Preocupa politización de la policía

La historia nos recuerda las épocas horribles en las que la policía “civil” actuaba de acuerdo con los intereses partidistas del gobierno (departamental y municipal) de turno y cómo fue semillero de conflictos políticos. La policía de la guarnición de Bogotá se sublevó el 9 de abril de 1948 (las primeras armas de fuego de esa revuelta salieron de la Tercera División de la Policía). Hubo que disolverla. El mismo 13 de junio de 1953, en el que el general Rojas Pinilla dio el golpe de Estado contra el gobierno de Laureano Gómez, dictó un decreto mediante el cual la policía entró a formar parte del Comando General de las Fuerzas Armadas -antes Fuerzas Militares- adscrito al  entonces Ministerio de Guerra.

La Policía Nacional actual “es un cuerpo armado permanente de naturaleza civil” como lo define el artículo 218 de la Constitución. Su  contribución en la lucha contra la subversión ha sido vital y es bien sabido que la Operación Fénix, en la que se dio de baja al terrorista “Raúl Reyes” en Sucumbíos, Ecuador, provino en gran medida de la inteligencia desarrollada por la Policía Nacional, con un alto grado de profesionalismo.

En la coyuntura actual mientras que a la mayoría de la población, según encuestas, no la conmueven las conversaciones de La Habana, el tema de la “seguridad” (el atraco, el paseo millonario, el robo de celulares, los homicidios etc.) es su más grande preocupación.

Por esa razón el presidente Santos quiere mostrar su interés en resolver ese problema y ha ideado el Ministerio de Seguridad Ciudadana -cuyo proyecto de ley ya fue radicado en la Cámara por el representante Augusto Posada-. Ese proyecto, que sustrae la Policía del Ministerio de Defensa y la pasa al nuevo Ministerio, ha sido calificado por el Cuerpo de Oficiales en retiro como “innecesario, nocivo, inconveniente e inoportuno que traerá consecuencias profundamente negativas para la seguridad de todos los colombianos”, según carta enviada al Presidente el 27 de mayo pasado.

Agregan los oficiales “que la alianza estratégica que más ha contribuido a la seguridad de nuestra nación, ha sido la que se ha dado desde 1953, entre la Policía Nacional y las Fuerzas Militares, la que se rompería con la separación de Ministerio” y que “dividir esas fuerzas con una incierta decisión… puede constituir un regreso al pasado con nefastas consecuencias”.  En resumen, lo que preocupa a los generales es que se regrese a la politización de la Policía. Yo comparto esa duda porque me parece que, claramente, lo que se pretende es acomodarse a una coyuntura política, sin analizar los efectos. Si lo actual funciona bien ¿por qué cambiarlo?

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Coda uno. En mi artículo pasado el diablillo de los talleres me cambió “Reelección” por “Relección” y a “Gigantes y Cabezudos” les quitó las mayúsculas.

Coda dos. Me dicen que en las decisiones que se estudian sobre los taxis de Eldorado hay intereses económicos particulares y no el interés general. Los monopolios no son buenos.

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