Petro, Uribe y Santos

Petro va a dejar la ciudad como dejó la senadora Wilches su oficina: asolada, devastada, derruida… con la autoestima por los suelos, después del enorme esfuerzo que costó levantarla con Castro, Mockus y Peñalosa.

“Quizás su compromiso en la lucha contra la corrupción no era tan profundo, no estaba cimentado en valores con los cuales él estuviera profundamente identificado, y todo estaba más ligado a temas de coyuntura política y a la construcción de su propia plataforma como parlamentario y líder político”, dice Carlos Vicente de Roux al referirse a Gustavo Petro en reciente entrevista. Palabras exactas y rotundas.

Y ese pensar solo en sí mismo, su megalomanía autoritaria y demagógica, le ha costado a la ciudad un daño muy difícil de reponer. Petro va a dejar la ciudad como dejó la senadora Wilches su oficina: asolada, devastada, derruida… con la autoestima por los suelos, después del enorme esfuerzo que costó levantarla con Castro, Mockus y Peñalosa. La senadora se lo llevó todo: tapetes, guardapolvos, lavamanos, inodoro, bombillos…; en fin, no dejó nada. Petro, por su parte, no hizo nada y, además, dejó robar a sus familiares políticos y el resultado es el mismo: no quedó nada, sumándole a ello lo que se llevaron los Moreno y sus bandidos. Y ya van tres alcaldías arrasadoras. Algo similar a lo que hicieron en Venezuela sus correligionarios bolivarianos. La negligencia, la sordera, el ensimismamiento y el autoritarismo suelen producir tales resultados.

Eso en cuanto a la política local; en cuanto a la nacional, celebro la llegada de Uribe y su séquito al Congreso. ¡Quién creyera que lo estoy afirmando! Y lo reitero: si bien no comulgo en nada con las políticas del expresidente y sus 19 disciplinados mosqueteros, aplaudo los vientos de trabajo, trabajo y trabajo que están entrando por las ventanas de los recintos parlamentarios. No me cabe duda de que, o los demás congresistas se ponen las pilas y trabajan (lo que nunca han hecho), o se los devora la bancada del uribismo.

En cuanto a Santos, me parece que le falta mucho de lo que tienen nuestros deportistas, que lo han logrado todo a pesar de Samper, Pastrana, Uribe, Uribe II y Santos, bajo cuyos gobiernos nacieron y se criaron. En su gobierno todo parece quedar siempre pendiente y el tiempo pasa inexorablemente. Embadurnado de ‘mermelada’, se resbala en todo lo que acomete. Gobernar, que etimológicamente significa pilotar un barco, es algo que se hace tomando decisiones audaces en momentos en que no se puede consultar o darles gusto a todos los marineros.

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