¿Por qué nadie quiere con la Farc para estas elecciones?

Mientras los demás partidos hacen alianzas, esta colectividad parece estarse quedando sola.

El partido Farc se está volviendo ‘el patito feo’ al que, por lo menos públicamente, muy pocos movimientos políticos quieren tener cerca en medio de las movidas que desde hace varias semanas se vienen haciendo en las colectividades de cara a las elecciones locales de octubre próximo.Precisamente este jueves se inician las inscripciones de candidatos para los comicios del 27 de octubre y los partidos ya empiezan a revelar lo que será su estrategia para recibir el favor ciudadano, anuncian la entrega de avales y se concentran en establecer acuerdos para establecer alianzas con otras colectividades que les permitan llegar más fortalecidas a las urnas. Pero hasta el momento muy pocos quieren estar en el baile con la Farc.

Este miércoles la candidata de la Alianza Verde, Claudia López, descartó tajantemente que el hoy partido político Farc sea incluido en la coalición de centro izquierda conformada por el Polo Democrático, Colombia Humana y el movimiento Activista, que busca quedarse con la Alcaldía de Bogotá.

"Estamos los que estamos, estamos los cuatro. Lo digo con claridad y con todo respeto, esta es una coalición de la ciudadanía, esta no es una coalición de los radicalismos ni de los extremos. La Farc nunca ha sido invitada a esta coalición, no hace parte”, expresó López, en diálogo con Blu Radio.

A comienzos de año fue el Centro Democrático el que salió a decir que el partido no hará coaliciones con aspirantes del partido Farc en ninguna parte de Colombia.
La precisión se dio a raíz de un informe revelado a comienzos de año por Noticias Uno. En la grabación se ve al excombatiente Pastor Alape con miembros del Centro Democrático, sin embargo fue el propio expresidente Álvaro Uribe el encargado de rechazar de plano una alianza con el partido de la exguerrilla.

El rechazo a tener el apoyo de la Farc ya se había vivido hace un año en las pasadas elecciones presidenciales. En esa oportunidad el entonces candidato Gustavo Petro fue claro en afirmar que “la Farc no apoya a Gustavo Petro”, mientras que el exnegociador de paz Humberto de la Calle fue claro en afirmar que “cada loro en su estaca”.

Habla Farc

Esta situación evidentemente ha creado profundo malestar en los líderes de la exguerrilla, quienes dicen sentirse exluídos por las fuerzas políticas.

"No se puede ser consecuente con la paz cuando se busca excluir del escenario político de unidad con los sectores alternativos al partido surgido de un Acuerdo de Paz”, manifestó el senador de la Farc Julián Gallo, conocido como Carlos Antonio Lozada. El líder de esta colectividad Rodrigo Londoño, conocido como 'Timochenko' , dijo  en una carta pública  que "el aislamiento político no es democrático".

Por su parte, el candidato de la Farc al concejo de Bogotá David Florez preguntó:  "¿Cuál es el tipo de proyecto unitario que debe construirse en Colombia, uno que excluye a un partido naciente de un acuerdo de paz?".

"¿Cuál es el tipo de liderazgo que requiere el cambio? ¿Aquel que es capaz de decir lo que sea con tal de ganar votos? ¿Aquel que reproduce desde un los partidos tradicionales un discurso de exclusión? ¿aquel que cuando está en espacios de gobierno reprime la protesta social?", manifestó Flórez

Uno de los pocos escenarios en los que este partido ha tenido cabida es en la llamada ‘Convergencia Putumayo’, una alianza de movimientos alternativos como el Polo, Mais, Verde, Aico, la Farc, Colombia Humana, y sectores sociales de los indígenas y los docentes, cuyo propósito es armar un bloque común que los lleve a ganar la gobernación de ese departamento.

Las razones

Es claro que en este panorama electoral, y cuando el acuerdo de La Habana apenas está en implementación, para muchos sectores políticos el apoyo de la Farc es más lo que quita que lo que pone, sobre todo cuando episodios como el de Jesús Santrich, quien asumió su curul en el Congreso a pesar de tener abierta una investigación por supuestos hechos de narcotráfico cometidos después de la firma del acuerdo, han generado amplio rechazo ciudadano.

El pasado 12 de junio, cuando Santrich llegó por primera vez a su curul en la Plenaria de la Cámara, varios representantes del Centro Democrático, el Partido Conservador, Cambio Radical, ‘la U’, Colombia Justa Libres, el Movimiento Mira y buena parte de los sectores alternativos cerraron filas para rechazar su presencia. Esto obligó a suspender la sesión.

Otro hecho, según los expertos, es que los miembros de la Farc, como lo dijo en su momento el expresidente Juan Manuel Santos, “cometieron el gravísimo error político de mantener el nombre” con el que fue reconocida esa organización cuando actuaba como guerrilla.

Esto provoca que, a pesar de que muchos miembros de este grupo han cumplido con lo pactado en La Habana, la sociedad y por tanto los sectores políticos los siguen asociando a la guerra.

El profesor Miguel Jaramillo Luján, magíster en Gobierno y Políticas Públicas, y asesor en mercadeo político aseguró que es claro que ese grupo “no puede negar su vínculo como un ejército irregular que cometió muchas atrocidades”, pero en ese tránsito de la vida armada a la civilidad “tienen que acercarse de nuevo a la ciudadanía, donde tienen que replantearse desde sus íconos, su denominación y la experiencia sensitiva que generan”.

Lo mismo piensa Alejo Vargas, docente de la Universidad Nacional y analista político, también considera que mantener el nombre de Farc no es lo mejor políticamente y que si bien, "las sigla tiene un factor de recordación entre los electores, va a ser mayor el factor de rechazo".

A esto se suma que figuras históricas de la organización como Iván Márquez, e Paisa, y Romaña aún no han comparecido ante la justicia para la paz a contar la verdad de lo sucedido en el conflicto, que es lo mínimo que le pide la sociedad a los miembros de la organización.

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