Participación Política de las FARC: Un globo que se desinflará

La anunciada participación política de las FARC tiene más visos de propaganda política que de un verdadero avance en las negociaciones que adelanta con el gobierno claudicante de Juan Manuel Santos.

Joseph Paul Goebbels, el Ministro de Propaganda e Información de Hitler estaría muerto de la envidia ante la pantomima que gobierno y FARC montaron en La Habana.

Son resultados “positivos” y “reales”; “sería irresponsable sacrificar la mayor oportunidad de paz que ha tenido el país” afirma sin gangosear el Presidente Santos.

“Se abre el camino hacia la paz” sostienen otros; “es un paso histórico” y “nunca habíamos llegado tan lejos para conseguir la paz” vociferan los más entusiastas del comité de aplausos.

Un verdadero espectáculo de luz y sonido, un festival de ilusiones que tiene como telón de fondo la dramática realidad de una violencia ejercida sin contemplación por las FARC en distintas regiones del país.

El vestido fue diseñado a la medida para rescatar a Santos del pantano de su impopularidad. Las FARC le hacen el favorcito para que intente un segundo periodo y todos, juntos y felices, puedan seguir conversando por cuatro años más en La Habana o en cualquier otro país que no sea alcanzable por la Corte Penal Internacional.

Examinando el documento sobre la supuesta participación política no se encuentra nada nuevo bajo el sol: 1) garantías a la oposición, se viene planteando por los colombianos desde hace más de cien años. 2) consejos para la reconciliación y convivencia, carreta 3) circunscripciones especiales para zonas bajo control de las FARC, su equivalente las “republicas independientes” recibirán garantías especiales para su protección 4) Organización y cambio del régimen electoral, seguramente para que se permita el proselitismo armado de las FARC, 5) circunscripciones especiales de paz para garantizar que las FARC integren el Congreso, siempre se han propuesto y nunca se han concretado ni funcionado.

En realidad el punto dos era el costurero de la negociación; sobre la participación política se podía decir todo y no decir nada al mismo tiempo, no hay nada en concreto, simplemente luces artificiales para animar la borrachera del auditorio.

La almendra, la esencia de una negociación con cualquier aparato ilegal armado está en la entrega de las armas, en su sometimiento sin impunidad y en la reparación de las víctimas.

Estos temas todavía no se abordan y cuando lo hagan se convertirán en un autentico calvario para los negociadores del gobierno y para todo el pueblo colombiano. Salvo que Juan Manuel Santos tenga como objetivo claudicar y rendirse cobardemente ante las absurdas pretensiones de las FARC, situación en la cual debería ser juzgado junto con las FARC por traición a la patria.

El objetivo central de las FARC, cuenten o no con el apoyo de los colombianos, es obtener el poder total, con su propio Ejército, bajo su propia concepción atrasada del mundo y de las cosas. En este sentido las FARC no han cambiado ni nunca lo harán y no haber identificado esta realidad desde un principio implicara un costo muy alto para todos los colombianos y en especial para el gobierno Santos.

Si la discusión sobre los dos primeros puntos (todavía con acuerdos parciales) ya completa un año, los otros cuatro puntos de la agenda, muy seguramente, requerirá de tres o cuatro años. Para entonces el globo de la participación política de las FARC se habrá desinflado por completo.

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