el Estatuto Anticorrupción, aún no se percibe el efecto de estas iniciativas deberían generar sobre prácticas corruptas al interior del Estado colombiano. Hay denuncias, procesos de investigación, nuevas normas, pero se percibe que la sanción no es efectiva, predomina una sensación de impunidad", asegura. Y en el informe del 2013 dice: “Mientras continuemos viendo que hay justicia dilatoria para los corruptos y que los niveles de sanción no son coherentes con el gran daño social y económico, la percepción de corrupción no va a disminuir.”

Ante este informe desolador podría hacer una pregunta dramática: ¿Cómo se educa para la corrupción? Pensemos en cuál es nuestra reacción ante las siguientes noticias como ‘indicadores’: Se reparte la mermelada, ¿Qué pasa? Nada. Se utiliza la ‘maquinaria’. No pasa nada. Y cuando se recoge en los medios la prueba de lo que es innegable, entonces, por ejemplo, Semana dice: “Nunca antes el país había conocido el contenido del supuesto computador de la Secretaría General de la Casa de Nariño. Para muchos no era más que un mito el hecho de que una persona, cercana al mandatario, incluyera toda la información en un equipo sobre los compromisos políticos del gobierno de turno con congresistas. Desde tiempos pretéritos se ha hablado sobre el asunto. Pero sólo hasta ahora, por cuenta de la supuesta información anónima que llegó a las manos del uribismo, el país conoce este tipo de información. Por ahora se analiza su veracidad.”

El minimizar el delito obvio es el primer paso en la ‘educación’ para la corrupción. Ese primer paso lleva a que se acepte como moneda corriente el delito, cuando se habla de ‘maquinaria’ como algo normal, pero se pone el grito en el cielo cuando se ven palpables los resultados de la maquinaria. Eso se llama hipocresía.

Y no pasa nada porque a la gente no se la convoca alrededor de la solución de problemas democráticos, sino para votar y supuestamente solucionar esos problemas. Pero cuando se presentan las soluciones reales no estamos educados para evaluarlas desde su efectividad, sino desde su impacto político. Y cuando se las evalúa desde su efectividad, se demeritan.

La corrupción no se resuelve en las urnas. Se resuelve con el castigo drástico de la ley, el apoyo a esas acciones, la educación desde la temprana infancia, y la decisión de cambiar y enderezar los renglones torcidos de la plana porque, de pronto, empezamos a madurar por la reflexión o los trancazos. Esto lo sabemos ¿pero hemos organizado ese saber hasta convertirlo en una disciplina de pensamiento y acción? Se emiten códigos de ética en todas las instituciones del estado, pero ¿se entrena a las personas y se les supervisa con un seguimiento institucional y estructurado para convertir esos bellos propósitos en un buen gobierno real?

No lo creo, pues no está en el currículo ciudadano; y para ese curso, desafortunadamente, solo existe el ‘diploma’ de reprobado, pues no se visibiliza al buen ciudadano o funcionario que es la anónima mayoría. Pero digamos que alguien decide empezar a estudiar la posibilidad de enderezar la plana. ¿Qué hacer? Trabajemos un ejemplo.

Para el caso, comenzar con una buena definición de corrupción política: “En términos generales, es el mal uso público (gubernamental) del poder para conseguir una ventaja ilegítima, generalmente secreta y privada. El término opuesto a corrupción política es transparencia. Por esta razón se puede hablar del nivel de corrupción o de transparencia de un Estado o los que negocian con él, agrego. El ejemplo.

El sábado, 28 de diciembre de 2013 Alfonso Monsalve S. denunció: “UCD víctima de todas la formas de lucha” “Desde la recolección misma de las firmas para inscribir las listas de Senado y Cámara, así como para inscribir la candidatura de Oscar Iván Zuluaga a la presidencia por Uribe Centro Democrático, comenzó el acoso de las Farc y la indiferencia del gobierno a las denuncias que este movimiento y los ciudadanos han presentado.Hay ya lugares del país, como denuncia el ex presidente Uribe, en los que las Farc han comenzado a amenazar de muerte a quienes no voten por el actual presidente, Juan Manuel Santos y están levantando un “censo electoral” para asegurar en las regiones en las que hacen presencia -como el departamento de El Putumayo y el Cañón de las Hermosas, para sólo citar dos sitios de nuestra geografía- el mayor número de votos posible para el actual presidente.”

Digamos entonces que el Estado decide no permanecer indiferente y ponerse del lado de la ley. ¿Qué sería lo siguiente? Estudiar las consecuencias positivas y negativas. ¿A quién se favorece al hacerlo o no hacerlo? ¿Apoyar la leyfavorece a la oposición del gobierno? Sí, y también al gobierno; por lo tanto a Santos. ¿No apoyar la ley a quién favorece? A las Farc y por lo tanto va en contra de Santos.

¿Cómo se verá el escenario anterior en el corto y mediano plazo histórico? Reforzará la versión de la subversión de que los ‘enemigos’ del estado no tienen oportunidad política; por lo tanto iría contra el proceso de paz.

Oímos hablar a menudo de la institucionalización, la institucionalidad y sus contrarios; pero no se nos dice cómo se produce la una y cómo la desinstitunalización se establece como un hongo cancerígeno. Yo diría quela institucionalización ética para la vida del Estado significaría la existencia práctica, impulsada por un liderazgo visible y efectivo, de un sistema incorporado formal y explícitamente en las prácticas gubernamentales y conocido por la ciudadanía. Teniendo esto en cuenta Internet nos ofreció el “Código de Ética y Buen Gobierno de la Presidencia de la República.” Encontré lo siguiente: Principios y Valores. Principios de Buen Gobierno: Nos comprometemos a una gestión pública efectiva sustentada en los siguientes principios: Compromiso con la prosperidad social. (¿Por qué no se habla más bien de resultados que son la prueba del compromiso?) Transparencia. (El resultado del informe del 2013 no arroja ningún avance en la lucha contra la corrupción.) Cero tolerancia con la corrupción. (¿Qué significa el computador de la Casa de Nariño?) Equidad. Pluralismo. (¿Solamente para las Farc?) Eficiencia y eficacia. Austeridad. (¿Qué pasa con el estado derrochón?)

De los Principios de Ética Pública destacamos: “Evitamos toda situación en la que los intereses personales directos o indirectos se encuentren en conflicto con el interés general o puedan interferir con el desempeño ético y transparente de nuestras funciones. ”Preguntamos: ¿Tuvieron las conversaciones de paz un inicio transparente, y por qué su desarrollo se mantiene en un cuasi secreto? ¿Está en conflicto la aspiración a la reelección de Santos con el interés general de una paz con justicia? ¿No condiciona la reelección de Santos los resultados positivos, para el país, de esas conversaciones cuando las Farc no quieren reconocer a las víctimas ni pagar cárcel?

De los Principios de Comportamiento, destacamos: “Reconocemos que sirve bien al gobernante quien le dice la verdad.” Preguntamos: ¿Por qué califica de enemigos y buitres a quienes le dicen la verdad?

Las observaciones hechas corresponden a una verificación sencilla sobre la ética que se proclama y no se cumple. Somos conscientes de que el proceso de institucionalización ética en las organizaciones del estado es una tarea en la que intervienen muchos elementos que deben considerarse para tener éxito y contribuir al fortalecimiento de una cultura ética nacional, lo que es un trabajo arduo de largo aliento y que debería ser no solamente un enunciado, sino una política real. En este caso hablamos de un elemento, el principal: el liderazgo del Jefe de Estado que debería ser su propósito para el 2014.

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